jueves, 3 de mayo de 2007

Sin pasión no hay compasión

El periodismo, qué tópico, está en la sangre. Pero es verdad. Hoy nos decía Álex Grijelmo, presidente de la agencia Efe, que "en el periodismo se está perdiendo la compasión". ¿Pero es que alguna vez la tuvimos? ¿No hemos pecado durante demasiado tiempo de altivez? Lo que el periodismo está perdiendo, para mí, es la pasión, sin com. Pasión por ser el verdadero servidor público para el que nos comprometimos y que más de uno viola con un Juramento Hipócrita.

Estamos dos días hablando de periodismo local pero que si quieres arroz. Los lectores se nos escurren entre los dedos. Vamos a reflexionar sobre el tema y llegan dos superreporteros de El País para contarnos cómo se hicieron pasar por minusválidos o mendigos, que es exactamente lo que hacían mis alumnos (sobre todo alumnas) de 3º en sus prácticas de Periodismo Especializado. Vienen jefes de Redacción de variopintos medios y lloran porque los chicos no salen formados como debieran de la uni, y que ellos no están para formar a los futuros/maduros profesionales, porque ya tienen bastante cuadrando la planilla de libranzas.

Yo aprendí en la Universidad, y mucho, hasta donde me permitía este cerebro de chorlito. Pero aprendí mucho más, por supuesto, cuando me sumergí en las Redacciones y tuve la suerte de toparme con viejos lobos que me enseñaron lo nunca escrito. Lo que yo tenía, y tengo, es pasión irracional por el periodismo. Y ganas de aprender, siempre. Pero ahora, por lo visto, no. En el mundo del usar y tirar lo que demasiados jefes quieren son franquicias universitarias, escultoras de periodistas muy bien peinadicos que, recién llegados a la Redacción, sean capaces de analizar la coyuntura de la OPA de Endesa, con sus pros y sus contras. O sea, que termino Derecho y mi primer bufete me encarga la defensa del asesino en serie; termino Medicina y me encargan una operación de corazón a vida o muerte. Joer, qué tiempos. Y qué desorientación.

El periodista, el verdadero, nace ese trágico día en el que las hormonas de la adolescencia le dicen "hala, a comunicar". Y ya no muere hasta que se muere. Durante el resto de su existencia le acompañarán las ideas, las incongruencias, las alegrías, los lloros, las dudas existenciales, la responsabilidad, el compromiso. Pero, sobre todo, le acompañarán la curiosidad y las ganas de aprender. Y, que yo sepa, para aprender es imprescindible que haya alguien dispuesto a enseñar con, por lo menos, la misma pasión del que está ansioso por recibir. Me suena que a lo que ambos les une es una cosa que en aquellos tiempos se llamaba vocación.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Echo mucho de menos la autocrítica en las redacciones. No existe. No existe entre los redactores. No digamos ya a nivel directivo. Es un error. La prensa actual está "amoquetada".
No cuesta nada mirar más allá. Pero, por lo que veo, la mayoría no quieren ser más que "funcionarios".
Quiero algo más del periodismo.
No a las agencias y a las notas de prensa! No a los directivos! Sí a los PERIODISTAS (con mayúsculas)!
Un saudiño.

Anónimo dijo...

Xan, por ejemplo, sí que tiene pasión...jeje!
Me ha encantado el post Paco. Aunque leo tu blog a menudo, nunca había comentado pero hoy viendo este post y a mi compañero comentando, no he podido resistirme.
Por cierto, me encanta leerte

Nahum dijo...

Brillante, Paco, brillante.

Te remito a una defensa de la enseñanza del Periodismo que me pidió Lucía Martínez para su blog.

Coincidimos en mucho. Tú hablas más de pasión (y eso me gusta, claro).

http://elblocdenotas.blogspot.com/search/label/formaci%C3%B3n

Anónimo dijo...

A mi querido galleguiño: te puede la rebeldía.
No digas NO VEO cuando, en tu caso, SÍ VES. Arremetes contra los jefes cuando tienes uno excelente. Periodismo es pasión y... justicia.
Pero, sobre todo, periodismo es amor. Sí, amor. Como no queramos a los lectores, lo demás es bla, bla, bla.Y queramos a todos los lectores, no a esas guindas tan hermosas —lucen, venden...— llamadas locos, extraviados, drogatas, solitarios, raros y demás.
Y periodismo es ir a cara descubierta y no con disfraces. Y menos aún cuando esos disfraces ocultan a periodistas. Porque luego los que se disfrazan son los que ponen a parir las cámaras ocultas.
Otro día más.

Anónimo dijo...

MAJ, tienes toda la razón. En mi caso no puedo quejarme, pero creo que se hace demasiado corporativismo y demasiado trabajo rutinario (entendiendo esto como: "no quiero pensar, lo hago y me voy a casa. Mañana volveré otra vez").
Igual es que soy un iluso y demasiado joven...
un saudiño.

Paco Sancho dijo...

xan: Me gusta, me gusta... me quedo con lo de 'periodista amoquetado'.
obis: Gracias por tus elogios, aunque no tengo ni idea de quién está detrás.
nahum: Buena defensa, sí señor, como lo demuestran los comentarios que te dedican.
maj: Plas, plas, plas.