Pero si alguien olvida el nombre de Luis Conde será porque seguimos enredados en condenas de micrófono, en beneficios partidistas, en luchas dialécticas estériles. Será porque seguimos en un país democrático que admite el miedo en su presunta normalidad, con pueblos que nadie se atreve a gobernar. Si alguien olvida el nombre de Luis Conde y pasa a ser, sin más, la víctima mortal número 824 de los hijos de la ira, será porque seguimos donde estábamos.
lunes, 22 de septiembre de 2008
La 824, o la última
Pero si alguien olvida el nombre de Luis Conde será porque seguimos enredados en condenas de micrófono, en beneficios partidistas, en luchas dialécticas estériles. Será porque seguimos en un país democrático que admite el miedo en su presunta normalidad, con pueblos que nadie se atreve a gobernar. Si alguien olvida el nombre de Luis Conde y pasa a ser, sin más, la víctima mortal número 824 de los hijos de la ira, será porque seguimos donde estábamos.
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2 comentarios:
La tristeza, Paco, es que en muchos, muchos ayuntamientos (Bergara, Orio, Uharte-Arakil... no sigo), les quieren y les aplauden y creen que matar es legítimo si tienes un ideal. Como si eso justificara atentar contra la vida ajena.
No ha podido decirlo mejor Nacho: en muchos sitios les quieren, les comprenden, les nombran hijos predilectos, les hacen kalejiras, les dejan tirar el chupinazo...
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