Cuando se intenta imponer el talento por talante, malo, malo. Primero fue la Ley de Igualdad, ésa en la que bajo la carrocería de un elemental derecho social –como es la no discriminación por razón de sexo– se escondía una caja de cambios donde la directa era la marcha atrás. Las alforjas para este viaje se llenaron de saldos demagógicos o, ahora que lo pienso, mejor de quincallas del Todo a Cien. Tras venga de darle vueltas, el Gobierno amaneció de repente con un eureka con rango de Ley por la que, contra la discriminación sexual, pasaba a ser obligatorio el fifty-fifty en donde proceda, sea lista electoral o Consejo de Administración. Para mí que esto fue como el aldeano que, como no conseguía subirse al burro, cogió tanta carrerilla que se cayó por el otro lado; podemos pasar de la discriminación por razón de sexo a la discriminación por razón de seso.
Ahora le toca el turno a la cultura. Para que no haya discriminación por razón de nacionalidad, lo mejor es decretar un cupo de películas españolas que debe proyectarse por cada tantas gringas, esas que llenan las salas. Aquí, los gustos del público son lo de menos, porque el público, como todo el mundo sabe, se equivoca: si se mete en Spiderman 3 es porque en los Multicines no echan El abismo interno, la obra maestra del albaceteño José Andrés Méndez, que rodó con subvención del Ministerio de Cultura para mostrar al mundo la soledad de una niña de ocho años que, durante dos horas, recoge florecillas en un campo manchego durante el verano de 1922.
El pesebre cultural español es patético: no hace falta arriesgar un duro porque la teta del Estado nutre, por ejemplo, a creadores de discos que nadie compra (y no, no es por pirateo, porque el parche en el ojo lo lleva desde hace años la SGAE con la bendición del Poder).
Y cuidadito, escritores, que vais después: el 30% de los personajes precisan de alguna discapacidad física o emocional, dentro de la imprescindible paridad entre ellos y ellas. O eso, o no hay subvención.
En fin, que el que va a tener todas las puertas abiertas será el espabilado que ruede la versión española de Siete novias para siete hermanos, esto es, Siete mozas para siete gachos porque reunirá los requisitos de nacionalidaz y de paridaz. Y a forrarse.
6 comentarios:
Uno de sus mejores textos, Don Francisco. Con esa prosa nerviosa e irónica que tanto gusta por estos lares.
Me alegra especialmente notar cómo la "semilla liberal prende en su interior" y hasta es capaz de usar expresiones tan losantianas como ese "pesebre".
Lo de la foto es para aplaudir con las orejas.
Estoy de acuerdo con Nahum.
Percibo más de una conversación y disputa divertida entre vosotros en esos cafés matutinos que tanto se estilan en el faustino de la facultad.
Pako, grande el fotomontaje, grande el apunte. Y lo de la huelga de los cines, de traca.
Me uno al colega superhéroe. Plas, plas.
Yo sólo puedo decir que viva el cine patrio y que viva la 'menestra' de cultura y las cuotas y la paridad por decreto ley...
Paco, siempre nos quedará la web y actualiozar las asignaturas optativas.
Ojo con la SGAE, que ya se sabe... No los voy a injuriar porque igual te cierran el blog. Pero, que se den por injuriados.
Un saudiño.
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