La acepción de flema, para referirse a los británicos, se supone que es la tercera de la RAE (calma excesiva, impasibilidad) pero, a la vista de lo que va a hacer mañana miércoles su Channel4, que es emitir un programa inédito con las imágenes de la princesa Diana moribunda tras el accidente que va para diez años, creo que le cuadra mejor la primera acepción: mucosidad pegajosa que se arroja por la boca. En román paladino: lapo, escupitajo, asquerosidad, mocoverde, esputo, salivazo, gargajo, pollo.
Al programa de la infamia lo titulan, toma ya, ‘Los testigos en el túnel’, como para darle una pincelada (de brocha gorda) de periodismo de investigación, de novedad, de descubrimiento. Los hijos de la víctima han movido todo para que no se emita, alegando “una flagrante falta de respeto”. Y nada. Sectores británicos (de los de la tercera acepción) han puesto el grito en el cielo ante semejante irresponsabilidad. Y nada. La policía ya investigó y los tribunales dictaron que fue un accidente, pero nada. En aras de un presunto “interés público”, el director de la cadena, Julian Bellamy, ya ha decidido que mañana emitirán semejante porquería. Lady Di era/es famosa, qué carajo, y eso vende.
Esta sociedad está enferma, de narices, si pretende seguir aceptando como asunto de interés público lo que no pasa de ser un asqueroso despertador de morbos que lo único que busca es la pasta, los índices de audiencia. La televisión se pudre por todo el mundo a base de comer como buitres. Pero la carroña son ellos, no sus víctimas.
¿La sociedad británica será mañana más libre y estará mejor informada gracias a una televisión que les habrá mostrado a una persona agonizando? ¿Ni la intimidad se respeta en el momento más trascendental del ser humano? Solo me queda desear que la señora madre, la esposa y las hijas del tal Bellamy no sean famosas, gocen de buena salud y que, por si acaso, cuando les llegue su momento se encuentren pero que muy lejos de su Julian querido y de sus cámaras.
1 comentario:
Increíble.
No tenía ni idea de esto...
Vaya lapo.
Un saludo, Paco.
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