jueves, 25 de septiembre de 2008

Dinerosaurios

Al primer amigo que me contó un caso de esos no le creí. Hombre, yo de siempre he conocido a pesetillas, a los que se están toquiteando todo el día el bolsillo. Incluso tengo alguno cercano. Pero de ahí a la existencia de Dinerosaurios que se dedican a cuadrar su vida en un Excel desde que tienen uso de razón va un abismo. "Pues lo que oyes, como mi amiga se casa dentro de dos años, ya ha planificado con su novio todo lo que van a hacer los próximos cinco. Se dedican las tardes a hacer números, que es gratis, y así saben que si quieren el sofá Kuttre de Ikea lo podrán pagar en nueve plazos si prescinden del café de los jueves y el chico vende la guitarra, porque total, para lo que la toca (la guitarra)...". ¿Y la hipoteca? "Eso hace tiempo que lo resolvieron, porque desde que se gustaron abrieron una cuenta y aprovechan hasta los bonos descuento del tambor Dixan; calculan que en 29 años y tres meses se ponen al día, siempre y cuando, claro, los sábados coman con los suegros de él y los domingos de ella". ¿Y los niños? "Esperarán a que se adelante la hermana mayor, para ir aprovechando lo que deseche el primo; calculan que catorce meses es la diferencia ideal para heredar la ropa y los cuadernos de Rubio". ¿Y qué harán todo el santo día? "Los de labor, mayormente, trabajar y números; los festivos, creo que siesta".
Con los años y la experiencia, obvio es, he terminado no ya solo por creer en los Dinerosaurios sino a conocer a muchos de ellos: a los Hipoteraptor como los anteriores, a los Amasaurios que viven para recontar lo que tienen, a los Planificatus que saben hasta el día y la hora en que se comprarán su primer Mercedes, a los Todoporlosduros que son tan agresivos que ni su familia está a salvo, a los Amargasaurios (ha vuelto a renacer) que como sus antepasados emigran de curro cuando lo que tienen no es suficiente (nunca es suficiente), a los...

No hace falta ser más papista que Benedicto XVI para convenir que la idolatría al dinero es la raíz de todos los males. Ya le han llovido al Papa por ser quien es, pero más allá de las creencias están las verdades como puños. Hay matrimonios que se planifican no por amor + compromiso + madurez + responsabilidad sino con otra calculadora que no suma sino que divide: el reparto del botín familiar cuando llegue, así que la pareja dura no porque les sobra amor sino porque les falta dinero, que si no de qué. Sus niños, suponiéndolos, crecen solos en esa casa entre la videoconsola y el consuelo de llamar a un desconocido que por lo menos escucha cuando el crío le cuenta que a sus progenitores no los ve ni en Flickr, liados como están trabajando hasta las tantas para pagarles ese futuro que les hará tan felices y por el que tanto se sacrifican en un trabajo que odian y con unos compañeros que no soportan. Pero de todo esto volverá a hablar con sus padres cuando coincida toda la familia en el nuevo todo terreno, el próximo agosto, en el atasco que les llevará a su apartamento de la playa que está ya casi pagado.

3 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

A partir del nivel en el que las necesidades básicas están satisfechas, suele ocurrir que cuanto más nivel de vida peor calidad de vida.

Anónimo dijo...

Con lo divertido que es improvisar...

Anónimo dijo...

Está muy bueno Paco, habrá que agradecer a Miguel Ángel que te hizo publicidad en clase.