viernes, 27 de febrero de 2009

Qué cruz

La vieja directriz romana de que al pueblo hay que suministrarle pan y circo para mantenerle distraído de los asuntos importantes es que ya ni se puede aplicar, o cada vez es más difícil hacerlo. El pan escasea con la crisis, y el circo, ay el circo. Es que ya nos echan hasta de la UEFA, esa especie de competición europea de segunda donde siempre quedaba algún español para golear a unos pobres húngaros o rumanos y darnos así una pequeña alegría. Pero qué poco dura la alegría en casa del pobre...

Así que el circo se reduce a aplaudir como tontines a la primera actriz española en conseguir un oscar, aunque sea secundario, como si eso nos vengara de no sé qué y situara a España en el lugar del mundo que le corresponde. El que no se consuela es porque no quiere. Eso sí: ya que vamos de romanos, al césar lo que es del césar: Penélope Cruz comunicó al mundo entero su orgullo por ser de Alcobendas, y eso le honra, y mucho, a una diva como ella.

Pero lo cierto es que, de puertas para adentro, ni pan ni circo. Y ya sea por cuestiones electorales, o por crispación acumulada, o por ambas, el caso es que hemos vivido otra semana de enfrentamientos verbales y hasta físicos que han convertido el suelo patrio en una corrala nada edificante, la verdad. Como casi siempre, cuando las urnas comienzan a hervir, la sangre se dispara. Alguien pretende resolver a mazazos su indefensión ante los violentos en algún lugar del País Vasco, mientras otros políticos, por Galicia, ya se van hasta el insulto personal para descalificar al contrario. O sea, nada nuevo bajo el sol: qué mejor argumento políticamente convincente que decir que nuestro adversario tiene más orejas que Dumbo y además su mujer está operada.

Sanseacabó Nº 43, emitido por 98.3 Radio






lunes, 23 de febrero de 2009

23-F: Tocado

Me parece que una de las cosas más difíciles de transmitir a los que vienen detrás es la propia experiencia vital. Mi abuela y mi madre me recordaban un día sí y otro también las miserias que pasaron en la posguerra española, la escasez, la cartilla de racionamiento, pero yo veía la despensa de casa llena y no entendía por qué debía comer las natillas con pan de ayer para llenar antes y más la panza.

En Twitter, que es una de las herramientas supermegasónicas actuales para que podamos comunicar al mundo entero y en tiempo real que nos pica un dedo del pie, hoy han hecho el experimento que, bajo el novedoso enunciado de "¿Y si...?", ha pretendido volver la vista atrás e imaginar que internet en general y Twitter en particular hubieran existido el lunes 23 de febrero, como hoy, pero de 1981, el día en que España sufrió el mayor atentado contra su incipiente democracia. Un experimento atractivo al que me apunté raudo, porque esto del mundo globalizado se ha convertido en una especie de feria gastronómica en la que hay que probar de todo, incluidas las natillas con pan de ayer.

Pero el experimento, lo confieso, me ha durado minutos. He recordado (actualizado) que ese día, a las 15:00 horas, me fui para mi periódico, en Bilbao, porque íbamos a publicar un cuadernillo especial con la elección de Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente del Gobierno español. Se trataba, minuto a minuto, de recordar cómo vivió cada cual aquellas interminables horas. Y al poco he visto que la memoria es vaga y difusa, y que muchos de los que hoy comunican al mundo la buena nueva de su inquietante picor digital estaban entonces en pañales y hoy narrarían la terrible realidad con un primitivo lenguaje de guiños y emoticones.
Yo tenía 26 años, una hija de dos años que ya había oído los pelotazos de la pasma desde el vientre de su madre, vientre ocupado a la sazón por la hermana que le vendría en agosto. O sea, que como para sustos. Y bromas, las justas. Puede sonar a 'Cuéntame', pero estar en una Redacción a las 18:21 del lunes 23 de febrero de 1981 y oír en el cuarto de teletipos el tintineo de la máquina de la agencia Efe con su ***urgente*** informando de que unas personas disfrazadas de guardias civiles habían irrumpido en el Congreso e interrumpido la votación era para echarse a temblar. Etarras o militares, tirios o troyanos, qué más da, en medio de la incertidumbre la única certeza era la de que allí se estaba intentando matar a la libertad. En el periódico estuvimos hasta las tantas y mirando de reojo, contestando a los teléfonos, preparando una edición en la que yo creo que no sabíamos ni lo que sabíamos y, sobre todo, rezando para que aquello fuera una pesadilla o un mal sueño. Lanzamos la tirada tras el discurso del Rey pero (a ver quién me contradice) sin tener la certeza de que sus palabras iban a misa.

Así que no he podido seguir el juego histórico de Twitter. Lo he leído, lo estoy leyendo, pero no he entrado. Para mis hijas "aquello fue en blanco y negro" y son las batallas que están condenadas a escucharme desde su cuna hasta mi mortaja aunque les suena lo mismo que a mí me saben unas natillas con pan.

Y los medios están para cada momento. O son de cada momento. Hacer un periódico con dos teletipos, una radio que dio la cara, otras con marchas militares, silencios y un mensaje del Rey sin contexto, no tiene precio. No puedo seguir el juego de Twitter porque mi imaginación no me da y solo le pido a Dios que los árboles nos dejen ver el bosque, que el futuro no me sea indiferente y que el pasado no se convierta en un cuarto de juguetes.

domingo, 22 de febrero de 2009

Carnaval de Jaca


[Recomendación: haced clic en HQ para mejorar la calidad, dentro de lo que cabe].

viernes, 20 de febrero de 2009

La Edad de Carbón

¿Se arreglará la administración de Justicia con una huelga de sus togados titulares? Va a ser que no. Si ustedes han visitado los juzgados aunque solo sea por cuestiones, digamos, burocráticas, se habrán percatado de que siguen en la Edad de Carbón. Los expedientes se abren a golpe de teclear la olivetti, con papel carbón para tres copias, y archivadores de esos A-Z que llenan estanterías hasta agobiar. Los sumarios son eternos y parece existir una competición encubierta para ver quién llena más folios a base de gerundios (del tipo habiendo y considerando), de modo que el récord debe andar por los doce mil folios para instruir el misterioso caso del insulto a un ciclista por la acera.

Los juzgados se quedaron dormidos en el siglo XIX y a lo peor la culpa es de la famosa "entre todos la mataron y ella sola se murió", pero lo cierto es que se respira naftalina y da muy mala espina porque parecen prisioneros del pasado. Hace muy pocos años, cuando los teléfonos móviles comenzaron a ser de uso corriente, tuve que acudir a un juzgado con varios familiares para unas gestiones, y nos encontramos con que en su entrada habían clavado un cartel que rezaba: 'Prohibido entrar con móviles'. Y mi cuñada, que es muy avispada, soltó a bote pronto: "Bueno, espero que a los sospechosos les dejen entrar por lo menos con coartada".

Si la Justicia, ya de por sí, lleva tiempo oliendo a naftalina, solo faltaba el episodio del ministro de la cosa, Fernández Bermejo, yéndose de cacería (de animales) con el omnipresente juez Garzón, justo cuando éste presentaba su tradicional Colección de Invierno, este año a cargo de modelos del Partido Popular en la pasarela. Si en otras temporadas se decantó por los socialistas, o por las víctimas de la guerra civil, en esta ocasión ha preferido los tonos genoveses para volver a las portadas de los periódicos.

En fin, recapitulemos: estamos ante la misteriosa historia de un ministro que se va a pegar tiros sin licencia y lo hace junto a un juez que a las pocas horas ya está instruyendo sumarios contra la oposición. A mí, como supongo que a muchos, desde el primer momento me recordó a esa España de pandereta tan bien retratada por Berlanga en "La escopeta nacional". Lo que pasa es que, encima, el diario catalán La Vanguardia ha descubierto que en una escena de esa genial película estrenada hace nada menos que 32 años, ya aparecían bermejos y ministros. ¿Casualidad? Puede ser, pero no tiene desperdicio.

Post Emisión: El juez Garzón, hospitalizado por una crisis de ansiedad

Sanseacabó Nº 42, emitido por 98.3 Radio






miércoles, 18 de febrero de 2009

Cuando vienen y cuando se van


Durante un puñado de días en algún tramo de los años 70, del superpuerto de Bilbao estuvieron entrando y saliendo los mismos mercantes. El buque Nochet de Chile llega con nitrato, el carguero Fozka de la URSS atraca con sustancias químicas transparentes, y salen el panameño Noniega cargado de plomo y el español Constructor con ladrillos. Más o menos. Un día sí y otro también. Hasta que algún lector, escamado, llama a su periódico en el que lee todos los días la misma información en las páginas de Agenda del Día, y pregunta que cómo puede suceder tamaña moviola digna de Atrapado en el tiempo. O sea, si todos los días no echan lo mismo en la tele, que cómo es posible que echen cada mañana los mismos barcos.

Eran tiempos de prensa matutina y vespertina. Periódicos para las noticias de la mañana y otros para las de la tarde. Así que el cansino redactor encargado de hacer todas las tardes las llamadas al superpuerto, para actualizar la agenda en su matutino, decidió que para qué hacerlo, si en el vespertino recién editado ya venía toda la actividad portuaria matinal: copiar y pegar del vespertino. Lo que pasa es que el aburrido redactor de la agenda del vespertino había decidido, en redacción sincronizada, que para qué llamar al puerto si en el matutino ya venía lo ocurrido: copiar y pegar la información del matutino.

Lo preocupante no fue que, en ambos casos, los presuntos redactores denigraran su profesión por abandonar su obligación, sino que esa desidia dejaba a sus jefes con las vergüenzas profesionales al aire, al resto de sus plantillas de Redacción a la intemperie de su nula credibilidad y a cualquier integrante de esas dos sociedades anónimas a la sombra de la duda sobre si estaban haciendo periodismo o periódicos, que no siempre es lo mismo. Fue un lector, un comprador, un cliente el que tuvo compasión y corrigió el ¿error? No hubo investigación ni se pidieron responsabilidades. Los empresarios de los dos periódicos, al saber de la barbarie, corrieron como locos a ver cómo había repercutido esa miseria informativa y organizativa en su cuenta de resultados. Resultado: las ventas permanecían estables y la publicidad no se había resentido. O sea, no había pasado nada.

Hoy, más de uno que se hizo rico cuando debió hacerse poderoso, pide ayudas al Estado en aras de... en aras de... ah, sí, la credibilidad, el rigor y el imprescindible papel de los periódicos en la construcción y el futuro de la democracia. Lloran como contables lo que no supieron defender como editores.

A lo mejor es el momento de reconstruir: si se debate sobre el valor de la información y de quienes la suministran, puede que se esté enfocando el futuro. Hoy se reirán los que leen lo del matutino y vespertino, pero de ellos se van a reír mañana por la mañana los que oigan eso de que son multimedia. Con independencia del medio, siempre serán necesarios los periodistas valiosos que suministran información imprescindible para un público que la precisa. Y para conseguir todo esto, tan obvio, se necesitan empresarios que no se regocijen con las gordas y lloriqueen con las flacas. Empresarios que quieren atrapar la excelencia y no ser atrapados por el Excel.

domingo, 15 de febrero de 2009

Tal vez algún día lo consigáis

¿Aprueba usted la enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución de la República tramitada por la Asamblea Nacional que amplía los derechos políticos del pueblo con el fin de permitir que cualquier ciudadano o ciudadana, en ejercicio de un cargo de elección popular, pueda ser sujeto de postulación como candidato o candidata para el mismo cargo por el tiempo establecido constitucionalmente dependiendo su posible elección exclusivamente del voto popular?
A esta enrevesada pregunta ha tenido que decir sí o no –con su huella digital y cierta humillación– mi amiga Adlemy para decidir si su futuro, y el de su hijo, y el de todos, y el mío, pasa por que Hugo Chávez prostituya le ley para eternizarse en el poder. Adlemy tiene miedo porque es venezolana de pura cepa, tan grandota y tan negra que da gusto. A Adlemy su gobierno no le arregla nada, pero cada poco tiene que ir a las urnas, como hoy, para volver a decirle a Chávez que no quiere que siga manipulando su vida. Pero a lo peor le ha dicho que sí porque ni siquiera sabe qué ha contestado, a la postre: no sabía si el sí era para que siga o el no el no era para que se quede.

Hay fariseísmo internacional con Venezuela porque saben, tanto como yo, que Adlemy y sus millones de compatriotas están atrapados por un visionario que en su día quiso dar un golpe de Estado y hoy se perpetúa en el poder con las herramientas de la democracia en la que no cree. Pero no es dictador. Es presidente electo por un pueblo atrapado en su riqueza. Si Venezuela no fuera rica, el Europarlamento no hubiera malgastado nuestro dinero enviando a sus presuntos observadores. Si Venezuela no fuera rica, Adlemy sería pobre y estaría triste... exactamente como lo está hoy. Y Luis Herrero no habría salido en los periódicos porque nunca habría ido a un país que a Europa le importaría un rábano, si no fuera por sus pozos. Pero él ahora está en primera plana, como un héroe de las incertidumbres personales, mientras Adlemy dudará mañana, como hace cada mañana desde hace mucho, si manda a su Jonás a la escuela descalzo o con playeras: si se arriesga a que enferme o a que lo atraquen.

sábado, 14 de febrero de 2009

Nuestro pequeño mundo

[Clic en la foto para descargar tamaño grande]
Desde la izquierda: servidor, Rodrigo. Leire latina, Bea, Leyre griega, Nerea y Sam.

Ya sé que tenemos pinta de portada sesentera de Nuestro Pequeño Mundo pero me gusta. Éste es el equipo (bueno, faltan Álvaro y María José) que durante jueves y viernes nos hemos dado la panzada de cubrir el XXIII Congreso Internacional de Comunicación para la web de fcom (de momento el contenido está aquí, pero el enlace permenente es éste).

El asunto era: ya que los que entienden están debatiendo sobre el futuro del periodismo, su excelencia e innovación, demostremos nosotros, profes y alumnos, que creemos saber por dónde van los tiros. Resultado: retransmisión en tiempo real de las ponencias y los debates a través de Twitter y actualización constante de la web con cada una de las intervenciones: texto, fotos, vídeo y audio, hala.

¿Y que cómo se hace todo eso? Pues, aunque parezca mentira y haya todavía demasiado despistado, con poca técnica y mucha pasión por el periodismo. En este equipo de (claro que sí) excelentes profesionales y futuros colegas ha sobrado entrega, a pesar de que muchos de ellos desconocían las herramientas tecnológicas, porque todavía no les ha tocado. Lo que tenían claro es que hoy, ahora, la web permite hacer un nuevo tipo de periodismo, y no ya solo por la inmediatez, sino por la posibilidad de integrar en un mismo mensaje distintas plataformas de distribución del contenido. Y sí, ya sé que alguno me tachará de perogrullo, pero es que a la vista (y al oído) de algunas intervenciones en este Congreso me ha dado la sensación de que más de un académico y profesional de la cosa comunicativa sigue sin terminar de entender lo que está sucediendo.

En fin, que he tenido descuidado el blog porque estábamos en pleno chute de adrenalina periodística. Profesores y alumnos, unidos por la pasión de comunicar. ¿Por qué medios? Eso es lo de menos. Lo importante es tener algo que decir y saber decirlo. Mi enhorabuena a los recién terminaditos Álvaro y Sam y a los que están (más o menos) a punto: Bea, Leire, Leyre, María José, Nerea y Rodrigo. Y al equipazo de 98.3 Radio, que también se han salido.

viernes, 6 de febrero de 2009

Buenas noches y mala suerte

En el oficio del periodismo llevamos tatuado, desde siempre, el estigma de ser superficiales, poco fiables y demás lindezas que más de uno, con moral de hierro, pretendemos combatir a base de un ejercicio profesional honesto. Pero el problema, para nosotros, se hace insalvable si son, precisamente, presuntos colegas los que se dedican a tirar piedras contra nuestro propio tejado.

Esta semana, sin ir más lejos, parece haberse decretado que el fin justifica los medios… de comunicación. Y esto da miedo, mucho miedo a todos los que creemos en el valor del buen periodismo como servicio a la sociedad. En este punto, hago mías las palabras de Edward Murrow, mítico presentador de las noticias de la cadena CBS en los años cincuenta, y que mantuvo un histórico enfrentamiento con el senador McCarthy, un enfrentamiento que el cine inmortalizó con la imprescindible película “Buenas noches y buena suerte”, en la que el periodismo bien entendido destila en cada fotograma.

En una de esas locuciones nocturnas, Murrow decía a su audiencia:
"He examinado mi conciencia y mi trayectoria, y no puedo afirmar que siempre haya sido justo o sensato, pero he intentado buscar la verdad con diligencia e informar de ella. Aunque, como en este caso, me advirtieron de antemano de que sería el blanco de los ataques del senador McCarthy. (...) Esperamos tratar asuntos de mayor interés para el país la próxima semana".
Y es cierto. Así debe actuar un auténtico periodista: buscando la verdad con la mayor honestidad y sin trampas. Pero no todos se atienen a las reglas del juego y las rompen con tal de atraer a una audiencia que, de otra forma, parece que no tendrían.

Sanseacabó Nº 41, emitido por 98.3 Radio






lunes, 2 de febrero de 2009

Con amigos como estos...

Hace ya cuatro meses que la Agencia EFE fechó este despacho:
Madrid (España), 4 oct 2008 (EFE).- Periódicos y empresas de comunicación han coincidido hoy en que, ante la saturación de promociones que acompañan a los periódicos y la dura competencia de los nuevos modelos tecnológicos, sólo cabe "innovar o morir".
El reto de "¿Cómo nos vendemos?" ha centrado una de las mesas de debate de la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), una organización que aglutina a 1.300 publicaciones de América y Europa, y cuyo cometido es defender la libertad de información.
Periodistas como Luca Traverso, director de División del Corriere della Sera, o José Manuel Fernándes, responsable del periódico portugués Público, han subrayado que la multitud de promociones que se ofrecen con los periódicos, desde libros, cuberterías y otros productos de lo más variopinto, han "saturado el mercado".
Mil trescientas publicaciones de América y Europa. La SIP está preocupada y sigue gritando "que alguien haga algo". Cuatro meses desde la última asamblea. Y siguen con el convencimiento de que la innovación es el único flotador porque las promociones de cuberterías ya no cubren las cuentas de resultados.

Bravo por la denuncia de la SIP, que suma más de cuarenta y tres millones de ejemplares de circulación entre diarios y revistas, reclamando la innovación como salida al futuro.

Pero qué pena que ellos, los que gritan la defensa de la libertad de expresión, el valor del periodista –desde su vida hasta su puesto de trabajo–, el futuro de los medios, la preocupación por la tan exigente necesidad de cambio al ritmo social, prediquen con este ejemplo, un pantallazo capturado hace minutos de su web:

Gracias a la SIP, usted puede calcular sus impuestos de hace dos años. Elegir 'lenguaje' entre more de uno. Echar un vistazo a las noticias de julio del año pasado y a la previa de una Asamblea ya encanecida. Se puede apuntar al proyecto para que no maten periodistas y hasta leer la momia de la revista (actualización 2007) del instituto de prensa de la SIP que se llama 'Hora de cierre', que ya son ganas creativas y aquí sí que sí las palabras las carga el diablo.

La Sociedad Interamericana de Prensa ya sabe, por lo menos, que las promociones han tocado fondo. En un par de décadas, y a poco que se esfuercen, seguro que descubren que los nuevos medios nada tienen que ver con los folletos primavera/verano de antaño. Pero ya se hace tarde. Lo que me deprime es el convencimiento creciente de que ni ahora ni nunca han sido conscientes del tesoro que tienen entre sus manos
.