martes, 14 de octubre de 2008

Un chaval de fortuna

La revista Forbes lo tiene por el magnate más joven del planeta, con una fortuna de mil quinientos millones de dólares, pero el bedel de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra por poco no le deja pasar. Mark Zuckerberg, fundador y presidente de Facebook, ha conseguido entrar al final porque enfrente de los bedeles hay una gran pantalla de avisos en la que salía su foto como gran invitado del día, que si no, ahí que retienen a ese jovenzuelo rubiales de camiseta, zamarra, vaqueros y deportivas con pinta, como mucho, de estudiante de posgrado. Pero sin carné de la uni.

Mark Zuckerberg (Dobbs Ferry, NY, EEUU, 14 de mayo de 1984) asomó esta tarde por los pasillos de la Facultad de Comunicación ataviado como lo que es, un chaval. Eso sí, un chaval de fortuna. El despiste, que conste, no hubiera sido solo de los bedeles sino de todo el cortejo protocolario que le esperaba a la puerta para hacerle los honores. Si no llega a ser por la bendita foto, a ver quién es el lince que acierta que el presidente todopoderoso de la red social de internet con 110 millones de usuarios, con más de cuatrocientos empleados en Silicon Valey, con pretendientes del calibre de Microsoft, con una cartera de anunciantes de primera división era, de toda la comitiva, el de las playeras, el último en entrar después de que lo hiciera su séquito uniformado de corbatas y trajes oscuros para damas y caballeros.

En su periplo europeo, el nuevo midas del cibercoleguismo ha hecho solo dos escalas en España, y una de ellas ha sido, precisamente, aquí, gracias al buen hacer de Javier Oliván, ayer estudiante de la Universidad de Navarra y hoy uno de los grandes hombres fuertes de Facebook. Una larguísima cola de estudiantes de todas las edades ha aguantado su buen rato para hacerse con un sitio para escuchar al último gurú de la interconexión. ¿Y que qué ha dicho? Quien quiera leerlo lo tiene aquí, en una excelente crónica firmada por el hombre que sabía hacer ocho cosas a la vez. Yo me quedo con lo que juzgo más importante, con lo que se respiraba en el ambiente, que no era sino la curiosidad del personal por conocer en carne viva a la representación del sueño americano que cada tanto se repite: jovenzuelo tan listo como desaliñado que se encierra horas y horas en su habitación del campus venga a teclear el portátil hasta que descubre, queriendo o no, algo.

Mark Zuckerberg tenía 19 años cuando en febrero de 2004, desde esa imaginable habitación desordenada en alguna fraternidad de Harvard, tecleó Facebook. Lo hizo con dos colegas con los que hoy anda a la greña, como debe ser en casa del fundador de una hermandad. Y lo que en principio era un jueguito de relaciones para universitarios fue haciéndose bola de nieve, hasta convertirse en una de las empresas de internet más sólidas y con más expectativas para seguir creciendo, con crisis o sin ella, porque al fin y al cabo todos nos seguimos conectando, aunque sea para llorarnos lo mal que estamos. Así que Mark aparece sonriente aunque con una sombra de cansancio que se ve hasta sin luz. Mira todo y a todos con sorpresa, con ojos saltones, como si estuviera preguntándose si está soñando o qué. Es el rico que llega a serlo sin proponérselo y que parece negarse a aceptar su nuevo estatus. Y por eso, probablemente, mezcla las churras con merinas propias de un millonetis de 24 años. Viste desenfadado pero de marca, presume de dormir en colchón en el suelo pero viaja en jet privado y limusina, no come pero luego le vienen bajones, es tímido pero ha aprendido artes escénicas, habla atropellado pero no hay improvisación porque lo tiene todo calculado y, por supuesto, se sabe ingeniero aunque no haya terminado la carrera. Es un buen tipo y me alegro de haberlo conocido.

Lo que no he conseguido, ni mirándole mucho rato, es averiguar si es feliz.

3 comentarios:

Nico Sangrador dijo...

Me hubiera gustado asistir a esa conferencia. Es lo que tiene dejar la Universidad.

Anónimo dijo...

No sé si se lo he dicho ya a alguien o no, pero felicidades por conseguir tener a este genio cerca.

A mi también me hubiese gustado asistir, pero gracias al excelente despliegue informativo que habéis hecho (muy buena crónica -un títular de traca- y el pefil y el análisis también de lujo) estoy viendo ahora en streaming el vídeo de la conferencia.

Joé, Pacotto, el chaval del los millones lleva un forro polar de North Face como un pamplonés montañero (eso sí, que se haya gastado un pasta en el polar) pero un forro polar en cualquier caso y unas zapatillas.

En fin, felicidades. Y... ¿qué estoy haciendo con mi vida? Este chaval tiene un año más que yo, 110 millones y trabaja haciendo lo que le gusta. ¿quién me engañó con el periodismo? jaja.

Abrazo.

Fran Invernoz dijo...

Una buena entrada, muy interesante. En lo que no estoy de acuerdo es en eso del sueño americano, porque no existe. Éste es el caso de un chico con talento, quizás un genio, que pudo haber nacido en cualquier otro país que, seguramente lo hubiera 'absorbido' el Gran Imperio estadounidense. En estos tiempos de crisis económica en que vivimos, admiraría más a algún genio que diese una mano a los países pobres para que aprendan a crear riqueza y a repartirla equitativamente, que no es el caso del tan mentado sueño americano, donde más de 50 millones de estadounidenses no tienen cobertura sanitaria universal, donde el Gobierno central destina fondos públicos para arreglar los errores de especuladores privados y se mueren niño por falta de atención sanitaria. Posiblemente se piense que estoy mezclando el tocino con la velocidad, pero modestamente creo que en la globalización impuesta que vivimos, imposible de dar marcha atrás, todo tiene que ver con todo. De todas formas, admiro a este chaval y me parece una entrada excelente por la forma de tratamiento de la información. Salu2.