jueves, 7 de junio de 2007

El País en movimiento

Hace ahora casi tres años, cuando aún era presidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), el primer director de El País y actual consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, decía: «El periódico tiene futuro, juega un papel muy importante en la conformación de la opinión pública en las democracias, pero necesita replantearse empresarialmente desde muchos puntos de vista». ¿Por qué lo decía ante sus colegas editores? Está claro: porque internet ya era entonces, y mucho antes, una realidad como medio de comunicación que tocaba la línea de flotación de los diarios tradicionales.

Personalmente, lo que me chocó de aquella reflexión es que viniera del mandamás del principal periódico español (hablo de ventas) caracterizado, qué curioso, por su rigidez almidonada a lo largo de sus ahora 31 años de vida. Porque, si lo veía tan claro, ¿por qué no se ponía manos a la obra, él que podía hacer lo que le diera la gana? No juego a empresario, ni mucho menos a estratega, pero presumo de llevar años en el coro de los que le dice al papel 'que viene el lobo'. Y ellos, los editores, los amos del montoncito de oro, llevan esos mismos años chocándose entre sí por las esquinas de su propia casa al ritmo del pegadizo himno histérico que lleva por título Que alguien haga algo mientras nadie hace nada. Y así dale que te pego… hasta hoy.

Cebrián ha anunciado que ya se están moviendo. En otoño, novedades. Habla de un rediseño de El País pero, ojalá, esté maquillando lo que quiero creer va a ser una refundación, un nuevo concepto de periódico. Yo así lo creo por lo que entreleo en sus palabras. Y me fío más del vídeo, en el que lo dice a las claras; ese rediseño será “…para hacer un periódico del siglo XXI, porque El País todavía es del siglo XX”. (No puedo evitar acordarme, en ese preciso momento, de que uno de los canguelos de EP es el alcance que le está dando, broncas ojotaderas aparte, su principal competidor, El Mundo, cuya cabecera completa es ‘El Mundo del siglo XXI’).

Otoño caliente en la profesión, en el escenario de medios. Qué gozada. Saldrá ‘Público’, el diario que quiere adelantar a EP por la izquierda para intentar comerle el pesebre; nacerán diarios digitales a tutiplén; se reformarán (¿por fin? ¡ojalá!) papeles amuermados no en el XX sino en el XIX; y se devolverá, en suma, el protagonismo al mensaje y no al medio. Buenos tiempos para la profesión, buenos tiempos para los profesionales que no están hibernando. [Y sí, de acuerdo: todo esto se moverá por culpa del Poderoso Caballero; ¿pero cuándo no?].

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