domingo, 30 de noviembre de 2008

Guarradas a medianoche

Para asistir al monólogo de Buenafuente en la cada vez más tardía medianoche según La Sexta hay que pagar un peaje. El gran catalán que casi no ejerce de tal, y eso hay que agradecerle, nos dice bienvenidos a los que nos tronchamos con él, pero primero hay que pasar por taquilla. Yo casi solo veo la tele a esas horas, y poco, pero es por él. El monólogo del otro día sobre la victoria del equipo español frente al argentino en la Copa Davis es, o debería serlo, de los históricos para envejecer en la teleteca.
Pero entre los arranques y los monólogos de la medianoche, la cadena tira una publicidad que, según deben asesorar los aviesos asesores a su presidente Milikito, mejor encaja con la población que a esas horas esperamos la buenafuentada: dos vecinitas que se lo montan en un hotel y podemos mirar por la rendija, dos tipos de picoteo y hasta unos mangas verdes, que debe ser por lo de a buenas horas.
Emilio Aragón, que era payaso, ahora manda en una tele donde las buenas series se diluyen entre pitos y flautas. Será el peaje de la concesión. Al parecer, lo importante es tener una televisión y luego, si eso, ya pondremos en marcha el proyecto para el que la queríamos. De momento la parrilla está llena, o sea que a comer y no me seas tiquismiquis o parecerás un carca, tú.
[Actualización 23:55: como ya ocurriera con la campaña contra la pornografía infantil, algunas de las primeras visitas a esta entrada han estado protagonizadas por gente que le pedía a Google vamos a mirar guarradas, en mayúscula. Cosas veredes.].

viernes, 28 de noviembre de 2008

75 años sintonizados

La gran noticia de la semana ha sido la celebración del 75 aniversario de la llegada a Navarra de este gran invento llamado radio. Una emisora pionera, hoy integrada en la Cadena SER, fue la primera en ofrecer información y compañía a toda la sociedad navarra en 1933. Hoy, 75 años después, las emisoras se multiplican y se han diversificado para ofrecer todo tipo de información, todo tipo de opinión, todo tipo de música.
Sanseacabó Nº 35, semana 48 de 2008, emitido por 98.3 Radio






miércoles, 26 de noviembre de 2008

Periodistas vanidosos

Hay periodistas defensores de la libertad que ahora reclaman un control de la libertad. Son algunos de sus guardianes que durante años se han beneficiado del favoritismo que les dio la potestad de pontificar desde un púlpito excluyente, mientras millones de ciudadanos tenían que hacer lista de espera, y rogar, hasta que se dignaran publicarles algo, siempre y cuando, por supuesto, juzgaran desde su orgullosa y fatua atalaya que fuera de interés público. Me estoy refiriendo a una cuadrilla numerosa de prepotentes periodistas que dejaron de serlo cuando se fundieron y confundieron con la empresa que les ingresaba los cheques y a la que había que defender a muerte, en una militancia incomprensible e incompatible con el libre ejercicio de la profesión del periodismo. El periodista, cierto es, debe fidelidad a su empresa y, si no a amarla, por lo menos se compromete a protegerla hasta que el contrato los separe. Pero de ahí a ser querubines con gaita que soplan al oído de su becerro de oro va un abismo. Groucho lo decía en broma, pero algunos lo siguen de veras: "Estos son mis principios; pero si a usted no le gustan, tengo otros".

Cuando vino internet, la mayoría de estos orondos prebostes que comandaban poderosas redacciones la aceptaron como el fariseo que da migajas al pobre en el patio trasero. Pero luego, al percatarse de que tras su inofensiva apariencia se adivinaba un futuro imparable, movieron sus piezas para echarlos y quedarse con la idea o, mejor, con el desarrollo de la idea en la que nunca han creído ni entendido. A todos se les llenó la boca de integración, convergencia, multicanal, interactividad y multimedia sin haber aprendido todavía a hacer un powerpoint decente o a descolgar un teléfono si no pasa por centralita. El sonido de la caja registradora les guía, la adulación a su SA es su norte y piensan que sin sus ideas, dogmas y doctrinas la sociedad está perdida. Son faros regalados por la providencia para protegernos de nosotros mismos, que somos unos inconscientes.

Pero ahora, cuando sus chalupas de caña hacen agua por meterles fuerabordas sin leer siquiera las instrucciones, se ponen a gritar advirtiendo a los paganos sobre los peligros que corre la libertad de expresión sin control en el océano de internet. Y lo gritan convencidos, aunque nerviosos, porque siguen pensando, hoy como ayer, que los paganos son tontos, que no saben distinguir la verdad de la mentira ni al bolero del periodista integral. Siguen confusos porque llevan años, a lo peor, creyéndose que lo que ellos divulgan es necesariamente la verdad, porque por algo venden mucho y alimentan las tertulias de su cadena. Siguen convencidos, a lo peor, de que todo lo que ellos han publicado o consentido que se publicara era la verdad y solo la verdad, sin obedecer nunca a intereses bastardos. Ah, y de izquierda a derecha, que lo mismo da a la hora de repasar la nómina de los periodistas vanidosos que nunca han tenido que rendir cuentas más allá de a su consejero delegado.

El problema, para ellos, no es la libertad, sino quién la administra, y quien debe administrarla debe ser, claro, el que está en posesión de la verdad, o sea, ellos. Y como la cosa se les escapa de las manos, los nervios crecen. ¿Será por su desinteresado amor a la verdad, a la libertad, a la independencia y al bienestar de la sociedad a la que con tanto sacrificio llevan años sirviendo? No: es por su miedo a navegar por estos mares desconocidos que ya les va dejando con sus vergüenzas a sotavento y la bodega menguada. Pero cuidado, que no hay nada más peligroso que un jabalí herido.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Cómo ganar lectores jóvenes en tiempos de crisis

Los pícaros son captores de fortunas desde siempre. Siempre me ha llamado la habilidad de quien es capaz de escribir un libro sobre cómo hacerse millonario para hacerse millonario a costa del que quiere hacerse millonario. Porque si yo supiera cómo hacerme millonario con las quinielas lo último que haría sería escribir un libro sobre cómo hacerse millonario con las quinielas. Esta plaga de curanderos negociantes se extiende por todos los ámbitos, obvio, y hay quien se ríe de que haya gente con mal de amores que siga picando el anzuelo del charlatán que le promete que su amado se rendirá, siempre y cuando abone la consulta en la que que le recomienda quemar tres azafranes en noche de luna llena y con un gato pardo delante.

El pícaro charlatán del periodismo lleva tiempo ofreciendo soluciones milagrosas para esos editores que se sienten víctimas del mal de ojd, los mismos que pican este anzuelo después de haberse burlado del chamán de rebajas en la teletienda de madrugada. El charlatán del periodismo monta una turné sobre Cómo ganar lectores jóvenes en tiempos de crisis y tiene el aforo asegurado. Es que a un editor le juntas ganar, lectores y crisis y se pone como una moto, el pobrecico. ¿Y que de qué hablan los chamanes del periodismo en semejantes charletas? Qué más da, si todos han venido y han pagado. Si ellos tuvieran una fórmula, aunque solo fuera una, para luego la iban predicando. Con llenar sus cuartillas de topicazos y pólvora mojada acerca de los gustos juveniles y perfiles sociológicos que se sacan de la manga, asunto resuelto: textos cortos, lenguaje directo, coleguismo, intereses cercanos, despliegue gráfico y otras gaseosas componen el menú de estos parásitos que succionan al editor estresado, que sigue igual que antes, menos la factura más IVA del consultor del pies para que os quiero.

En el congreso de Zaragoza, sin embargo, nos vino a refrescar la mañana Peter Leijten, un periodista sorprendente que dibujó soluciones ciertas y activas frente al tétrico escenario que minutos antes había compuesto Simon Kelner, director y editor jefe de The Independent. Peter es editor de nrc.next, un diario holandés que ha nacido del que parecía atrofiado NRC Handelsblad con las ganas y el objetivo de ganarse al público joven. Hace cosa de dos años y medio que esos dolientes editores del NRC se dieron cuenta, ¡al fin!, de que los viejos lectores se les morían sin que se produjera un relevo generacional. O sea, percibieron lo que aquí siguen sin ver muchos editores de-los-de-toda-la-vida: esquela publicada, suscripción perdida. Y se inventaron, con la ayuda de un puñado de intrépidos periodistas de su tiempo, una fórmula tan práctica como sencilla: incubarse en el periódico madre, a modo de suplemento, hasta dar el salto y cortar el cordón umbilical.

La gestación de nrc.next, según desgranó Peter Leijten, se alimentó de mucho sentido común: en primer lugar, no tratar de imbéciles a los jóvenes a base de contenidos artificiales y alejados de sus intereses reales; y en segundo, no intentar ponerle puertas al campo de la juventud, esto es, no ponerle fecha de caducidad a un segmento social en el que caben desde imberbes hasta calvos. Factor común para emisores y receptores: el gusto por el buen periodismo, el periodismo de utilidad, el periodismo de explicaciones, el periodismo que ayuda a desenvolverse en la vida diaria. Los jóvenes holandeses, sin edad, se desayunan con el nrc.next para saber qué les tiene reservado el día, porque el periódico se adelanta y no cuenta lo de ayer sino que explica lo de hoy. Resultado: ventas que van para arriba y que se acercan a los setenta mil ejemplares diarios... y que ya está en beneficios, tan solo dos años después. Y algo muy, muy importante: muchos nuevos lectores de este diario antes no compraban ningún periódico.

La experiencia exitosa del nrc.next es una realidad latosa de tragar para los agoreros del futuro del papel. Y una realidad sonrojante de lo que se puede hacer con buen periodismo y poca charlatanería para los vendedores de humo que, claro, terminan provocando el cáncer en sus ilusos clientes.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Octavos Encuentros Quintos

El compromiso del reencuentro rara vez pasa del repetitivo "a ver si nos vemos". Nadie tiene la culpa pero la vida nos va disparando a los cuatro vientos y, por mucho que me digan, no habrá red social, comunicación virtual ni 3.0 que supere al abrazo, al beso, al cosquilleo que entra cuando el de enfrente es de carne y hueso y no un emoticón. Cuando estamos juntos nos queremos con premura porque un absurdo reloj nos marca y ordena que se hace tarde, así que el amor que sentimos y el tiempo invertido en conjunto no es pleno porque enseguida vendrá el adiós. Será por eso que nos besamos a toda prisa y con ruido.

Cuatro primos hermanos Sancho, los que nacimos el mismo año y desde entonces nos quedamos con lo de quintos, dijimos un día basta y decidimos, como buenos maños de cuna, que la sociedad nos ganaría la guerra pero no las batallas. Y así es como desde hace dieciséis catorce años, con un par, nos propusimos que el "a ver si nos vemos" se elevara a la categoría de orden y nos encontráramos, fijo, cada dos años: bienalmente, uno de los cuatro en rotación se encarga de organizar la cita y todos acudimos como locos, hasta el extremo de que la siguiente generación (next generation, que dicen los que van de tontos del cool) es la que más nos arrea para que la cita sea innegociable.

Nos hemos vuelto a encontrar, el 8 y el 9 de noviembre en Zarautz, y han sido tantas las risas y los besos que lo de la lubina y el chuletón fueron lo de menos, aunque también.

Qué bueno es quererse y cuánto cuesta a veces proclamarlo, pero nosotros lo hacemos. Y qué.


Reportaje gráfico: Ana López Senosiain, Bártel Frontera Sancho, Paco Sancho Crespo y Paula Sancho López.

jueves, 20 de noviembre de 2008

PORNOGRAFÍA INFANTIL NO


Paidófilos sebosos que matáis armados con ratón

Ojos llenos de chispas alegres y brillo inocente
Repletos de futuro, repletos de presente,
No tenéis alma al pinchar en busca de porquería.
Oliendo a pedoboy o husmeando entre lolitas
Generáis asco que llega al límite del vomitón,
Rabia inmensa y hasta animan las ganas infinitas
A soñar con vuestro pronto y definitivo apagón.
Falsos humanos sois pero verdaderos demonios
Intentando matar el futuro de los ángeles
A cambio de saciar vuestra basura interior.

Intentemos entre todos un cibermundo superior
Noble y libre de pretendientes de preteens,
Fumigado de buscadores perversos de angels,
A salvo de tarados que teclean boylover o girllover,
Nauseabundos cuatreros del verdadero amor.
Tachemos boyboy, feet boy y hasta childlover
Incluso de la mente para que un definitivo fin
Le llegue al canalla que nos roba lo de más valor.

Niños sin infancia son futuro sin esperanza,
Obligados a rendirse antes de entrar en batalla.

20 DE NOVIEMBRE, DÍA UNIVERSAL DEL NIÑO.
PORNOGRAFÍA+INFANTIL=NO.
PAS DE
PORNOGRAPHIE IMPLIQUANT DES ENFANTS.
PORNOGRAFIA+INFANTILE=NO.
PORNOGRAFÍA+INFANTIL=NÃO.
PORNOGRAFÍA+INFANTIL=NON.
HAUR+PORNOGRAFIA=EZ.

PORNOGRAPHY+CHILDREN=NO.

martes, 18 de noviembre de 2008

El espejismo del Indy

Hay que reinventar los diarios, sí, pero hay que hacerlo, como mínimo, con el mismo ímpetu, coraje, creatividad y optimismo como el invertido por ese puñado de intrépidos periodistas, comandados por Javier Errea y Álvaro Gil, para organizar los congresos ÑH. O sea, con pocos duros y mucho talento. Y mucho trabajo, de ese que en segundos se escurre entre los créditos del final pero que encierra una montaña de horas, un giga de correos y un router de llamadas y gestiones, de sonrisas sinceras y otras forzadas porque hay que plegarse a las exigentes tonterías de algún divo o arrancar una rebajica en el hotel. Hay que trabajar, vamos, con premeditación y tozudez en lo que se quiere y en lo que se cree.

En Zaragoza, en la quinta edición del Congreso ÑH, lo mejor del diseño periodístico de España y Portugal 2008, hemos cumplido el principal objetivo, que era pasárnoslo en grande, vernos, cotillear y, si eso, hablar algo de periodismo entre descanso y descanso. Como ya publiqué el programa dos entradas más abajo, me ahorro repetirlo, pero refresco que entre los ponentes no había nivel sino nivelazo. Y ahí empezaron mis problemas porque, salvo honrosas excepciones, el ambiente discursivo enfilaba hacia un resignado pesimismo sobre el presente y futuro de los periódicos, hasta el extremo de que, en algún momento, me acordé del tipo que se cayó de un décimo piso pero que cuando iba por el quinto tranquilizó a los presentes con un "por ahora va bien". Sospechas, pues, de que cierta sílaba del título del congreso ('Reinventar los diarios') corría peligro.

Y tuvo que ser, que ya es, uno de mis ídolos el encargado de romper el hielo. [Tiro por la culata: me dejó helado]. Simon Kelner, el director y editor jefe que hizo del británico The Independent un referente de creatividad, que arriesgó y ganó con nuevas fórmulas en el día a día a lectores nuevos y fidelizó a los viejos, vino a decirnos que sí, que hay futuro para los diarios, pero... convertidos en grandes almacenes donde la información se deja en la planta de saldos. Kelner fue muy hábil dibujando el mapa de los problemas pero preocupante apuntando soluciones. Los periódicos (¿alguien lo dudaba a estas alturas?) necesitan nuevos contenidos que gusten a los lectores, tienen enfrente a los gratuitos y a internet, acusan la crisis económica y emplean a mucha gente para hacer un producto al día, con mucha tecnología pero poca evolución en el proceso y el contenido. Vale, vale. ¿Y? Pues que ahí empezó el tembleque. Para Kelner, los diarios tienen futuro porque así se demostró el día de la victoria de Obama, cuando los periódicos dispararon sus ventas (lo cual, me lleva a pensar, sería un dato para tener en cuenta si las elecciones en Estados Unidos fueran semanales). Y siguió aportando actuaciones puntuales y de mercadeo que poco tienen que ver, en mi opinión, con los problemas que arrastra la prensa. De acuerdo, las portadas son un buen escaparate, y no digamos regalar cedés, pero me da la impresión de que son soluciones a lo sísifo, las que ya aplicábamos en la prensa de los noventa y hasta hoy. Maquillaje, peluquería, modelín pijo pero ni hablar de dieta sana, rica y equilibrada en el contenido. En dos palabras, pre ocupante.

Menos mal que el siguiente invitado, Peter Leijten, editor de nrc.nxt, un periódico holandés hijo del yayo NRC Handelsblad, vino a devolvernos el optimismo y a abrirnos de verdad nuevas ventanas a los contenidos en busca de lectores jóvenes y cultos.

En este momento de su narración, Paco Sch... vio aparecer la cena e interrumpió discretamente su relato.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Recuerdo de Zaragoza

Colección gráfica personal del ÑH5ZARAGOZA. V Congreso. Lo Mejor del Diseño Periodístico. O Melhor do Design Jornalístico. España&Portugal 2008. Las fotos en mayor resolución para ver y copiar están en este álbum de Flickr.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Vamos a reinventar los diarios

Si en Washington van a refundar el capitalismo, pues nosotros vamos a reinventar los periódicos. Esta tarde se levanta el telón, en Zaragoza, del 'V Congreso ÑH, lo mejor del diseño periodístico de España y Portugal 2008'. Por delante, un programa que se intuye de interés y que nos llevará hasta el viernes por la noche, cuando cerraremos el encuentro con una cena por todo lo alto y la entrega de premios a los ganadores de esta edición, entre los que por primera vez en mi vida me encuentro mencionado por un trabajo para fcom. Qué ilu.

Entre otras intenciones, vamos con la voluntad de transmitir en directo vía Twitter algunas de las sesiones que juzgamos más apetecibles. Pero ya veremos, porque yo propongo y Sam dispone. Para los interesados, éste es el programa:

Jueves 13 de noviembre:

REINVENTAR LOS DIARIOS
  • Simon Kelner, director general y editor jefe de The Independent, Londres (Reino Unido).
  • Cómo llegar a lectores jóvenes (con el mismo contenido). Peter Leijten, editor de nrc.next, Rotterdam (Holanda).
  • La visualización de la información y el futuro de los diarios. Alberto Cairo, profesor de infografía y multimedia en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Carolina del Norte, Chapell Hill (EEUU).
  • Infografía: hablando con jóvenes (Mundo Estranho). Alessandra Kalko, editora de Arte de Women’s Health, São Paulo (Brasil).
  • Mesa redonda. Intervienen: Peter Leijten, Alessandra Kalko, Alberto Cairo y Carlos Pérez de Rozas. Moderador: Mikel Iturbe.
  • Oliviero Toscani, fotógrafo, Pisa (Italia).
  • Carlos Pérez de Rozas ‘El gran divulgador del periodismo visual’. Reconocimiento a una trayectoria. Semblanza a cargo del periodista y escritor Fermín Vílchez. Coloquio.
Viernes 14 de noviembre:

PROYECTOS DEL CURSO 2007-08
  • Diari de Girona (Girona). Martí Ferrer, jefe de Diseño.
  • Diari de Balears (Palma de Mallorca). Manolo Riera, redactor jefe de Diseño.
  • El Progreso (Lugo). Francisco Trujillo, diseñador de Arcadia y José Manuel Freire, redactor jefe.
  • La Gaceta de los Negocios (Madrid). Eduardo Cruz, director de Arte.
SESIONES TEMÁTICAS
  • Tipografía. Cambiando un clásico moderno. Lo que aprendí de The Guardian. Christian Schwartz, director de Schwartzco/ Commercial Type, Nueva York (EEUU).
  • Fotografía I. Marisa Flórez, editora de Fotografía de El País (Madrid).
  • Fotografía II. El retrato editorial y la edición gráfica. Chema Conesa, subdirector de Fotografía del Magazine de El Mundo (Madrid).
  • Ilustración I. Así veo yo a... Luis Grañena, ilustrador de Heraldo de Aragón (Zaragoza).
  • Ilustración II. La caricatura como retrato periodístico. Raúl Arias, ilustrador (Madrid).
  • Ilustración III. Sin palabras. Sciammarella, ilustrador (Madrid).

domingo, 9 de noviembre de 2008

Voces desde el campus

LAS 10:58 horas del jueves 30 de octubre de 2008, ETA volvió a atentar contra la Universidad de Navarra. Un coche bomba estalló en el corazón de la vida universitaria cuando las aulas estaban llenas de alumnos y profesores, cuando los investigadores desarrollaban su actividad cotidiana en bibliotecas y centros, mientras el personal de administración y servicios desempeñaba su trabajo habitual.

Por un cúmulo de afortunadas circunstancias, la bomba no causó víctimas de gravedad. Sin embargo, el impacto emocional se extendió por los miles de integrantes de la comunidad universitaria. Y aunque ésta era la sexta vez que la banda terrorista pretendía acabar con la Universidad de Navarra, para la gran mayoría de los estudiantes era la primera vez que se convertían en víctimas de un atentado terrorista.

En la Facultad de Comunicación, a escasos metros de donde se produjo la explosión, cientos de alumnos asistían a clase. En menos de un minuto, las aulas se desalojaron y muchos de ellos, junto con profesores, corrieron hacia la columna de humo que delataba el lugar exacto del atentado, en el aparcamiento entre el Edificio Central y la Biblioteca de Humanidades.

A partir de ese momento, sus reflejos como personas y como futuros profesionales de la comunicación afloraron de forma entremezclada. Como no podía ser de otra manera, se lanzaron a comunicarse con sus familias, con sus amigos, a través de todos los canales que hoy ya son de uso habitual: desde la telefonía móvil (en voz y mensajes de texto), hasta a través de las redes sociales, que ya son el club virtual donde de forma habitual y natural se encuentran los jóvenes.

Pero este intenso impacto emocional no les paralizó en su vertiente profesional. De un modo tan natural como espontáneo, los alumnos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra también se pusieron desde el primer momento en contacto con todos los medios de comunicación, nacionales y locales. Prensa, radio, televisión e internet comenzaron a recibir de ellos todos los datos necesarios para componer el relato que informaría, en vivo y en directo a la sociedad española, de lo que estaba ocurriendo en el campus de Pamplona minuto a minuto. Fueron las voces que se escucharon por todos los medios y que demostraron, entre otras muchas cosas, su valía personal y su avanzada preparación como futuros profesionales.

Esta web pretende ser un compendio de ese trabajo realizado por instinto y en situaciones de tensión emocional. Un trabajo que ya es historia por su contenido informativo, pero que sigue siendo presente (y futuro) por lo que significa y por el ejemplo de excelencia que encierra".

viernes, 7 de noviembre de 2008

Un presidente tirando a negro

En lo que al parecer todo el mundo está de acuerdo es en que se vislumbra un rayo de esperanza con este primer presidente tirando a negro, después de ocho años sumidos en lo que todos sabemos y para qué vamos a insistir.

La duda que siempre he tenido, y que se ha acrecentado tras comprobar el interés mundial por estas elecciones, es el porqué no podemos votar todos, o sea, mayormente la humanidad entera, para ver a quién preferimos de presidente de ese país porque, a la postre, se convierte en el mandatario más influyente del globo.

Pero bueno, no, no podemos votar, pero sí apechugar con las consecuencias, buenas o malas, del quehacer del inquilino de la Casa Blanca. Y parece que este hawaiano tan majo, que lleva diez años sin parar de hablar, cae bien a todos, pero especialmente a las abuelas, y todos sabemos que la aprobación de las abuelas es fundamental. Y además, creo que ellas tienen razón: si total, todos lo van a hacer más o menos igual, que para algo estamos globalizados, por lo menos que mande el más majico.

Ese grito electoral demócrata del 'yes we can', que algún gracioso ha traducido como 'ya es fin de semana', encierra esa vaguedad tan característica de toda formación política cuando busca un eslogan electoral. Los demócratas americanos dicen 'sí, podemos', pero no especifican qué es lo que podemos. Es como aquel partido español que se presentó a la campaña electoral con la frase 'seguimos avanzando', pero nunca especificó hacia dónde.


Sanseacabó Nº 34, semana 45 de 2008, emitido por 98.3 Radio






miércoles, 5 de noviembre de 2008

martes, 4 de noviembre de 2008

Acerca del periodista digital [y2]

[...viene de la entrada anterior]

Frente a la pericia tecnológica, y desde mi punto de vista, el periodista digital que triunfará será el que atienda y llegue a dominar por encima de todo estas cuestiones:

1ª.- La selección de los hechos relevantes


¿Por qué? Porque internet se ha convertido en estos momentos en un pozo sin fondo de información, en páginas sin principio ni fin. Y este extremo, que sin duda tiene la virtud de la democratización y la libertad, genera el caos y la confusión en la gran mayoría de navegantes, que no tienen tiempo ni recursos para destilar lo esencial de la información que de verdad les importa.

Decía antes que cada vez son más los navegantes expertos, pero eso no significa que estén dispuestos a invertir su tiempo en bucles de búsqueda sin fin y sin hilo conductor. Además, aunque haya buenos navegantes, sigue siendo gran mayoría los que no aciertan a defenderse con garantías de éxito por un mar de enlaces que, al final, les hace olvidar hasta el objetivo de su búsqueda inicial.


Parece que muchos estudiosos de este tema se han quedado en que lo importante para el usuario digital es esa capacidad infinita de elección. Y creo personalmente que no, que el internauta, al igual que ocurre con el lector de prensa, el radioescucha y el televidente, agradece la guía periodística, esto es, que sean los profesionales de la información quienes le destilen lo esencial de la información. Siempre sobre la base irrenunciable, por supuesto, de la credibilidad, el rigor y la independencia.


El periodista digital tiene la oportunidad –y hasta diría que la misión– de facilitar la labor de selección a los usuarios. Como profesional de la información está capacitado y tiene criterio para hacerlo, pero es que además cuenta con la inestimable ayuda que le ofrece el nuevo medio desde el punto de vista de su interactividad: gracias a ella, los periodistas pueden conocer, incluso en tiempo real, cuáles son los gustos y las preferencias informativas de los usuarios, bien porque se lo hacen saber directamente, bien porque basta con consultar las estadísticas de visitas a los diferentes contenidos que ofrece el profesional o su medio.


2ª.- La jerarquización de la información


Una vez que el periodista digital ha averiguado lo que el navegante quiere saber, el siguiente paso será ofrecerle lo que necesita saber, esto es, los contenidos imprescindibles y valorados por orden de importancia (por supuesto, según criterio que se supone profesional) para que el navegante/lector absorba el máximo de información con el mínimo esfuerzo.

Aquí entra, de lleno, su función periodística: averiguar lo que no sabe... y no sólo en la red, sino acudiendo a cuantas fuentes sean necesarias. Y en esa línea primarán sus fuentes propias y privadas, a las que sólo él tiene acceso. Si así lo hace, el lector agradecerá el enterarse primero de lo que no sabe o no puede saber por otro conducto que no sea el que le ofrece el periodista digital. Esta cuestión se aproxima al valor de la información no como exclusiva (que suena siempre como algo en exceso trascendente) sino como novedad que merece ser divulgada.


A partir de su información, el periodista digital sí podrá intervenir en su faceta más documental, proponiendo a los usuarios con más tiempo o interés aquellos otros recursos que les pueden ayudar: enlaces, en definitiva, a fuentes públicas para todos los interesados. Su misión, aquí, será la de proponer los contenidos por orden de importancia o por criterio temático.


3ª.- La capacidad de profundizar y contextualizar


Yo pienso que uno de los principales enemigos de internet como medio de comunicación está en su interior, en su propio carácter de pozo sin fondo informativo. El exceso o la sobreabundancia de información no significa que la sociedad esté mejor informada. El futuro del periodista digital, en mi opinión, no se basará tanto en sus habilidades técnicas como un su capacidad para transmitir los mensajes de una forma ordenada y sin que llegue a agobiar al receptor de la información.

Las primicias informativas, ahora, tienen muchos medios de salida, y la inmediatez de internet entra en competencia con la de la radio y la televisión. Pero internet, frente a estos dos medios, tiene la afortunada ventaja de que esa inmediatez no está en conflicto con el orden del mensaje, las secuencias, el principio y el fin de la información. Quienes conectan la radio o la televisión deberán tener la suerte de que “en ese preciso momento” se esté dando cuenta del hecho noticioso; pero si sintonizan con el programa comenzado, quedarán sin entender el todo de la noticia y se verán obligados a esperar, cuando menos, al siguiente programa informativo.
En internet, por el contrario, es el receptor de la información quien decide cuándo comienza a recibir la información y hasta dónde quiere llegar, sin que ello esté reñido con el hecho de que el periodista digital, simultáneamente, esté actualizando su información: bastará un simple refresco de pantalla para acceder al último minuto.

Por eso pienso que el periodista digital tiene la gran oportunidad –y en esto se parece a su colega de los medios impresos– de apostar por la calidad frente a la cantidad. Tiene la gran posibilidad de profundizar en la información hasta límites insospechados; puede contextualizar cualquier artículo con antecedentes y consecuentes, analizarlo y ofrecer para ello cualquier valor agregado, desde opiniones hasta testimonios de los protagonistas en cualquier soporte multimedia.


Como resumen de estos tres puntos diré que, como internauta, me haré seguidor de aquel periodista digital que sepa cuáles son mis focos informativos de interés y me los ofrezca; que sepa qué necesito saber sobre ellos y me informe de un modo ordenado y jerárquico; y, por supuesto, que me ayude a entenderlos, no a través de la opinión sino del análisis y la contextualización.


Con estos valores y modos de conducta asumidos, el periodista digital sí que podrá aprovechar las ventajas que le brinda internet y de las que no disfrutan sus colegas de otros medios:

1º.- Un grado profundo y actualizado de conocimiento de su audiencia, que le permite apuntar con mayor precisión a los objetivos informativos.
2º.- La posibilidad de interactuar con su audiencia, de modo que los informados se pueden convertir también en informadores.

3º.- Una autoevaluación constante sobre su eficacia y valía profesional, que puede medir por las respuestas y opiniones de su audiencia, más allá del examen tradicional que hasta ahora sólo competía a sus jefes.


El factor común en estos tres puntos, como puede apreciarse, es la proximidad y la personalización, el contacto con la audiencia que le va a permitir al periodista digital cumplir su misión informativa en el medio digital y que le va a distinguir de sus colegas de otros medios por estas ventajas que se le brindan:
– Su investigación y sus informaciones pueden no sólo ser actualizadas en el momento y en cualquier momento, sino que pueden verse enriquecidas por las aportaciones de los propios destinatarios de la información.
– La forma de relatar (y aquí es donde sí se produce un giro radical con respecto a otros medios) rompe las normas lineales, verticales, y se abre a otras posibilidades más enriquecedoras como son las hipertextuales y contextuales, en versiones espaciales con infinitas posibilidades de interrelación.

– Ya no debe elegir entre el texto escrito o hablado, entre la imagen fija o en movimiento, entre el testimonio sonoro o visual para hacer llegar su mensaje: puede acudir a una mezcla de éstas y otras posibilidades multimedia que mejor se acomoden para alcanzar su objetivo de informar.


Para poder sacar el máximo rendimiento a las posibilidades del medio digital es cuando entran en juego las habilidades y técnicas que debe cultivar todo aspirante a periodista digital (o que quiera mejorar como tal).

En cuanto a la redacción


Sigue siendo la herramienta básica de comunicación digital en su vertiente de medio informativo. Los periódicos en línea, en todo el mundo, son los sitios web más visitados y en el contenido de ellos siempre predomina el texto. El redactor digital debe tener:

Dominio del lenguaje
• Internet ha pulverizado todas las barreras geográficas que hasta ahora limitaban el alcance y la difusión de los medios tradicionales. La audiencia del periodista digital se universaliza y, como mucho, sólo se topa con la frontera idiomática, en nuestro caso el español, que a su vez tiene sus matices y peculiaridades según las regiones.
• Por ello, el periodista digital debe dominar el lenguaje más allá de lo considerado como correcto porque de sus palabras dependerá en gran medida la comprensión de su mensaje por parte de un receptor que ha dejado de ser local y se ha convertido en multinacional. Y, además, el idioma crece en importancia por su misión cultural además de informativa.

Capacidad de síntesis
• A diferencia del relato en un medio impreso, los géneros periodísticos tradicionales están teniendo un difícil acomodo en la red. La lectura, decimos, ya no es “vertical” y por eso un texto largo que obliga a un continuo desplazamiento por la pantalla termina por ahuyentar al internauta porque, independientemente de su interés, cansa a la vista.

• El periodista digital debe aprender a escribir mucha información en poco espacio, y valerse de otros soportes (el PDF, por ejemplo) para ofrecer a su usuario la posibilidad de descargar para imprimir el “texto tradicional” en toda su extensión.


Capacidad de jerarquización

• Aunque las investigaciones en el terreno del lenguaje digital aún son escasas –o, para ser más exactos, están en pleno proceso pero sin conclusiones generalizables–, pienso que es probable que internet resucite la pirámide invertida (ordenar los datos de mayor a menor según su importancia informativa) que en los medios escritos ya se daba por superada.

• El periodista digital debe mantener la tensión de su usuario porque un solo bajón de su interés le puede llevar con un clic del ratón lejos de su alcance... y con pocas probabilidades de retorno. Pero lo hará si sabe que su periodista tiene ordenada y jerarquizada la información.


Capacidad de contextualización

• Las posibilidades que abren los hipertextos no deben utilizarse sin control. El exceso de enlaces, lejos de facilitar la navegación, terminan por abrumar y, como hemos dicho, incluso hacen perder el hilo conductor al usuario.

• El periodista digital tiene que ser capaz de ordenar convenientemente todo el contexto informativo y, siempre que pueda, con sus propias palabras, sin necesidad de acudir a enlaces con terceros.


En cuanto al conocimiento del medio


Dominio de la navegación
• Aunque los periodistas, en general, hayan adoptado internet como una de sus fundamentales fuentes de información, siguen siendo los menos los que saben sacar todo el rendimiento al fondo informativo que almacena. El periodista digital debe ser un experto navegante, capaz de trazar con inmediatez una carta de navegación según la circunstancia. Esto significa que su movimiento por la red debe ir mucho más allá de una buena selección de ‘favoritos’ o del empleo sistemático de un buscador; de hecho, eso lo hace cualquier usuario de la red con cierto interés y pericia. Lo que diferenciará al periodista digital es su “puntería” al acertar en el uso de los distintos buscadores (automáticos o temáticos), metabuscadores y bases de datos –por citar las herramientas que hoy por hoy son las más prácticas– para localizar y servir con tanta prontitud como criterio la información precisa.

Capacidad de organización y distribución

• Ya hemos dicho, pero insistimos en ello, que uno de los grandes enemigos de la red es su infinito contenido que puede abrumar por caótico. El periodista digital está llamado a luchar contra el caos y contribuir, con su propia organización y sistemas de distribución, a imponer criterios de orden.

• El periodista digital que se entrene como organizador y consiga sistematizar su trabajo de un modo fácil y práctico para el conjunto heterogéneo de usuarios verá recompensado su esfuerzo, con toda probabilidad, con la fidelización que conseguirá entre sus visitantes.

• La correcta y práctica organización de contenidos, junto a los métodos que permiten un acceso simple y rápido a los canales de distribución, siguen siendo dos de los bienes más preciados en la red.


Control de almacenamiento y recuperación de información

• El periodista digital debe predicar con el orden de sus materiales: ser capaz de organizarlos por sistemas reconocibles (temáticos, cronológicos, etc.); crear un archivo simple y accesible para todo internauta que desee acceder a su trabajo histórico; establecer un sistema de búsqueda que emplee los menos pasos posibles; proporcionar el material informativo en diversos formatos y plataformas para que pueda ser utilizado independientemente de posibles limitaciones tecnológicas del usuario...


Capacidad de trabajo en equipo con otros profesionales

• El que defendamos que la definición de periodista digital no es la misma que la de periodista multimedia no anula un hecho real: la necesidad, ineludible y fundamental, de que el nuevo profesional colabore de una forma estrecha, como un auténtico equipo, con otros profesionales que intervienen en el proceso de difusión de la información: diseñadores, documentalistas, programadores, técnicos en la producción multimedia...

• Aunque lo anterior pueda parecer una evidencia innecesaria de recordar, pienso que merece la pena insistir en esa importancia del trabajo en equipo porque, desgraciadamente, la colaboración entre distintos profesionales en los medios tradicionales suele brillar por su ausencia. En los periódicos diarios, donde tengo una mayor experiencia, hasta unas relaciones tan elementales como deberían ser las del redactor con el fotógrafo y el diseñador suelen estar presididas por la confrontación en lugar de la colaboración.
Y en el medio digital esa colaboración interdisciplinar va a ser no sólo conveniente sino imprescindible, y el mejor camino para ello es que el periodista digital “aprenda a saber” qué pueden hacer los demás y hasta dónde pueden llegar para que el mensaje informativo llegue antes y mejor al receptor.

En cuanto a la tecnología


Conocer los lenguajes multimedia
• Si no tiene dominio, sí que debe por lo menos entender su funcionamiento y posibilidades informativas. Este conocimiento facilitará su proceso de toma de decisiones para elegir formatos y complementos como parte del mensaje.

Manejo de programas

• Es evidente que si el periodista digital se encarga además de la gestión de sus contenidos, su labor se verá facilitada si domina programas relacionados con el diseño de sitios web y con el protocolo de transferencia de ficheros.

• Estos programas, en los últimos años, están evolucionando al mismo ritmo –o superior– que la propia red. Por tanto, cuando decimos que el periodista digital debe manejar programas relacionados con la gestión digital de la información no queremos referirnos a un software en concreto, sino al funcionamiento general. El periodista debe conocer, antes de nada, su filosofía de utilidad, qué hace y qué no puede hacer, cómo sacarle mayor rendimiento, etc.
Si absorbe esta filosofía será mucho más fácil que, en cualquier momento, pueda entender y manejar las herramientas concretas de que disponga él mismo o el medio para el que trabaja.

Manejo de herramientas para la interactividad

• Las posibilidades de relación fluida entre informador e informado que los medios digitales abren, es una de las grandes bazas de éxito de la red.
Por ello, para que el periodista digital pueda sacar el máximo rendimiento a esta característica, parece imprescindible su entrenamiento en el manejo de herramientas interactivas. Por el momento –es imposible saber cómo será mañana– las más utilizadas son las que facilitan el diálogo emisor-receptor y la recepción de información solicitada –formularios, encuestas–, las que crean comunidades virtuales de participación o las que facilitan al receptor la personalización de contenidos.

Para terminar, me gustaría hacer una reflexión conjunta con todos ustedes. Una reflexión a la que me mueven unas palabras de mi compañero el profesor Ramón Salaverría –director del Laboratorio de Comunicación Multimedia de la Universidad de Navarra–, pronunciadas en el Congreso Internacional de la Comunicación celebrado hace un año en Pamplona. Y cito sus palabras: “En muchas Redacciones se detecta un enfrentamiento soterrado entre los periodistas de siempre, los supuestos guardianes de la ortodoxia periodística y albaceas del periodismo de verdad, y esos nuevos periodistas, recién salidos de las facultades, curtidos con la playstation más que con Cervantes y que, apoyados en sus conocimientos de los arcanos tecnológicos (HTML, FTP, Dreamweaver, Photoshop...) irrumpen a menudo en las Redacciones con cierto ademán de superioridad ante sus predecesores. Y esto no es nada bueno. Ni para unos ni para otros. Para los jóvenes, porque creen que los veteranos no tienen nada que enseñarles y para los veteranos porque su desdén hacia lo nuevo les ha vendado los ojos y les impide ver la emergencia imparable de los nuevos medios digitales. Y es que en el futuro todo lo que no sea periodismo digital, no será periodismo”.

Personalmente pienso que ese futuro exclusivamente digital al que se refiere el profesor Salaverría está todavía lejos. Lo cual no impide que coincida con él en todo lo demás, en el sentido de que periodistas tradicionales y digitales se estén mirando con recelo, cuando no con enfrentamiento, en un mundo profesional que está evolucionando a velocidad de vértigo y que, guste o no guste, está conformando un futuro irreversible.
Y esto es malo, perjudicial para la profesión. Si uno de los componentes que son imprescindibles para ser periodista es la curiosidad, que lo es, creo que cuando menos todo profesional debería asomarse con ella a lo que desconoce de su propio mundo: tanto el joven que ignora los medios tradicionales, como el veterano que se siente mayor para entender ese futuro que ya es presente.

Por eso, hoy como nunca, independientemente del medio, de los métodos, de las técnicas, de las habilidades, de los soportes, lo importante es ejercer el buen periodismo que demanda y merece la sociedad. Y el buen periodismo sólo puede ser ejercido por los buenos periodistas a los que los árboles no les impide ver el bosque; a los que los medios no les impide ver su objetivo: el servicio a la sociedad en busca de un futuro mejor para todos.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Acerca del periodista digital [1]

En noviembre de 2003, hace ahora cinco años, asistí en Quito al Seminario Internacional 'Periodismo digital: un reto en América Latina y El Caribe', invitado por la OEA y el CIESPAL, para hablar ante un auditorio de más de trescientos profesionales y estudiantes de mi querido continente sobre el 'Perfil y retos del periodista digital'. Y hoy, por una especie de calambrazo telepático, me estaba acordando de aquellos buenos días, justo cuando recibo dos mensajes que me refrescaban lo allí dicho y lo oportuno que sería volver a airearlo porque, total, cinco años no es nada y, a la vista de las polémicas que nos vienen ocupando sobre el ejercicio del periodismo, podría dar más leña para el debate. Pues venga.

El problema es que el texto es largo y yo, aquí donde me ven, siento cierta piedad por mis lectores. Así que he dividido la cosa en dos partes para intentar hacerla lo más digestible posible. Vamos pues con el capítulo uno.

Cuando los organizadores de este seminario me propusieron que abordara el perfil del nuevo periodista digital confieso que lo primero que vino a mi mente, casi de modo automático, fue el libro del británico David Randall, 'El periodista universal'. Para quienes no hayan tenido la fortuna de leer las reflexiones de este maestro de la comunicación diré que fue en 1992 cuando le invitaron a Moscú para impartir un curso a periodistas rusos sobre el periodismo occidental. Esta acotación, “occidental”, produjo en Randall una inquietud que pronto identificó: el tema sobre el que le habían pedido que hablara no existía porque, según explica él mismo, no hay periodismo occidental ni oriental; no hay periodismo liberal, republicano o nacionalista: no hay periodismo machista o feminista; no existe un periodismo serio y otro sensacionalista... “Tan solo hay –concluye Randall– un periodismo bueno y otro malo. Y ambos son universales”.

Por ello debo decir, desde ahora mismo, que estoy al cien por cien de acuerdo con Randall y creo por encima de todo en el buen periodismo y que éste es universal, también, independientemente del medio por el que se transmita. Si no hay un periodismo oriental y otro occidental, tampoco hay un periodismo escrito y otro radiado, un periodismo analógico y otro digital. “Tan solo hay un periodismo bueno y otro malo. Y ambos son universales”.

Creo que este preámbulo es imprescindible antes de sumergirnos en las características que deben acompañar al periodista que quiere y puede realizar su misión desde un medio digital. Lo que distinguirá a este profesional de sus compañeros de otros medios más tradicionales serán los métodos, las técnicas, pero nunca los objetivos: la práctica de un periodismo honesto, al servicio de la sociedad y de la verdad, basado en los hechos y no en los rumores y que transmite con claridad todos los mensajes que los ciudadanos necesitan saber porque son los auténticos titulares del derecho a la información.

Siento defraudar si alguien pensaba que íbamos a comenzar dibujando el perfil del periodista digital desde un ángulo tecnológico, en el que primaran sus trazos como gran oteador de la red, habilidoso en el manejo de software y capaz de transmitir sus informaciones desde plataformas multimedia. Creo que esa visión está desenfocando la realidad. El periodista digital se enfrenta a nuevos retos, cierto es, pero los tecnológicos son los menores. Yo no creo en ese perfil que más que de periodista digital parece corresponderse a periodista-ficción y que se presenta con una cámara de vídeo digital en su cabeza, teléfono celular manos libres, computadora minúscula con conexión vía satélite... No, ese perfil puede ser soñado por un empresario que desea reducir sus costes con un solo trabajador encargado de transmitir crónicas simultáneas para su periódico impreso, su periódico digital, sus emisoras de radio y televisión, su agencia de noticias... pero dudo mucho que podamos llamarlo periodista; todo lo más, experto en telecomunicaciones. Sencillamente, porque resulta difícil imaginar a ese periodista haciendo a fondo bien su trabajo y que es, por encima de todo, informar sin perder de vista los valores fundamentales de la profesión periodística.

Lo que cualquier periodista necesita para ser considerado un buen profesional son tres valores fundamentales, y que a su vez son un compendio de todas las virtudes profesionales: la credibilidad, el rigor y la independencia. Estos tres valores, que son la herencia genética que recibió el periodismo en el momento mismo de su concepción, afloran con inusitada fuerza al hablar del nuevo profesional de la información. El periodista digital triunfará si es creíble, riguroso e independiente.

1º. Credibilidad. La firma de un periodista va mucho más allá de cualquier componente de vanidad. Si alguien firma en un periódico (o en cualquier otro medio) para satisfacer su ego es probable que se haya equivocado de profesión porque sería más feliz, por ejemplo, dedicándose a las artes escénicas. La firma en una información es un hecho trascendental porque compromete al periodista ante la sociedad; su nombre significa que empeña su honor en que todo lo que allí aparece escrito (o radiado, o televisado) es la verdad y sólo la verdad. Y su credibilidad se basa, a grandes rasgos, en que:
  • Respeta y defiende los valores fundamentales de los ciudadanos y de la comunidad a la que se dirige.
  • Huye del sensacionalismo, afrontando las informaciones delicadas con el máximo respeto hacia las personas implicadas y sus derechos, y con respeto a los derechos y las sensibilidades de los receptores de la información.
  • Es cuidadoso, veraz y respetuoso con la ley y con los derechos de las personas.
2º. Rigor. Es evidente, o debería serlo, que el rigor es imprescindible para que el periodista goce de credibilidad. El rigor periodístico se fundamenta en que el profesional no está para especular ni para aventurar, sino para averiguar lo que no sabe, para buscar los datos, los argumentos y cuantas pruebas precise para corroborar sus afirmaciones. Por eso, un periodista riguroso no pierde nunca de vista:
  • La objetividad: porque él no está para opinar, manipular ni tergiversar sino para tratar toda información con seriedad y respeto. Los ciudadanos no buscan rumores ni suposiciones sino datos irrefutables porque son evidencias. La misión del periodista no es la de enjuiciar sino la de ofrecer los elementos relevantes y necesarios para que los ciudadanos sean quienes juzguen y lo hagan con acierto.
  • La profundidad: es misión del periodista llegar hasta el fondo de los asuntos sobre los que informa, y para ello debe averiguar todos los datos precisos y verificarlos cuantas veces sea preciso.
  • La precisión: el rigor significa cuidar hasta el último detalle o dato secundario de la información. Si el periodista escribe mal un nombre o se equivoca de fecha, el receptor de la información pensará, y con razón: “Si falla en datos tan elementales, ¿cómo voy a dar credibilidad al fondo de la información?”.
  • La pulcritud: el dominio del idioma y su plasmación con exactitud (sea en una página de papel o en una digital) es un punto de partida irrenunciable para cualquiera que se quiera llamar, sin más, periodista, porque el idioma es su materia prima.
3º. Independencia. Hablamos de independencia del profesional, no del medio para el que trabaja. Por eso, el periodista independiente
  • amplía constantemente la cantidad y calidad de sus fuentes, alejándose de la excesiva proximidad y abriéndose a todo el espectro social;
  • somete a sus fuentes a un constante chequeo de fiabilidad, lo cual no significa que sea desconfiado sino prudente;
  • nunca cede a las presiones externas ni de los protagonistas de los hechos porque sabe que lo que divulga es la verdad, y una verdad necesaria que debe conocer la sociedad.
Estos valores, generales y obligados para cualquier profesional, cobran especial fuerza para el periodista que trabaja en un medio digital, y lo hacen porque Internet ha roto dos barreras históricas en el campo de la comunicación:
  1. En cuanto al medio: hasta ahora, eran precisas grandes inversiones para poner en marcha un medio de comunicación (prensa, radio o televisión) y, por tanto, eran pocos los miembros de la sociedad que podían hacerlo. A partir de internet, cualquier persona, con una mínima inversión, puede convertirse en propietario de un medio de comunicación en línea.
  2. En cuanto al informador: hasta ahora, se precisaban estudios universitarios o largas experiencias laborales y acceso autorizado a un medio para ser considerado un profesional. A partir de internet, cualquier persona con acceso a la red puede convertirse en informador.
Lo que aquí nos ocupa, ahora, es alertar al periodista digital para que certifique su autenticidad profesional ante una audiencia a la que le llegan o le pueden llegar mensajes de falsos periodistas y aficionados. Y creo que, para ello, precisa más que nunca de la credibilidad, el rigor y la independencia.

De momento, no hay ningún certificado que pueda garantizar al internauta que lo que está leyendo es una información segura de un periodista seguro. Incluso es posible, en internet, la suplantación de personalidad, ya que cualquiera puede publicar lo que quiera y firmarlo con mi nombre. Son peligros de difícil solución en este inabarcable escenario digital.

Ante esta indefensión profesional, el periodista digital deberá dar pruebas de su credibilidad a través de su trabajo, que por primera vez en la historia está abierto para su comprobación por cualquier internauta: la inmensidad de la red permite contrastar datos porque los lectores pueden acceder a las fuentes originales de las que ha bebido el periodista digital... si es que el periodista digital sólo ha acudido a internet para elaborar su información. Y si los internautas son expertos navegantes –que cada vez lo son más–, ¿para qué necesitan al periodista, si ellos también saben buscar?

Y éste es un problema de fondo en el que conviene detenerse. Más de un profesional y de un formador de profesionales está cayendo en el error de identificar al periodista digital con el informador que sólo se documenta en la red y que, a lo más que llega, es a ordenar y reescribir el material –evidentemente, de otros– para hacerlo llegar a su audiencia. Digo que es un error porque ése no es un periodista digital sino, todo lo más, una parte de él, como documentalista o editor de contenidos ajenos. Pero no será un completo profesional de la información hasta que no intervenga en el proceso de dar a conocer noticias, novedades.

Internet ha supuesto, para todos los periodistas, una revolución en lo que a documentación se refiere. Baste este dato como muestra: según un estudio de la consultora Deloitte & Touche realizado en julio de 2002, la mitad de los periodistas españoles (exactamente un 49 por 100) aseguraba que utiliza internet como fuente para todos sus artículos, y el 90 por 100 de los periodistas menores de 40 años no se imaginan su trabajo diario si no tuvieran acceso a la red. Por lo tanto, internet como fuente de información –valiosísima, sin duda– no es patrimonio del periodista digital sino de cualquier periodista. Dicho de otro modo, manejar internet como fuente no convierte a un periodista en digital.

Ante este panorama, el nuevo profesional tiene el gran reto de pararse a pensar y redefinir su misión, que por el momento, en las más de las ocasiones, se está desvirtuando ante el vértigo de la inmediatez y de la rapidez: más de un periodista digital antepone la urgencia por publicar antes que nadie su “noticia” a verificar las fuentes, contrastar la autenticidad de los datos o profundizar en el análisis y la contextualización.

Este panorama propicia que triunfe la parte digital sobre la parte periodística. De momento, parecen más idóneos para el medio los profesionales que son rápidos buscando por la red, manejando software de publicación digital, integrando textos, vídeos, fotografías y sonido con gran rapidez... todo ello en detrimento de una información serena, pausada y trabajada durante el tiempo que sea preciso.

[Continuará]
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PS. A algún presunto colega le debió de gustar tanto lo que decíamos Randall y servidor, que tiempo después lo aprovechó como propio para dar conferencias y tal. Yo, personalmente, me pondría rojo de vergüenza si me pillaran robando de forma tan torpe y, encima, dándome la razón en que hago bien en inquietarme por el futuro del periodismo según algunos presuntos periodistas. Eso sí: a lo que internet no ayuda, por ahora, es a pillar cojos.