lunes, 17 de diciembre de 2007

¿Mande?

Parecerá que lo hago adrede pero palabrita que no. O será que estoy especialmente sensible estos días por lo del informe PISA y lo que a lectura comprensiva se refiere, pero el caso es que no hago más que tropezarme con textos ininteligibles, por lo menos para esta sesera que Dios me ha regalado. Ya es sabida mi tesis, pero la repito: para entrenarse en el entendimiento de los textos no hay mejor gimnasia que leer a barullo, porque tarde o temprano, y poco a poco, uno se va desasnando. Y que es bueno leer periódicos, siempre, a pesar de que algunos periodistas se empeñen en publicar sus jeroglíficos fuera de la página de pasatiempos. Esta misma mañana, sin ir más lejos, me he abierto la crisma al chocarme de sopetón contra este texto en un periódico (copio y pego tal cual toda la información publicada, excepto los nombres de los pecadores):

La filosofía a partir de los Beatles
El filósofo José Luis Pardo hurga en la historia del malestar en la cultura de masas
Fulani Detal.
Agencia Equis. Madrid.
El filósofo Jose Luis Pardo activó su memoria un día navideño de 2003 cuando miraba el revoltijo de personajes de la portada del álbum de rock Sgt. Pepper, de los Beatles, y sintió la urgencia de contrarrestar una posible confusión. Así nació Esto no es música", un libro que busca "la melodía" del malestar en nuestro tiempo.
"El malestar de hoy, el de la identidad a la que uno se agarra cuando ya no queda nada, tiene sus raíces inmediatas en la erosión de las estructuras del estado social de derecho (o del bienestar), pero en el fondo es un dolor más complejo y profundo que me obligaba a hurgar en la historia de la cultura de masas", ha explicado Pardo.
Esta vez "me he tomado muy en serio mi relación con la música pop, que me sirve de catalizador del gran experimento social que permitió a cuatro chicos de Liverpool convertirse en el primer grupo experimental de música popular", señala.

Me imagino la jugada: entre la imposibilidad del señor Pardo para resumirle al periodista su trabajo intelectual de cuatro años; entre la desidia de Fulani Detal siquiera para pedirle al filósofo explicaciones medianamente inteligibles; entre las prisas del jefe de Fulani para despachar el teletipo; y entre el corte torero del editor del periódico para que entren las líneas exactas (primero el espacio y después la información, olé), el que lo paga es el lector. Un euro, para ser más exactos. Un euro para que se le quede cara de bobo y deprimido porque duda hasta de su propia capacidad para la lectura comprensiva.

Y así va alguna Prensa: con periodistas que no saben ni de lo que escriben, con jefes que miran más al reloj que a la información, con editores que llenan páginas a granel. No todas las culpas iban a ser de la empresa, que bastantes tiene la muy. Al final, entre todos la mataron y ella sola se murió. Bueno, no; según acusan ellos mismos, el asesino es... internet. Y a cenar, que se hace tarde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, la edad me va limando las aristas. Cada día comparto menos las radicalidades, debo de ser 'El alter ego de la radicalidad'. A que parece el título de un rock de Sabina.

Nahum dijo...

El José Luis Pardo ese, ¿en qué grupo cantaba? Le recuerdo con la barba, pero no me sale el nombre, leñe.