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(Clic a la foto y ¡oh! se amplía en ventana independiente).
Cuando las niñas levantaron el vuelo, y de esto ya hace, nos reunimos los cuatro en Navidad (vueeelve, a casa vueeeelve) cuando cada cual puede cuadrar su calendario. Al final, el eje Pamplona-Madrid-Palma se suele complicar y el encaje de bolillos es juego de niños comparado con el calendario de los Sancho López. Pero al final encaja y nos encontramos. Este año, además, se ha sumado David, pero es es otra historia.
El caso es que llevamos tiempo sin cuadrar los cuatro el 6 de enero; como diría Chenoa, que es un decir, cuando tú vas, yo vengo. Moraleja: llamo a Oriente a cobro revertido y pido a Sus Majestades que, con camello o con AVE María Purísima se estiren y aparezcan en nuestro hogar uno de los días en que coincidamos todos. Mi chantaje: o lo hacéis vosotros o se lo pido al tontolaba del gordo. Y no falla. Como motos se plantan en casa y no me pregunten cómo, pero se plantan y bien cargados. Resoplando.
Para información general ( es decir, para envidia de propios y extraños, para ejemplo de los que aún tienen tiempo para estirarse), aquí plasmaré la generosidad con la que esta noche nos regalarán los irreemplazables Magos de Oriente. Pero me voy, porque tengo que estar dormido cuando trepen a mi cuasi inaccesible piso primero.
2 comentarios:
so nice artical
THANKS
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