No son bravos, o sí. Van de la vara de su amo, sumisos, arrastrando una piedra de 1.260 kilos durante diez minutos en un circuito de tiza, como el que hacíamos con chapas cuando la Vuelta de Bahamontes. Deporte rural. De izquierda a derecha, los protagonistas: Patxi, Bilbao y Rubio. Hoy nos hemos enterado por el DDN que los toros empitonan por presión, como las cañas, no por corte, como los helados. Es el último encierro, pues, y sin peligro, porque el que lleva la vara es el único que tiene patrimonio de macho, que es de imaginar, y sin 1.260 kilos detrás, que es evidente.
Pamplona se queda, como cada 15 de julio, con olor a pis. Y quienes se han meado en la calle ya no lo estarán haciendo (aquí) hasta el 6 de julio de 2008. Mañana, domingo, Pamplona será –tras el manguerazo de rigor– la ciudad que siempre es durante 357 días al año. Feliz regreso.
2 comentarios:
Solamente una gente tan seria y trabajadora como la pamplonica se merece una semana de fiestas tan grande. Suerte con el regreso.
Don Francisco, el mayor bálsamo para la vuelta es poder encontrar su blog en plena forma.
Gracias, maestro.
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