Lo prometido es deuda. Como anuncié en el texto anterior, ayer domingo apareció publicado, en las páginas de Opinión de Última Hora, un artículo firmado a cuatro manos por Armando y servidor, sobre la etapa que cerrábamos como asesores de su gran periódico y mejor equipo. El título era el mismo y ésta la parrafada:Cuando en noviembre de 2005 aterrizamos por primera vez en Asunción lo hicimos con miedo. Con miedo justificado. Veníamos como consultores al diario Última Hora, con el cometido de ayudar a su relanzamiento como el periódico de calidad que el Paraguay necesitaba. Pero, desgraciadamente, no éramos los primeros asesores extranjeros que venían con esa misión; pocos años antes, un equipo de presuntos periodistas expertos había hecho tan “buen trabajo” que dejó a este diario al borde de su muerte. Literal.
Así que, con semejante precedente, ¿por qué deberíamos ser bienvenidos? Si el recibimiento hubiera sido hostil poco podríamos haber objetado. Pero, cosas de la bondad paraguaya, no solo no fuimos rechazados sino que al poco tiempo ya nos sentíamos parte del equipo. Desde aquel noviembre y hasta hoy hemos estado viajando casi todos los meses hasta acá. Y, ahora, damos por cerrada una etapa que juzgamos muy productiva en la que hemos trabajado no solo con los buenos profesionales del diario sino con las mejores personas. ¿Qué más se puede pedir?
Pues sí: se puede pedir más. Se debe pedir más. Durante este tiempo nos hemos esforzado, todos, por hacer un mejor periódico cada día. Un periódico que se alineara al lado del ciudadano y no del poder, un periódico repleto de buena información, planificada, donde primara la calidad sobre la cantidad. Un diario volcado en contarle todo lo que necesita saber, pero que además le ofrece contenidos de servicio y utilidad.
Hoy, año y medio después de aquel primer aterrizaje, podemos afirmar con rotundidad que este periódico ha multiplicado el principal patrimonio al que debe aspirar todo medio de comunicación: su credibilidad. Y a ella sólo es posible llegar por el camino de la calidad informativa, de la seriedad (que no aburrimiento) en el tratamiento de las notas, del rigor en todas y cada una de sus páginas, del respeto profundo por los derechos de las personas. Del convencimiento, en suma, de que el periodismo es exclusivamente servicio a la sociedad y no un coto cerrado utilizado para satisfacer intereses bastardos.
Y así lo entendieron, desde el principio, los responsables de la empresa y de la Redacción. Hoy, este periódico es creíble porque no esconde intereses que no sean los sociales, que basa su información en los datos y no en las opiniones, que cada día está mejor escrito. Este periódico, afortunado lector, está obsesionado con usted, y por eso va a seguir mejorando. El equipo profesional es, sencillamente, extraordinario. Tan extraordinario que ya está preparando excelentes sorpresas para que usted siga confiando en él. Esto no ha hecho más que empezar, porque Última Hora tiene la obsesión de convertirse en imprescindible.
Paco Sancho, periodista español y Armando Mendes, periodista brasileño, miembros de DiFranco Consultoría de Medios.
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