martes, 4 de marzo de 2008

Tenemos prisica

El conductor funcionario del coche oficial aparcó en la puerta del Gobierno de Navarra a las ocho y veinte, diez minutos antes de su cita con el medio cargo al que tenía que llevar a Valladolid a lo que sea. El medio cargo no apareció diez minutos más tarde sino a las diez. El medio cargo se acercó acelerado hacia el coche y además metiendo presión al conductor, que bostezaba recostado en el capó:

–Venga, vamos, que tenemos prisica y hay que estar allí a la una.

El conductor funcionario del coche oficial pisó a la fuerza y a la una estaban en donde sea que fueran en Valladolid. De centro a centro en menos de tres horas. El conductor tuvo suerte y no se tropezó, que se sepa, a fecha de hoy, con un radar fijo o móvil que lo retratara.

El conductor funcionario del coche oficial recibió el último flashazo de infractor cuando el carné por puntos estaba en ciernes, o sea, que le cayó un multón por llevar a un medio cargo a toda leche a salvar a la patria, pero salvó los puntos, porque no existían, y también (¡andá!) la cartera, porque las multas de los conductores funcionarios las paga su medio cargo, o sea, la admón, o sea, nosotros.

El conductor funcionario del coche oficial cobra por obediencia debida, y si el medio cargo le dice que a toda leche, muere por él, que no con él: quien se salta las leyes es el que está al volante y no el que maneja; si hay multa te la paga el contribuyente, pero si hay que quitar puntos, que sean los tuyos, que yo voy en el asiento de atrás y no sé de qué me están hablando.

El conductor funcionario del coche oficial está deseando que sólo le pillen pisando el acelerador en territorio navarro, por aquello de que perro no come carne de perro y el policía foral le dirá, como mucho, “hombre, no jodas y baja el pistón… susórdenes, señor director general”, mientras sus compañeros orillan a los domingueros de uno en uno y a ver, el carné.

En territorio fronterizo, al conductor funcionario del coche oficial le queda la esperanza de que su violación de la ley se conmute por un ‘hoy por ti y mañana por mi’, o sea, (como el chiste del dentista de ‘¿verdad que no nos vamos a hacer daño?’), de ‘hoy corres tú por aquí y mañana lo hace mi medio cargo por tu foralidad’.

Cuando le esquilen los puntos allende territorios hermanos, el conductor funcionario del coche oficial terminará con un poco de suerte como bedel funcionario en el negociado de carnés en pago a los servicios prestados, mientras su medio cargo seguirá metiendo prisica a su sucesor para ir a aprobar la ley que nos salvará, a todos, de los vándalos que no saben respetar la ley que ellos han promulgado. Todo sea por nuestro bien. Los que no saben ir a 120 es porque en la vida han sabido ir a 120.

Qué poco han cambiado los tiempos, Santo Dios, desde el emblemático “usted no sabe con quién está hablando”.

1 comentario:

Nico Sangrador dijo...

Esto ya no es lo que era antes eh??

EL JURADO MANIPULACIÓN
LA MIRADA NOMINACCIÓN

Vete preparando las medias Paco, que lo demás lo llevo yo :D