Más allá del Quijote (que siempre queda como bien citar el 23 de abril), si un cliente quiere una obra de Quevedo, o de Lope, o de Galdós, o de Unamuno, habrá que pedirla a la editorial porque será difícil, por no decir imposible, encontrar buenas obras de la historia de la literatura en esas estanterías de los grandes almacenes, atiborradas como están con ejemplares de una presunta novela que la multinacional del marketing se ha empeñado en vender al peso aunque sea mala y escrita con zafiedad.
Queda la esperanza, eso sí, de que pasado un tiempo alguien se atreva a resucitar a los grandes clásicos con una fórmula que propongo desde ya: traducir sus obras a la jerga actual. Porque también esta semana hemos sabido de las diez palabras más utilizadas coloquialmente por los españoles y entre las que no podía faltar, por supuesto, fistro, piltrafilla, malquedas, canijo, friki, petardo o pasmarote.
Por eso, a vuelapluma, se me ocurre ayudar a la venta de los buenos libros adaptando sus títulos a los tiempos que corren. Por ejemplo:
En vez de CIEN AÑOS DE SOLEDAD, MOGOLLÓN COLGAOS.
En vez de MADAME BOBARY, TIPA LELA.
En vez de LOS HERMANOS KARAMAZOV, COMANDO DEL ESTE.
En vez de LA DIVINA COMEDIA, LA FRIKI ENROLLADA.
En vez de CUMBRES BORRASCOSAS, LA QUE VA A CAER, TÍO.
En vez de EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, LLEGAS TARDE, TRONCO.
En vez de EL VIEJO Y EL MAR, EL CARROZA EN CHALUPA.
En vez de GUERRA Y PAZ, A QUE TE DOY.
En vez de LA VIDA ES SUEÑO, ESTOY REVENTAO.
En vez de LA REGENTA, MI VIEJA.
Y, bueno, así podríamos seguir hasta el infinito, pero me reservo las ideas por si alguna editorial se anima y me contrata para ayudarle con las nuevas colecciones.
Sanseacabó Nº 23, semana 17 de 2008, emitido por 98.3 Radio
3 comentarios:
A buenas horas, Paco... Esto nos hubiera sido más útil en el primer semestre, con Fundamentos III...
Soy un lector suyo bastante anónimo, desde hace poco tiempo. El suficiente como para celebrar el haber conocido esta bitácora. Por ello, le he dejado un regalito en la mía.
Sin miedo, que no hace 'pum'.
Un abrazo.
Manuel, he leído su regalo. Tan emocionante como sorprendente; y, de alguna forma, no sé cómo, me ha hecho 'pum'. Un millón de gracias.
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