domingo, 16 de marzo de 2008

Belleza en ruinas



Sólo a los españoles se nos ocurriría levantar la Real Fábrica de Armas a tiro de piedra de los gabachos. Bien, vale, la zona navarra del valle de Aezkoa era una candidata natural por su provocadora riqueza forestal, mineral y acuífera, vamos, toda la materia prima necesaria para fabricar bombas de hierro colado, granadas y munición de todo tipo para armar a las tropas peninsulares y a las destacadas en las Américas. Un terreno lo bastante provocativo como para proceder por decreto a su recalificación y levantar allí un complejo industrial que, además, se convirtió en una obra de ingeniería y arquitectura de tal magnitud y perfección que hoy, dos siglos largos después, sigue siendo puesto como ejemplo de obra maestra (de arquitectura industrial, no de recalificación terrenal).

Pero hombre, eso de estar a menos de cinco kilómetros de la frontera gala, y emboscado, provoca hasta al mismísimo Astérix. Están locos, estos hispanos. Para despejar dudas, repaso el almanaque y me encuentro con que:
1784: se inaugura la Real Fábrica de Armas de Orbaitzeta.
1784: los franceses la incendian (guerra de la Convención).
Reconstrucción.
1808: los franceses la destruyen (guerra de la Independencia).
Reconstrucción.
1834: los carlistas la queman (a lo mejor para que no lo hagan los de siempre).
Reconstrucción.
1869: la fábrica sufre un incendio fortuito (ja).
Reconstrucción.
1871: la fábrica sufre un incendio fortuito (ja).
Reconstrucción.
1873: la fábrica cierra.
Que la reconstruya su padre de usted.
–Pero si no está quemada…
–Ya, ¿y ese mechero?


Lo que queda desde entonces es un montón de ruinas bellas, evocadoras y enigmáticas que darían para otro Harry Potter. La Junta de Aezkoa está por su recuperación, pero no para reconstruir (porque al amor de la lumbre las generaciones escarmientan) sino para convertirlo en un tan de moda centro de interpretación de la Naturaleza. Supongo que para interpretar a la naturaleza humana. Aunque yo ya me atrevo a interpretar que la naturaleza y el hombre se adivinan fundidas en lo que debió ser grandioso para los dos y que hoy es una monumental ruina para los dos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay un errora:la guerra de la convencion en 1784 (antes de la revolucion francese de 1789)esta impossible.Prefero el año 1793!...
Bernard EYCHENNE de PARIS

Paco Sancho dijo...

Tienes razón, Bernard. mi fuente se equivocó de guerra.