lunes, 19 de febrero de 2007

El ladrillo de Ramón

Si le metes "Ramón Salaverría" así, entrecomillado, a Google, te da 48.900 webs donde sale (bueno, ahora 48.901). Ramón es un guipuzcoano de Burgos (no sólo los vizcaínos nacen donde quieren, eh) al que le adorna el tener el único currículo, que yo conozca, que necesita índice. Es un gurú, que se dice, del cibermundo actual, uno de los quinientos españoles más influentes de hoy, y en el TOP-25 si lo reducimos a los que más dominan internet.

Ramón es hoy reconocido porque ayer, mientras dormían, dijo "hay vida ahí fuera", y se buceó la ciberesfera a pulmón, mientras toneladas de carcamales se mecían en la hamaca con el tsunami enfrente. Bien, Ramón.

Desde el año pasado, le ayudo en lo que puedo en Tecnología de la Información, una de las tropecientasignaturas que dispara en la fcom de la unav. Me ayudó más de lo que se imagina a relanzar la web de la Facultad y me está enseñando tanto que aún no entiendo por qué no me cobra.

Mi Ramón padece una de esas dicotomías que corroen a algunos periodistas de raza metidos a universitarios: se debaten esquizofrénicos entre el frenético mundo profesional y el almidonado ámbito universitario; entre la última exclusiva de un neonato cibermedio y la necesaria fotocopia compulsada para el ministerio. Misterio.

De repente, en diciembre, va y como que desaparece. Encerradico en su despacho, atendiendo asignaturas y alumnos, pero poco más, Ramón va y viene, reúne mamotrecos, se va a la fotocopiadora, pide sellos de tampón a Secretaría, abandona o casi su blog, no digamos a su familia y, vualá, aparece hoy, cargando su taxi blanco, camino de Barcelona: va con ciento catorce kilos de documentos para justificarle a un tribunal de gente muy cualificada que él sabe algo para enseñar a los que vienen a cualquier uni. Le pregunto si eso es que ellos están locos o es que somos nosotros los que estamos locos y me dice el pedorro: "Es lo que hay".

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Dos copias de fotocopias compulsadas y encuadernadas (como 770 folios a cada); Historial académico, docente e investigador; Currículo encuadernado (de canto); Copias de Investigación (para los miembros del tribunal); Documentos acreditativos (originales); Ramón Salaverría; Opel Vectra.

Ahora, de madrugada, se va a la preciosa capital catalana a entregarles a los juzgadores la mercancía de sus sudores, mientras algunos -yo-, no podemos evitar pensar: ¡cuántas horas de trabajo absurdo robadas a tus bienes más preciados: a tu niña, a tus niñas, a la investigación de verdad!

Chico, qué quieres que te diga: si tú no sirves para enseñar Periodismo (con mayúscula) allá donde quieras, es que algo huele a podrido más de lo que imaginaba. A lo peor es que tienen miedo de que la inteligencia, la sabiduría, la curiosidad, el interés, la vida entre en sus vidas.

No corras.

8 comentarios:

Sincopado dijo...

Muy bueno, Pacuitor. Ahora tienes que hacer tú la tesis y acreditarte y bajar a clase con corbata y que los alumnos te llamen don Francisco y, y, y, y...

Nahum dijo...

Joer, este Ramón va a necesitar un bulldozer para transportar todo eso.

Si no le aprueban, que los sepulte con ello, ¡qué narices!

Don Francisco S., creo que no nos conocemos, pero le confieso una cosa: he descubierto este blog por casualidad y, francamente, me parece "im-pre-sio-nan-te".

Ánimo: se ha ganado usted mi corazón.

Paco Sancho dijo...

:-)))))))
Pues a ver si tenemos oportunidad de conocernos, oiga.
Y mil gracias por los elogios.

Nahum dijo...

Por cierto, ¿por qué pone usted una foto de Kiko Veneno para ilustrarse?

Paco Sancho dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAAAAAAAAA
(Ya me lo han dicho en más de una ocasión).

Anónimo dijo...

Como el blog se convierta en intercambio de tonterías...
Mi querido Bluff, que aquí hay nivel.

Ramon Salaverria dijo...

"Me está enseñando tanto que aún no entiendo por qué no me cobra".

Sí te cobro. Con lo que tú me enseñas a mí.

¡Y lo bien que nos lo pasamos!

Paco Sancho dijo...

:...(
Oye, joer, voy a insistir en que tú tienes tres niñas y yo otras tres, porque nos ponemos de un...
...¡¡¡raaaa-món:-quie-ro-un-re-la-to-de-ta-lla-do-del-ca-ta-lán-ma-rrón, porrón porrón!!!.