sábado, 24 de febrero de 2007

Jerrea móvil

Así lo tengo memorizado en el Nokia. Bueno, sin tilde. Javier vuelve a ser noticia por sus genialidades: la SND le ha dado su máximo premio por uno de sus últimos hijitos gráficos, El Economista, diario español que se dedica a la información sobre lo evidente que delata su cabecera. Quienes gusten del universo gráfico en la comunicación pueden asomarse aquí para comprobar lo justo de la decisión del jurado de los considerados 'premios pulitzer' del diseño periodístico internacional.

Hace un par de años, o tres, tuve la suerte de ayudarle en el proyecto del rediseño del Diario de Noticias de Navarra, que también se llevó el premio al diario mejor diseñado de Europa. Bueno, eso de que 'le ayudé' me hace sentir el ratón del chiste que os conté hace unos días. Con lo que me gusta el diseño, cualquiera se atreve a agarrar el tipómetro con Javier Errea mirando... ("¿la Times? ¿en serio me dices que vas a usar la Times?").

Con este recio navarro vengo coincidiendo, si la memoria no me falla, desde 1998, primero en la fcom y después, también, en el mundo de la consultoría. Javier estaba conmigo, o yo con él, durante los famosos sucesos de Venezuela a los que aludí a proposito del comentario sobre MAJ que hice también hace poco. En esa época íbamos a menudo a echar una mano en los periódicos de la Cadena Capriles. Nos alojábamos en un hotel con encanto, en las afueras de Caracas, rodeados de naturaleza, a los pies del Ávila. Cuando llegábamos, mi obsesión era deshacer la maleta a toda pastilla y bajar a la piscina, cervecita en mano, a ronronear. ¿Y Javier? Ya se había calzado las adidas y preguntaba en recepción si había circuito para hacer unos kilometricos y desentumecer sus fibrosos músculos. Como veréis, el chico corre que se las pela.

Y no para. Javier necesita hacer doce cosas a la vez para sentirse vivo. Para mí que el término hiperactivo se queda corto con él. Mayormente duerme en los aviones; como buen atleta, es un experto en eschuchar el pistoletazo de salida de la tripulación ("armen puertas y rampas") y lanzarse en plancha sobre tres asientos libres para sobar hasta destino. Como un crío, bonico.

Un verano, después de sus vacaciones, nos apareció por la Consultora con una rapada del uno. Por lo visto, se había picado con uno de sus mil hermanos a ver quién se lo dejaba más corto. El caso es competir. Y estaba tan majo, tan bombilla, que no resistí la tentación de inmortalizarlo.

Ahora va por su cuenta, se ha metido a empresario, a erreaconsultores, con gente y todo a su cargo. Está feliz, lo sé, porque los fosforitos, los pistachos y naranjas chillones rodean todo lo que toca. Se ha pegado un diseño corporativo de su estudio en un verde tan gritón que se necesitan gafas de sol para leer su teléfono. Pero, qué carajo, a él le gusta. Yo me empezaré a preocupar por su salud mental cuando vea que le van, o que comienzan a molarle, las tramas grises.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la parrafada sobre Javier. Un tipo humilde, trabajador y genial.

Anónimo dijo...

Lembro de Javier informando com toda a candura, a uma audiência de fechadores e diagramadores à beira de um ataque de nervos, que não, não era mais para torturar títulos no torno; não, não podiam mais apertar o tracking até que as letrinhas se encaixassem na coluna, espremidas como sardinhas em lata...

Enfim, um saludo (portunhol castiço) a Javier que ele merece. E quem sabe um dia trabalhemos juntos de novo - entre moquecas de peixe e camarões, numa ilha dentro de uma bela baía, como convém. Na medida para suas atemorizantes corridas diárias - enquanto eu me esfalfava para caminhar meia dúzia de quilômetros, ele corria vinte como quem vai ali e volta. Grande abraço!!