miércoles, 30 de abril de 2008

Carta apócrifa de un vasquito al más que excelente presidente

Excelentísimo señor Rodríguez:

Espero que al recibo de la presente se encuentre bien en compañía de los suyos. Le escribo hoy porque me he dicho a mí mismo que, como mañana es la fiesta del Trabajo, igual tiene un rato para contestarme y ayudarme en la pelea que tengo con mi aita, que ya lleva tres meses en Martutene. Bueno, me contesta si puede, claro, pero es que el sábado vuelve a tocar visita y el anterior me puso de los nervios.

Verá, antes de nada le diré que mis colegas y yo estamos tope guay con el despliegue de la fragata y los aviones y tal para escoltar a los pescadores. Qué fuerte, oiga, ver las banderolas por el Índico.

Es que mi aita, que de verdad es bueno pero torpe de morirse, fue pillado por la pasma en enero cuando pagaba 6.500 euros a los intermediarios de los responsables del movimiento de liberación vasca, en concepto de contribución voluntaria al proyecto nacional de reconstrucción y eso. Hombre, a mí lo de los 6.500 mortadelos me importa como que menos, porque era lo que tenía ahorrado para la boda de la imbécil de mi hermana, así que se joda, con perdón. Pero como ha tenido que cerrar su ferretería, la Vuelta de Tuerca, porque desde la cárcel no puede pagar las nóminas de sus dos empleados ni mantenerse al tanto con proveedores y clientes, en casa estamos quemando las huchas mientras mi ama no para de llorar, aunque no nos dice por qué.

Bueno, que le decía que mi aita se puso histérico cuando se enteró de que la fragata no era para liberar sino para acojonar, y me perdone el lenguaje. Y ni le cuento lo que dijo al saber que con la Armada de testigo se soltaron 770.000 machacantes en efectivo a los secuestradores. Él venga a jurar y yo venga a repetirle las palabras de usted de eso que “lo importante es que están liberados y a salvo”. Olé le dije, pero el aita juró más si cabe; eso sí, en castellano.

A lo que voy, para no hacerle esperar con el desayuno a su excelentísima Sonsoles: que lo que yo le dije a mi aita es que no se puede comparar el pago a unos piratas africanos con eso de ceder al chantaje de unos terroristas vascos. Que estos son perversos de narices y lo de los otros pertenece a la esfera de las relaciones internaciones con sus correspondientes organismos, según deduje de las explicaciones del profesor Francisco Sández en su clase del viernes en Educación para la Ciudadanía.

No se lo creerá, pero mi aita se refugiaba tras el peregrino argumento de que estaba muerto de miedo no por él sino por nosotros, y que la pasma no le daba ninguna garantía de seguridad, y que por eso pagó. Como verá, podía haberse buscado una excusa más creíble, pero qué va.

Si es tan amable de contestarme, le pido que me ayude a darle argumentos para demostrarle que él está equivocado. Yo ya lo sé, pero con su ayuda será irrefutable el poder decirle que los 770.000 euros del rescate no los hemos pagado entre todos, no establecen un precedente, no van a financiar el terror en el Índico, ninguna mujer va a ser violada, ningún niño asesinado, nadie se va a comprar armas, y los piratas, tan majos ellos como el Sparrow, aprovecharán este donativo para retirarse del mal y dar de comer a los suyos desde una granja de, no sé, León.

Agradeciéndole el tiempo prestado y esperando que no se le haya enfriado la leche por mi culpa, se despide de usted éste que lo es,






Aitor Mentado

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