martes, 16 de diciembre de 2008

La AEDE dice, el lector opina

Como consumidor de largo de prensa me concedo el derecho, gratuito y sin subvención, de armar este foro, unilateral, en el que cuestiono premisas de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), a propósito de su último informe sobre la situación de los periódicos. Es lo que tiene internet: que puedo responder aunque no me pregunten y hacerlo público aunque no lo hagan público.

AEDE DICE: La crisis que afecta al conjunto de la economía ha llegado también a la prensa.
LECTOR OPINA: La crisis llegó a la prensa mucho antes que al conjunto de la economía. La crisis de la prensa es endogámica y viene desde que no quiso ver que los hábitos, la sociedad, los medios, la tecnología, el consumo... poco o nada tenían que ver con el mundo en el que nació pero al que no se supo adaptar. La crisis económica tiene meses de vida, pero la de los periódicos arrastra años.

AD: La inmensa mayoría de los diarios afronta la crisis con los deberes hechos.
LO: Seguiré buscando a esa mayoría, porque debo estar comprando y leyendo una minoría de diarios nacionales, regionales. especializados y locales que continúan suspensos. (Sí, soy yo el que sigue comprando, eh).

AD: El sector de los diarios mantiene una base de negocio muy sólida, lo que aporta estabilidad para atenuar la repercusión negativa de un descenso publicitario tan intenso.
LO: Con un descenso publicitario de un 16% en 2008 y una caída de venta de ejemplares del 2% el mismo año (datos ofrecidos por ellos mismos), me inquieto por saber en qué se sustenta esa 'base de negocio muy sólida' si no es por la publicidad y la difusión, que son las patas legales y razonables de ingresos en este negocio.

AD: El futuro de la prensa debe construirse en torno a la elevada capacidad complementaria entre los diarios en papel y los online, así como reivindicando y reforzando el protagonismo de los periódicos como fuerza reflexiva, humanista y determinante en la creación de la opinión pública.
LO: Ése no es el futuro sino la razón de ser de la prensa. De siempre. Pero si el periódico no integra sus ediciones impresa y digital, si pierde protagonismo como fuerza reflexiva, humanista y determinante en la creación de la opinión pública, la culpa no es de la sociedad sino de quien presta el servicio. Esa "complementariedad" impresa y digital no es futuro sino pasado y, cuando menos, presente. Y la fuerza reflexiva, humanista y determinante se consigue con obras, no con buenas razones. El poder de la prensa como creador de opinión pública no se reivindica, se conquista.

AD: La civilización europea ha convertido en uno de sus rasgos esenciales identificar la prensa diaria como un servicio público. De ahí que las ayudas a los diarios supongan una tradición normativa consolidada en buena parte de los países europeos, con la excepción de España.
LO: No hay como acudir a comparativas y a falsos silogismos (de ahí que...) para tener razón. De entrada, el periódico es por definición un servicio público, y eso sucedió en el momento mismo de su creación, no porque una normativa le concediera ese rango. Si alguien funda (o hereda) un periódico sin tener claro que por encima de todo está haciendo un servicio público, empezamos mal. Ustedes, además, hablan de "planes y rescates de inversiones públicas en España que han omitido hasta ahora las ayudas a la prensa". ¿Ayudar a la prensa es inversión pública? ¿Por qué no pidieron ayudas durante las décadas de bonanza, o balancearon socialmente sus inmensos ingresos? ¿Contrataron más gente? ¿Invirtieron en profesionales de la información, en investigar progresos informativos, en multiplicar su oferta analítica y reflexiva?

AD: Las ayudas resultan necesarias para frenar tanto la pérdida de notoriedad de la prensa como el proceso de envejecimiento de los lectores, especialmente acusado entre quienes tienen 14 y 54 años.
LO:
(Primera ironía inevitable: si el problema solo son los que tienen 14 o 54 años, la cosa no va tan mal; pero bueno, al margen de equivocadas construcciones sintácticas -el orden del 'entre' altera el producto...-, contesto a lo que se supone que quiere decir).
Si la prensa pierde notoriedad y lectores, que alguien me explique por qué soy yo, lector, el culpable de restarle importancia, relevancia y fama. Y, por cierto, por poco me salgo del arco de edad, o sea que gracias solidarias por encajarme en el sector en proceso de envejecimiento que, dicho sea de paso, nada tiene que ver con la edad de quien lee sino de quien edita. Si con sus propios medios y multimillonarias ganancias durante décadas no han sabido prepararse para este futuro presente, ¿una ayuda del gobierno sanaría sus males, les ayudaría a poner remedio? ¿Y por qué no lo hacen con todo el dinero que han ganado durante tanto tiempo?


AD: El descenso de la publicidad y el aumento de los gastos han deteriorado las principales partidas, y todos los expertos coinciden en que la situación exigirá en adelante extremar el rigor y la cautela en la gestión.
LO: No hace falta ser un experto para adivinar en qué se va a traducir tal rigor y cautela en la gestión: periodistas a la calle, menos páginas, más agencias, más ocupación publicitaria porcentual. Los gestores, en sus puestos. En el error, pero firmes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con el atrevimiento propio de la edad y con una extensión ponderada a la gravedad del caso, comento algún punto. Calculo que hay meses en los que me gasto 60 euros en prensa y alguna revista, más una suscripción internacional que amenaza con arriunarme pero que pienso renovar en enero. Justificada la cuota de sostenimiento económico de los medios impresos, paso a opinar sobre algún punto.

"Creación de la opinión pública", vale, pero no solo. Se supone que la opinión pública debería vivir en esas páginas, y no solo estar medio-representada por las mismas voces de siempre. Ya vale de que la "sección noble" esté plagada de cuentos de dinosaurios y viejas glorias que sobreviven atadas a la columna sindicada. Tendrían que identificarse como lo más vibrante del periódico, pero en muchos casos son para salir corriendo.

Los diarios de papel no solo tienen que "complementar" a los medios establecidos online. Tienen que tener presente en cada minuto de cada día el resto de Internet, las revistas, la radio, la televisión (bueno, a esta quizá le prestan ya demasiada atención), al entretenimiento digital, la interminable jornada laboral, la convivencia familiar, la actividad física, la reconquista de los espacios públicos urbanos... No compiten por el monopolio de las noticias, que ya va a hacer un siglo que lo perdieron. Piden a la gente algo de lo que carece: tiempo, dinero y esfuerzo. Y si no se lo dan, les abroncan.

Un dato estremecedor: 285 días de promociones al año han resultado en un aumento de las ventas al número del 2%, según recogía elmundo.es. Pero quieren seguir agarrándose a la quincalla, aún con más fuerza. Casi todo el mundo consume ahora más información que nunca, pero los lectores quieren que los quieran. Bastante tienen todos los días como para que les aburran, les mientan, les utilicen o les miren por encima del hombro.

Y por último: al papel no lo tiene que salvar el Gobierno (por la mañana critico la televisión pública porque gana a mi privada, y por la tarde casi exijo la nacionalización del papel), ni internet (bastante tienen muchos digitales para sostener económicamente el buen periodismo que hacen), ni los jóvenes (¿acaso necesita la prensa un movimiento solidario como cuando lo del chapapote?).

Presiento que esto no queda aquí...

Anónimo dijo...

Excelente análisis. Tiene toda toda la razón.