viernes, 29 de enero de 2010

Veo y subo a la grande


En los tiempos duros que corren parece que la alternativa nuclear es cuando menos beneficiosa para la población española. Por eso no termino de entender que haya dos partidos políticos que están a favor de la energía nuclear pero en contra de los cementerios nucleares. Y, hombre, eso no parece tener mucho sentido, porque o estamos, o no estamos. Y la mejor metáfora sobre este sin sentido se la escuché el otro día a un periodista en una tertulia de radio. Decía mi colega: es que estar a favor de la energía nuclear y en contra del vertedero es como querer comprar una casa sin cuarto de baño. Y creo que tiene toda la razón.

Para mí que el problema radica en el nombrecito. Está claro, y es lógico, que nadie quiera en su territorio un cementerio nuclear o un vertedero nuclear. Y eso de "Almacén Temporal Centralizado" tampoco me convence, porque sirve para un roto y un descosido. ¿Por qué no convocar un concurso de ideas para denominar esa cosa? A mí, a botepronto, se me ocurren algunos nombres y aquí los ofrezco gratis et amore: "Parque Nacional Fosforescente", "Centro Temático Montgomery Burns" o, ya más popular todavía, "Parking Homer Simpson".

De lo que nadie duda es que el parque, se llame como se llame, llevará algún alivio económico al municipio que lo acoja. Entre dinero directo, indirecto, y los puestos de trabajo que se creen, el asunto puede pasar de ser sucio a convertirse en esperanzador. Aunque solo sean 500 los empleos que se generen, ya sirven para atenuar las cifras del paro, y si hay que trabajar en un cementerio nuclear, pues se trabaja. El caso es trabajar en lo que sea.

Sanseacabó Nº 68, emitido por 98.3 Radio






domingo, 24 de enero de 2010

Ni uno más ni uno menos

Como ya me están lloviendo (y no podía ser menos) por señalar con el dedo a los que equiparan el precio del periódico con el precio del periodismo, me empeño como maño que soy en seguir la pista a los presuntos beneficiarios de mi denuncia. Y hete aquí que uno de los que se ha plantado los domingos en dos euros, como al siete y medio, hace un ejercicio de precisión digno del que quiero suponer (pero va a ser que no) medio de comunicación que ha invertido en enviados especiales, fuentes acumuladas, redactores de investigación, equipos de apoyo, analistas, infiltrados en todas las organizaciones internacionales que se les ocurran, la morgue y yo qué sé. Y como quien les escribe es un fanático del periodismo de presición, a ver quién es el guapo que contesta, contradice, rebate, matiza, desmiente, temporaliza o redondea con su cuñado esta cifra de cabecera a toda plana y en portada dominical, acompañada, eso sí, por chicas sonrientes y descontextualizadas (pero están ahí) que por tiranías del diseño miran muertas de la risa al titular:


Es domingo 24 de enero, festividad de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, y me sigue pareciendo que por mucho que le recemos todavía tenemos rosarios por delante, aunque no sabría decirles cuántos.

viernes, 22 de enero de 2010

España, de presidenta

Esta semana nos hemos estrenado como presidentes de los europeos, que es algo que mola, y mola mucho, aunque solo vaya a ser durante seis meses. Pero qué más da: son seis meses para ir de chulicos por los pasillos del viejo continente y, como se nos da tan bien, podremos ponernos las botas de prohibirles de todo a italianos, franceses, belgas o alemanes. Cuidadín, que you don´t know con who estás hablando, criatura.

Sanseacabó Nº 67, emitido por 98.3 Radio






jueves, 21 de enero de 2010

El precio del periódico

Esto podría titularse 'El precio de la información', pero no. Sería quedarse en la materia prima. Todo es información, desde lo oculto a lo evidente. Lo que da valor a la información es el profesional que no solo sabe conseguirla sino valorarla, limpiarla, cotejarla, contextualizarla, ordenarla y servirla para que le aproveche al ciudadano.

El precio del periodismo es el precio de la profesionalidad, que solo se consigue cuando se tiene vocación, se prepara a conciencia y se le echa al asunto todas las horas del reloj, primero en la universidad y luego en la trinchera. No se consigue por tener un blog, amiguetes, cámara digital y cursillo CCC de photoshop y hosting. Ése, ya lo tengo escrito, será un ciudadano disfrutando del periodismo de la señorita pepis pero nunca será un periodista ciudadano.

El precio del periodismo no es que sea alto, sino que es inalcanzable para la mayoría de los mortales: son imprescindibles profesionales con formación y dedicación plena a cambio de lo que les ofrecen gestores con intereses creados: sueldos de risa, por lo menos hasta que hayan tragado tanto barro como para mimetizarse con la trinchera.

Los periódicos están en crisis porque ya no hacen 'montoncitos de oro' (expresión de Antonio Franco, ex director de El Periódico de Catalunya) y la gente, dicen, ya no los quiere como antes y la difusión va de capa caída. Así que recortan las Redacciones, que es recortar la oferta informativa, pero aumentan el precio. Y a ver. De modo que quieren hacerse cómplices de la sociedad cuando denuncian a todo trapo que
pero dejan para la letra pequeña que ese disparo es del calibre 4-6% en el caso del transporte y de un 2,6% en el de la luz.
Así que, una vez congratulados con su parroquia, informan con otro tono de que, frente al disparate ajeno, la taquilla propia sube 'solo' en un 9% en laborable y un 11% en festivo, maquillando la cosa y como siempre con un nuevo suplemento, que a ver quién quería.

Es la técnica del redondeo de cuando el euro, que eso de diez céntimos es mucho más cómodo para el consumidor que cuatro, o tres, o sea que en el fondo lo hacemos por él.

Por tanto, no sé cuál es el precio del periodismo, pero sí el del periódico: 40 euros al mes, que es un señor presupuesto para una familia de clase media, que es lo que somos la gran mayoría. ¿En qué puedo invertir 40 euros mensuales que no sea el periódico? La verdad es que, aparte de dos líneas de teléfono, o una conexión de ADSL, o una suscripción a TVCable, o el alquiler de quince pelis, o la descarga de 40 canciones, o la suscripción a ocho canales premium no se me ocurre nada más. Claro que, ahora que caigo en lo de las suscripciones, también podría ser peor: pagarle al periódico por adelantado 500 euros, que es lo que pide por un año en el que debo confiar en que todos los días me llegará puntual e interesante. El negocio perfecto es el que cobra por adelantado. "A la saca", creo que decían Cruz y Raya.

A día de hoy, los periódicos siguen recortando sus plantillas por la Redacción, que es como arrancarse el corazón para seguir andando. Y lo hacen los gerentes, los emebeas y los que se han quedado en la tabla éxcel de los números que solo saben del precio del periódico pero nunca entendieron, ni probablemente entenderán, el valor del periodismo. Y así les va, así nos va.

domingo, 17 de enero de 2010

Él sí pesa, es mi hermano

Querido: te dije que estarías en mi corazón mientras a mí no me falle. Y ahí es donde sigues, día a día, todos los días, tres años ya. El camino es largo y tú no es que peses, es que aplastas. Así que hoy no te voy a dejar ninguna canción de nuestros queridos Beatles, que sería lo fácil, sino de los Hollies, ya sabes, aunque solo sea por llevarles la contraria: no sabes lo que pesas, hermano. Cuídanos, por favor.

viernes, 15 de enero de 2010

¿Año de nieves?

Cómo estará la cosa de mal que hasta el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, acaba de anunciar que se va a reunir con su homólogo norteamericano Obama en Washington, en un llamado “desayuno de oración”, que es lo último que nos quedaba por ver: a don José Luis rezando para ver si salimos de la crisis…

Pero va a ser que no. Que una cosa es rezar y otra, muy distinta, conseguir milagros. Y ya que andamos con el refranero español a mano, habría que recordarle al señor presidente aquél de “a Dios rogando y con el mazo dando”. Y aquí todo apunta a que el mazo sigue en su sitio, sin moverse, y a veces hasta es mejor, porque algunas de las decisiones económicas de este Gobierno hacen recordar, ya que también estamos en plan religioso, aquello del “Virgencita, que me quede como estoy”.

Sanseacabó Nº 66, emitido por 98.3 Radio






jueves, 14 de enero de 2010

El primero de los nuestros

Me estrenaba como redactor jefe pipiolo en un buen periódico de Bilbao por culpa de un muy buen director y le sinceré mis miedos de novato, no tanto en lo profesional, que también, sino por el entorno social al que nos debíamos: más de cien mil ejemplares vendidos y medio millón aprox. de lectores dan canguelo. Y si no lo da, malo.

—Por eso no te preocupes, Pasoancho —que es como me llamaba—. Los nacionalistas van a por nosotros porque dicen que somos socialistas, y los socialistas no nos pueden ni ver porque aseguran que servimos al nacionalismo. O sea, que lo estamos haciendo bien.

En esos primeros años 80, Iñaki me estaba dando como quien no quiere la cosa una lección de periodismo que probablemente él absorbió de maestros anteriores, de cuando no había servilismo político sino servidores sociales, de cuando no se banalizaba ni estigmatizaba a nadie por sus creencias personales sino que se juzgaba su honestidad, coherencia y capacidad por entender el bien común. Información pura y dura, pese a quien pese. Vamos, periodismo sin interés, sin otro enemigo que temer que no fuera... el interés del lector.

Imagino que Antonio Fontán ha tenido 86 años para elegir todas las tentaciones de catálogo y caer sin problemas en vida holgazana, pudiente y cobarde que le llevara de orilla a orilla, sin más. Pero, gracias a Dios, enseñó desde siempre sus ganas rebeldes, su humanismo de cuna, su periodismo de raza y sus convicciones innegociables. Un rebelde de la razón que sufrió desde persecución política hasta incomprensión social pero aceptó el compromiso consigo mismo y con los demás. Y no quiero hacer más catálogo de virtudes, porque la Historia lo elevará hasta donde se merece, aunque para algún telediario parece no ser noticia: Antena 3, Periodismo 0.

Antonio Fontán hoy se ha ido a descansar en paz porque se lo merece, porque no se ha dado un minuto de respiro en vida. Ni una fisura en sus creencias, ni un paso atrás en su convicción periodística, ni un titubeo político, ni un alto en su ansiedad intelectual.

No llegué a tratarle todo lo que me hubiera gustado, pero sí lo suficiente para decirle que le admiraba y que soy plenamente consciente de que aquella absurda primera piedra que puso en el Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra fue pero que muy culpable de lo que hoy soy, porque desde esos años supe que el periodismo era lo que hoy, cincuenta años después y gracias a personas imprescindibles como él, sigo defendiendo.

Le saludé por última vez en abril pasado, cuando presentamos en Madrid el libro del 50 aniversario de la Facultad de Comunicación que él puso en pie. Le pregunté si estaba contento y me dijo que sí. Como siempre.

Y ahora me quedo con las ganas de darle las gracias por tantas cosas que a lo mejor él ni sabe. Bueno, seguro que sí.

jueves, 7 de enero de 2010

Coalición de Predadores

La Coalición de Creadores no tiene en sus filas a Dios, válgame. Son un puñado de salvadores que cocieron el negocio de la promoción en torno a medios afines, o sea, la fórmula de la radio que cada dos por tres minutos inyectan a Fito para que cada segundo se descargue un politono en beneficio de los chupópteros de chistera propios de cuando El Perich. Si estos son los creadores, que baje Dios y lo vea. Eran y son los recaudadores de los impuestos medievales, que es donde se quedaron.

La Coalición de Creadores nunca entenderá que la creación actual es constante y beneficia a toda la humanidad, y si no que me expliquen sus miembros qué hacen navegando por Mozilla, buscando con Google, haciendo comunidad en Facebook o jurando por Twitter, si no han pagado un chavo por ello. Venga.

Durante años se han lucrado de su legálitas, vendiendo por 24 euros una canción en un CD inabrible y quedándose con gran parte del comercio por el beneficio de la deuda.

La red es el medio generoso más inimaginable en la Historia de la Humanidad. A mí también me han robado, como por ejemplo y a tantos otros lo hace Alfonso Rojo I El Succionador, pero no por ello dejo de intentar compartir lo absorbido con lo servido.

Ahora está Zapatero, ese presidente que antes era un indeciso pero ahora... no sé, no sé. En esta España reciente él me ha obligado a hacer gimnasia diaria para seguir creyendo en la sociedad socialista en la que siempre he creído y que él está reduciendo a los tópicos: matricones, abortescentes y metadona.

Si el socialismo no pide cuentas, lo haré yo.

miércoles, 6 de enero de 2010

El arte de saber mirar

Guardo como recuerdo lejano, muy lejano de mi infancia, una de esas primeras dudas que asaltan al mocoso: el sabor que yo noto del plátano, del chocolate, de la leche, ¿es el mismo que notan los demás?, ¿cómo podemos saber si esos demás sienten lo mismo? Luego la tontería se pasa y uno entiende que pertenece a la misma especie animal que otros miles de millones de seres que han sido, son y serán, y que lo lógico es que todos sientan lo mismo.

Pero no, no era tanta tontería. El sabor del chocolate puede ser el mismo para todos pero no provoca las mismas sensaciones, porque son sensaciones personales. Pasa lo mismo con el oído, porque un sonido será el mismo para todos, pero cada uno reacciona y se emociona a su manera, porque elige los que le son agradables y los que no. A lo mejor, en otros dos sentidos, sí que hay mayoría, porque los olores, con sus matices, y el tacto, con sus excepciones, admiten un repertorio más limitado de disidentes entre lo agradable y lo que no lo es tanto.

Es en la vista donde se producen los mayores disparates de percepción. Algo que está, evidentemente, a la vista de todos, puede ser captado de modos antagónicos. Y la fotografía es el arte de saber mirar, no de saber retratar. Estás con alguien que desenfunda su cámara, dispara, y te preguntas qué ha visto de especial, si tú no ves nada fuera de lo normal. Esa interrogante se disipa cuando ves el resultado, y te quedas hasta casi humillado al comprobar que cualquiera lo podía haber visto, pero no, solo fue una persona.

Lejana tiene la mente despejada para ver lo que otros ni siquiera intuimos, y por eso sus fotografías sorprenden por su cotidianidad, porque no se dedica a captar cosas extraordinarias sino ese entorno que nos rodea a todos y que, en verdad, es el que encierra infinitos ángulos extraordinarios. Saber mirar, es el arte de saber mirar. Sin duda.

[Prólogo del libro Lejana'09: anuario gráfico]