sábado, 13 de diciembre de 2008

Hambre de justicia


Los muertos de hambre salen una vez al año en los medios de comunicación. Se hacen famosos ahora en diciembre, cuando la FAO publica su informe anual, que es una cifra de famélicos y punto. Se deja un hueco para decir que este año son 963 los millones de personas desnutridas y a otra cosa, salsa rosa. No hay sitio, no hay tiempo para entretenerse con menudencias, porque al fin y al cabo poco más podemos hacer, por mucho que el portavoz de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación grite, con educación, que 30.000 millones de dólares bastarían para atajar seriamente esta vergüenza humana, este crimen organizado contra la humanidad.

¿30.000 millones? Va a ser que no queda ni uno, porque bastantes más, cientos de miles de millones, se han echado al cepillo de la banca, que se los ha vuelto a cepillar en un plisplas. Además, primero habrá que arreglar lo de los 50.000 millones de dólares que el astuto Bernard Madoff robó a los ricos avariciosos, a los inversores sin alma que juegan a multiplicar sus fortunas a costa de la especulación. Hay seres humanos que podrían vivir con treinta dólares y hay desalmados que no saben vivir ni con mil millones. Y los gobiernos, los sistemas financieros y todo el engranaje legalujo prefiere, de siempre, proteger a los poderosos, porque es más fácil y más rentable, aunque sea injusto.

Los pobres no dan guerra, porque ya se matan entre ellos, en el quinto cono perdido de la Tierra; y además, cuantos más se maten entre ellos, menos hambrientos quedarán en el mundo. Los ricos dan guerra en otros pozos de interés, en los países con petróleo y recursos que no se saben defender. Esto lo hacen, claro, de puertas para afuera, que luego están los repartos domésticos y entre familias de abolengo. Y la sociedad sigue narcotizada viendo cómo los que mandan no se enteran de la fiesta, cómo los ricos derrochan lo que no es suyo hasta arruinarnos a todos y cómo luego, esos mismos que mandan, les vuelven a llenar los bolsillos a los ricos, con el dinero de todos, porque han prometido, palabrita, que esta vez se portarán mejor.

¿Y que por qué nadie salta y se rebela ante tamañas injusticias? Para mí que porque la sociedad está bien hipnotizada. Mientras en la tele echen entrevistas con ex alcaldes convictos, suicidios en directo y algo de fútbol, el personal está bajo control, camarada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

CES AMERICAINS BATTENT CHAQUE JOUR DE NOUVEAUX RECORDS DE SCANDALES.
L'ARGENT NE PEUT ETRE LE SEUL BUT DANS LA VIE...
ET,PENDANT CE TEMPS-LA...
ESPERONS QUE OBAMA NE NOUS DECEVRA PAS TROP A PARTIR DU 20 JANVIER 2009!
Bernard EYCHENNE