miércoles, 20 de febrero de 2008

Casi Yo

Calculo que soy un quinquenio mayor que Casi Yo. Lo calculo a ojo de buen cubero porque me suena que el mismo año en el que yo terminaba la carrera en junio él la empezaba en octubre. Y en aquel tiempo Periodismo, llamado Ciencias de la Información, te llevaba cinco años. Bueno, el caso es que ahora me doy cuenta de que allí empezaron mis desencuentros con Casi Yo. Él llegaba a Pamplona justo cuando yo emprendía el vuelo profesional por otros aires.

Le conocí muchos años después, aunque no sabría precisar. En algún encuentro profesional, claro. Me hizo mucha gracia, siempre, el uyyyy con que se rozaban nuestros nombres. Así que, mientras yo estaba fuera de Pamplona, él se movía por aquí, dando clases en fcom y demostrando con sus columnas la excelencia de la prosa: es columnista de Nuestro Tiempo desde 1998, y él lo cuenta muy divertido aquí. Está claro, entonces, que como docente no llegué a conocerle, pero me creo a pies juntillas lo que Ander dice de él: que era, y es, un profesor como la copa de un pino; el profesor. Pero como columnista sí lo tenía enfocado. Desde su Vagón-Bar nos regala cada mes párrafos como éste:
Dicen que los jóvenes prefieren el otoño y los viejos el verano. Falso. Los jóvenes siempre han preferido el verano, que es como ellos: lleno de luz, quizá excesiva, porque apaga los colores y los matices. Es un poco chillón el verano. Le falta esa gracia serena, reposada y profunda que tiene el otoño. Casi sólo huele al requemado de un sol inclemente que dibuja separaciones demasiado lineales, increíblemente nítidas, cuando concede la misericordia de unas sombras. El otoño, sin embargo, hasta ese punto se muestra modesto: incluso las fronteras de luz y sombra son en él menos contundentes, menos afrentosas, más comedidas y amables, más tenues. Porque es la estación más sabia.
Bueno, pues volviendo a los desencuentros: que cuando yo volvía a Pamplona de mi voluntario destierro, en 1997, Casi Yo tenía listas las maletas para volar a su querida A Coruña. Hola y adiós, como quien dice. Yo a fcom y tú a California. Y hoy es el día, diez años después, que sigo recibiendo correspondencia que es suya y me consta que a él le atribuyen batallitas que en realidad libré yo. Por supuesto que, lejos de ofender, es para mí un honor participar de este totum revolutum.

Ahora hace un tiempo que no lo veo, más allá de algún cruce fugaz, desde que en ¿2005? formé parte del equipo de consultores que ayudó en lo que pudo y en lo que supo a hacer algunos arreglitos en sus periódicos de A Coruña y León. Y va el tipo y me escribe hoy, junto a otros destinatarios de su mieditis, pidiendo consejos porque se acaba de comprar un blog adosado, con vistas. Que dice que tiene uno muerto de risa desde 2006 pero que ahora, a éste, le va a intentar dar de comer a menudo para que no la palme. ¿Consejos? Casi Yo, si es que con el nombre de tu columna y tu blog me lo pones sobre raíles: ¡Que no seas vagonazo!

La blogosfera es más rica hoy con la llegada de Casi Yo. ¡Ah! Y con la de Javier, que aún está amueblando su ático, pero sin hacer ruido, porque este hombre es tan bueno como silencioso. Mal, Javier, mal. Este mundo virtual necesita de gente con talento y que lo muestre y que lo grite, que grite más que esa tropa bloguera empeñada en cortarnos la lengua española y que encima cada vez tiene más reclutas.

Esta semana puede ser perfecta para el espacio sideral de los blogs si, como promete, el remolón de MAJ se lanza de una vez y da la cara, que para luego es tarde. Dice que solo le falta el título y se me ocurren varios, pero no pienso decírselos, hala. Bueno, vale, yo creo que le cuadran muchos porque siempre está enterrado bajo montañas de periódicos: Entintado. O Rotativo. O Majnetoscopio. O Majenta. O Majade… no, éste mejor no. Ya está: Majismo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

MAJadero.

Anónimo dijo...

Gracias, Casi yo. Procuraré seguir tus consejos. Abrazo enorme. Paco

Unknown dijo...

¡Blog para Maj! Yo me uno a la plataforma de apoyo al blog MAJísimo!

Anónimo dijo...

El blog de Maj va a estar majanudo, majetes. Va a ser un punto de referencia para todos nosotros. Al tiempo
Spider

Anónimo dijo...

Gracias, Paco. Hasta ahora no había leído tu comentario. Convendrás conmigo que en un ático no cabe demasiada gente. Las reuniones concurridas hay que organizarlas en buen adosado. O en el collado de Artesiaga.
Javier

Paco Sancho dijo...

Depende, Javier. Yo descubrí el sentido del espacio y sus posibilidades al ver el camarote de los Marx. Creo que lo escribí, pero lo reescribo: mi padre se moría de risa en el momento en que la manicura le preguntaba a Groucho que cómo quería las uñas, y él le respondía: "Tirando a cortas, que aquí empieza a faltar espacio".

Pero Artesiaga... sí, también. Ahora que hemos bajado, lo voy a contar y otra vez sales. Prepárate.