martes, 30 de octubre de 2007

Los miserables

Los miserables (tercera y cuarta acepción) son los que quieren construir imperios mediáticos saltándose a la torera las leyes de la libre competencia, rompiendo acuerdos comerciales en aras del interés general… y después quieren nutrir su emisora de televisión con periodistas licenciados en mi Facultad de Comunicación con contratos de dedicación exclusiva por 400 euros brutos al mes.

Los miserables son quienes levantan un periódico bajo la bandera de que va a ser más rojo que hierro en fragua pero aplica una disparatada política de contratos heredada del más hondo capitalismo, con unos salarios que van del cielo al infierno en el mismo pasillo de la Redacción. Los miserables son quienes ofrecen a los del cielo la salvación en la tele del grupo si el diario no funciona, y a los del infierno que se vayan al ídem.

Los miserables son los editores de algunos periódicos a los que no se les agota la tinta para denunciar la opresión del pueblo, la falta de derechos históricos y presentes del pueblo, las desigualdades territoriales y sociales del pueblo, pero piden periodistas licenciados por 300 euros brutos al mes por trabajar los fines de semana completos, porque ellos no pueden currar porque tienen que ir de compras, de cenas y de obligadas beefeater posteriores. Rojos y nacionalistas de diseño que me juzgan de reojo porque llevo treinta años casado y eso tiene que ser porque seguro que seré de derechas y facha, a la fuerza, y no como ellos, que están sin salir del pub dale que te pego y venga a liberar al pueblo de sus opresores porque son un pedazo de enviados especiales.

Los miserables, y hasta subnormales, son los propios periodistas que se han dejado cegar por este escenario y, desde su miserable poltrona, escriben lo que mis ojos nunca habrían creído leer (y respeto la ortografía del mensaje de quien pide ‘profesionales’, donde sustituyo por xxx palabras identificables): “Necesito urgentemente algún colaborador externo que nos haga una página de Parlamento. Quremos darle un tratamiento de espias, me explico, queremos saber de que hablan nuestros parlamentarios xxx, y no sólo en xxx, si no también lo que hacen nuestros parlamentarios en Madrid, si participan, si miran por los intereses de xxx en la capital o, por el contrario, se dedican más a comer en buenos restaurantes y salir a la puerta del hemiciclo a fumar”. Y añade: ”Para ello necesitamos a alguna persona que ya está trabajando pero tenga tiempo para hacer una página semanalmente en nuestro periódico, o bien, alguien de 4º curso que sea muy bueno y que pueda empezar a hacer algo, o que le queden asignaturas sueltas. No se, seguro que a ti se te ocurre algo o a lo mejor conoces a alguien (…)” y no sigo porque me voy a cabrear más de lo que ya lo estoy. (Aunque es necesario añadir, por el contexto, que esta persona esclava de sí misma no menciona ni condiciones ni salarios del extraterrestre que persigue, probablemente porque no se ha tomado la pastilla de las ocho, y mira que se lo dijo el médico).

Los miserables son los empresarios de medios que incuban, portan y propagan el virus fariseum y los profesionales del periodismo que se dejan inocular. A la especie común de ambos nocivos también se les conoce por bocazas, hipócritas y otros epítetos que, si bien están recogidos por el DRAE, no procede enumerar, porque el autor de este comentario prefiere dejarlo al libre albedrío de los que todavía no estén contagiados.

viernes, 26 de octubre de 2007

Sanseacabó Nº 2

98.3 Radio. Semana 43 de 2007. 5'49"
El episodio de esta semana podría llevar por título:
Qué hora es, o qué
Pinchen aquí para empezar (les abrirá la radio en otra ventana).

miércoles, 24 de octubre de 2007

Sanseacabó Nº 1

98.3 Radio. Semana 42 de 2007. 5'29"

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domingo, 21 de octubre de 2007

Querer leer

Miguel Gila, monologando sobre el nacimiento de su cuñada, decía que le dijo la comadrona a su suegra, a la sazón madre de la criatura: “Ha tenido usted una soltera”. Y yo no quiero ser tan visionario sobre el neonato y esperado El País, que se supone recién nacido a los 31 años porque ellos mismos, los padres de la criatura, nos lo han dicho. Quiero ser un compadrón responsable y por tanto tardaré días en convencerse o no sobre si la criatura viene para vestir santos, qué ironía, o saldrá adelante.

No, fuera de bromas, de entrada me gusta mucho que no hayan hecho, con perdón, mariconadas en su rediseño. ¿Por qué los periódicos están empeñados en que, si su sabor no gusta, lo oportuno es cambiar el mantel del comedor? Los periódicos llevan años respondiendo al tsunami social que se les viene encima blanqueando la fachada. Por Dios. A ver: que lo que la gente quiere es pe-rio-dis-mo.

El País, hoy domingo, se ha agotado por lo habitual, o sea, por regalar un reloj. Pero no sabremos nunca si se acabó por llevar periodismo hasta las trancas. A mí, ya lo adelanto, me ha gustado, sobre todo porque quiero creer que ellos están despertando del sueño que les ha amuermado durante tanto tiempo, después de demostrar que sabían hacer periodismo y, a continuación, dormirse en los laureles. Pero me niego a juzgar ese gusto por cuestiones tan banales y primitivas como que si la letra es más legible (¡faltaría, un restaurante con platos de matacrilato!), color en todas las páginas (¡levantad las persianaaaaaas!), fotos que cruzan dos páginas (¡qué salooooooones!) y demás asuntos que a los únicos que debe importarles es a los decoradores.

Y oiga: ¿la despensa sigue siendo la mejor? ¿y los cocineros? Quiero materia prima y tengo más hambre que el perro del afilador, que se comía las chispas por comer algo caliente.

Por eso me pregunto:
• ¿Irán más allá en la convergencia que los guiños de destacar elpais.com y el enalce marquetinero a la web? ¿De verdad van a ser complementarios o siguen en el estadio de tolerancia de unos con otros? ¿Leo un país o dos países?
• ¿Llevarán "la apuesta gráfica" más allá de ofrecernos una foto de Bush que ocupa el 50% de la página 2 y que es de un archivazo de agosto de 2002? ¿Vamos a hacer fotos o sacar el álbum de los recuerdos? (Es que el matrimonio Sarkozy se morrea de archivo y a media plana ocho páginas después).
• ¿El color es fundamental para comunicar? Pues analicen la página 31, a voleo, para juzgar lo fundamental que es dar un sonrosado careto de Víctor Morlán junto a una macropublicidad de Kia en blanco y negro.
• Y yo, personalmente, no necesito titulares grandes para entender lo que me están diciendo. Incluso si me hablan más bajo les entiendo mejor. Porque yo quiero leer porque quiero comprender.

Por cierto, y en lo personal (jo, como si hasta ahora no lo hubiera sido): el reportaje de la Cuatro, o sea de la Casa, me ha sonado a piedras sobre el tejado: la crónica de un grupo de periejecutivos alocados pidiendo "que alguien haga algo".

Dicho lo cual, sigo pensando que elpais.com está haciendo el mejor periodismo posible para mi gusto y que pagaría (de hecho ya pago) por que El País de papel y de mis amores siga su camino. Por algo ha sido y es, con La Vanguardia, el periódico mejor escrito que conozco.

P.S. La tilde es el bisoñé más cutre que mis ojos han visto. Tenía que decirlo.

jueves, 18 de octubre de 2007

Tlagapelas

La tragaperras es el sumidero por el que se va lo que me he ahorrado por comprar los yogures de 24 en 24 en vez de cuatro en cuatro, que es la única forma de que no caduquen. Así que por la ranura musical del bareto se va al garete el chollo del súper y, después, le sigue también a la basura el 87’3 por 100 de los yogures por pasados.

De recoger mis yogures se ocupa el servicio municipal del ramo, mientras que los encargados de recolectar las huchas de los bares son chinos, que no sé por qué tienen que ser chinos pero son chinos. Todos los barrios tienen un chino, por lo menos, pero no de esos que te da tres delicias sino de los que recorre los bares con una tintineante riñonera. Entra (el chino), no pide nada, se agencia un taburete, se enciende un cigarro tras otro y empieza a echar mano de la calderilla (caldera, mejor) que le cuelga de los riñones. Juega compulsivo, con el marlboro en la comisura cegándole, metiendo las monedas al mismo tiempo que le da a los rodillos y, más temprano que tarde, aquello empieza a escupir euros a lo bestia. Si pasa de cien euros los cambia en la barra o, si no, rellena su minimochila y hale, a otro bar, Gaspar.

Dicen las leyendas urbanas que es que los chinos saben por los ruidicos cuándo la máquina está caliente pero no sé. Yo prefiero ser más romántico e imaginar que estoy asistiendo a una venganza racial que se venía fraguando de tanto jugar a los chinos en los bares. ¿No queríamos averiguar cuánto llevábamos entre todos? Pues ellos lo saben y nos lo birlan por lo legal y en el morro, como restregando.

Hace un rato me he tomado un café aquí abajo y un comando de tres chinos estaba terminando la faena, que les ha salido de ovación y vuelta: primero tropecientos mil euros en monedas de dos y de uno; luego, un par de sacos –por lo menos– de chapas de 20 céntimos y, al final, un letrero en la máquina que decía fuera de servicio, supongo que por agotamiento. Se han llevado una montaña de billetes y una riñonera a reventar, más un vale por lo que faltaba. Abdul, dueño del bar, sonreía resignado a la atónita parroquia y me han dado ganas de decirle: “Doce con las tuyas”.

lunes, 15 de octubre de 2007

Días de Radio

Ahora que nadie nos oye: hay locutores equilibristas empecinados en ver bajo su punto de vista. Los periodistas tertulianos atacan sin piedad al participio y se comen las des porque les ha dao la gana. Los políticos invitados a la mesa camilla hertziana trocan ces y des por zetas para demostrar su patriarcal aztituz. Y eso no es nada: si el transistor (sí, soy viejo, qué) soltara un piii por cada falta de ortografía vocalizada, apagaríamos el chisme de pura dentera.

Pero ya no es solo problema de formas sino de formación. A las diez y diez (nueve y nueve en Canarias), en la entrevista a un escritor viajero que acaba de publicar su última obra, donde combina texto y fotografía, le preguntan “cómo se le ocurrió la idea de publicar un libro multimedia”. Groucho, de haber hecho más radio, le hubiera sacado punta al invento; por ejemplo, se me ocurre, al anunciar las señales horarias diría: “Al oír la última señal serán las diez y pico”.

Probablemente, ésta sea la última vez que me meto con los que hacen radio, porque el viernes me lanzo a la piscina y seguro que me ahogo. Estreno en la 98.3 Radio un programita que ya tiene nombre (Sanseacabó) y sintonía (Fool’s overture, de Supertramp) y al que sólo le falta el detalle de saber de qué carajo voy a hablar. Uf.

De momento estoy disfrutando con la nueva web de la emisora que hoy hemos colgado y que está gustando: sencillita, clara, ordenada y útil. Aunque lo del nuevo look internetero es lo de menos, porque lo importante, de verdad, es la programación revolucionaria que ha emprendido su equipo también hoy: buena y variada música, salpicada cada media hora con microespacios de pocos minutos en los que se aborda pero que bien cuestiones de verdadero interés social. Ahora, gracias a estas ciencias que avanzan una barbaridad, se puede escuchar la 98.3 Radio del uno al otro confín. Es un consejo interesado, lo sé, porque me he implicado hasta la barbilla. Pero soy y seré de los que se moja y se entusiasma con lo que hace.

(Y, si no hago mucho el ridículo –bueno, aunque lo haga–, prometo colgar en este rincón alguno de esos testimonios radiales que están por venir).

viernes, 12 de octubre de 2007

Viva la Virgen del Pilar

Porque como maño que soy son de las pocas cosas que tengo claras con certeza: mi patria (chica) y mi patrona (grande). Así que, mientras ondean las banderas de todos los partidismos, me pongo a pensar en la suerte que tengo, sin necesidad de que nadie me diga cómo mostrar el orgullo. Faltaría.

Pero es día de fiesta, día de patria, emblemático 12 de octubre que hace obligado pensar en este puzzle paisajístico y faunístico. Como ando liado con la web de la 98.3 Radio, que ahora sí que sí salimos al aire el lunes 15 de octubre, os dejo con un vídeo de los genios de Gomaespuma, porque me parece una metáfora desternillante de las dos Españas, o de las cuatro, y de lo mucho que nos queremos todos, y de lo poco que nos envidiamos, y del nulo deseo que tenemos de que al vecino le parta un rayo, y de lo poco fantasmas que somos.

martes, 9 de octubre de 2007

Ángeles del purgatorio

En fecha indeterminada de la primavera de 1996, Onofre García Valderrama voló a Londres para intentar colocar su última maqueta, recién grabada, con el título provisional de ‘Arrieros somos’ porque quería dedicarle el disco a los machacados agricultores de su tierra manchega. Onofre, ese año, estaba mudando de banda y había oído hablar de la London's moved donde, curiosamente, sobraban agrupaciones musicales de ritmos ligeros y baladeros pero faltaban piezas que repartir para interpretar.

De ‘Arrieros somos’, título provisional, al entonces todavía conocido como El Yeti le gustaba especialmente una creación que, casi seguro, llevaría por título definitivo el de ‘Ángeles’ porque emitía a la perfección un doble mensaje: una metáfora sobre las sufridas esposas de los labradores de Albacete y un homenaje a su cuñada de Cartagena quien, además de llamarse así (Angelines, no Cartagena) cantaba como los ídemes. De hecho, fue su voz la elegida para interpretar ese tema en la maqueta, grabada en marzo de ese año en su granero de Cotillas, aprovechando la reunión familiar por Semana Santa. La orquestación se debe a su grupo Aidón Bilif, con el que todavía se llevaba bien, aunque por poco.

En su tercera y última noche en la city, algo irritado con las discográficas por los portazos educados que había recibido desde su aterrizaje, se animó a entrar en ‘The Accordion’, uno de los típicos pubs de los que tanto había oído hablar. Allí, en el taburete frente a su tercera pinta, se percató de que el tipo tatuado sentado a su izquierda cantaba razonablemente bien, quizás animado por los whiskises que trasegaba sin parar. Se presentó, le dio la mano y el tatuado se la devolvió: era un tal Robbie Williams, quien se le enrolló pero que bien sobre que si los de su banda Take That eran unos sinsorgos, y que como ya no aguantaba a tanto mojigato estaba grabando su primer disco en solitario y que se iba a titular, casi seguro, Life thru a lens, pero que le faltaba un algo, un nosequé, un tema que fuera el estandarte de su renacer.

Onofre García Valderrama, ya por su quinta pinta, no lo dudó y le regaló la maqueta “porque soy tu amigo y siempre te querré, y haz con ella lo que quieras, y si vienes por Albacete llama, que te llevaré donde hacen unas gachas que te mueres”. Onofre hasta lloró en el abrazo de despedida.

A la mañana siguiente, enresacado perdido, ya se estaba arrepintiendo del regalo, aunque se consoló al recordar que la grabación original de ‘Arrieros somos’, título provisional, la conservaba en el granero. Y fue allí mismo cuando meses después escuchó atónito, por la radio, que un tal Robbie Williams se estaba haciendo de oro con su tema, ‘Angels’. Al escucharlo sintió ganas de vomitar porque el tal Williams había destrozado su canción, que en voz del inglés sonaba así de mal:


Casi llorando de profundo dolor en el alma, y mientras decidía que al tal Robbie lo iba a invitar a gachas su santa madre, se consoló de una forma muy inteligente: apagó la radio, encendió la pista de reproducción y dejó que la voz de Angelines le envolviera con el verdadero esplendor con el que siempre debió sonar su canción:

domingo, 7 de octubre de 2007

Calarse de historia

Si mi tito el Fuerte se hubiese enfrentado a Rusia seguro que habríamos ganado el oro porque, con diez centímetros más que Gasol, a ver qué camaradich lo tapona. Sí, sí, mi ancestro medía 2,25 metros; lo dicen, lo aseguran, porque así está sellado en manuscritos de la época, donde certifican que un fémur del rey medía 60 centímetros. Yo he probado a medirme uno propio, a ojímetro, y es deprimente. Entre eso y lo bestia que era, que se cargó a espadazos las cadenas que protegían al jefe moro Miramamolín (que con ese nombre cómo no le van a partir la cara) en la batalla de las Navas de Tolosa, yo he devenido en Sancho el Acomplejado. Confesaré sin más que, al establecernos en Pamplona, elegí la calle Serafín Olave, que es la primera paralela a la avenida Sancho el Fuerte pero mucho más chica. O sea, parientes y cercanos, pero con respeto.

Hemos refrescado algunos datos de ese siglo XIII en un paseo por Roncesvalles y Valcarlos, donde las nieblas se instalan como boinas otoñales y tiran un calabobos que cuando lo pillas es cuando entiendes su nombre.

Toda la magia histórica en el entorno de Roncesvalles, sin embargo, se intuye desde cinco siglos antes cuando, en el verano del 778, los vascones dieron pal pelo en un ataque sorpresa al ejército de Carlomagno, hasta entonces invicto. El Cantar de Roldán se encargó de inmortalizar y agigantar la gesta. Ay, qué mala suerte también la de los Roldán, con ese antepasado héroe, “ejemplo de caballero cristiano digno de emulación en plena época de cruzadas y reconquista”. Ahí estuvo Roldán, sí, caballero de Carlomagno, caballero hasta la muerte porque, malherido, siguió tocando desesperado su olifante en busca del 7º de Caballería e intentando romper su espada Durandarte para que no cayera en manos de sus enemigos.

Hoy Roncesvalles huele a peregrinos porque es el punto de partida para muchos que quieren llegar hasta la tumba del apóstol; peregrinos de todas las edades y nacionalidades a los que se les desdibuja algo la sonrisa cuando ven el primer cartelón en la carretera y que se entiende en todos los idiomas: “A Santiago: 790 kms.”. Y mientras calientan diciéndose unos a otros, en sus respectivos idiomas, “arrancamos o qué”, Roncesvalles les cobija con su posada y hospital, sus mesones y sus montañas de piedras que son historia viva: el Claustro, la Sala Capitular, el Silo de Carlomagno, la Iglesia de Santiago y, por supuesto, la joya entre las joyas que es la Colegiata de Santa María, una pequeña catedral construida en torno al año 1200 en la que, según sentencian los entendidos, “sus bóvedas de seis nervios, los pilares cilíndricos y grandes rosetones laterales nos remiten al primer gótico parisino, elegante, sencillo y armonioso, con espesos muros”.

Yo no lo hubiera dicho mejor.

Hemos dejado un álbum de la excursión en Flickr.

jueves, 4 de octubre de 2007

Pasalacabra

–Con la C: reacción que provoca el vídeo de Juventudes Socialistas.
–¿Carcajada?
–No: conmiseración.

–Con la D: el que mezcla churras con merinas.
–¿Divertido?
–No: demagogo.

–Con la P: necesario para defender, a veces, a los socialistas.
–¿Pasión?
–No: paciencia.

–Con la R: condimento imprescindible para la convivencia.
–¿Risas?
–No: respeto.

–Con la S: autores de un vídeo para ridiculizar a la derecha.
–¿Socialistas?
–No: sosos.

–Con la T: identificar a todos los de derechas con el pijerío.
–¿Tablarrasa?
–No: topicazo.

En resumidas cuentas: que si no me gusta lo de Educación para la Ciudadanía es que soy un mojigato de derechas superguay. O tempora, o mores! Además de simples, cursis.

Y una vez expuesto a que me coloquen la etiqueta de Lacoste, me quedo de lejos con esta genial parodia del conocido concurso. Como diría un amigo mío, que no fue educado en la ciudadanía sino en el campo, no se pué contimparar.