En una de las cabezadas que eché en el avión con el que regresaba de Barcelona, ayer de madrugón, me vi como el protagonista de saben aquel que diu que iba un tío por la autopista a toda pastilla y en sentido contrario, haciendo slalom para esquivar a todos los que venían de frente, cuando escuchó por la radio: “Interrumpimos nuestra programación para dar un aviso urgente a los usuarios de la autopista: tengan mucho cuidado porque hay un loco que va en dirección contraria”, y el tío pensó: “Joer uno… ¡pero si son cientos!”.
Y no es broma porque, cuando me desperté, el dinosaurio todavía estaba allí. Oído lo oído en el Congreso de Barcelona (se puede repasar el programa en este PDF), casi todos los gigantes representantes de la Prensa impresa regional y nacional de este país siguen sin ver (o lo que es peor: querer ver) el tsunami digital que tienen enfrente y, en resumen, parecen pensar que es una leve brisa que les pasará de costado sin apenas despeinar. Así que entonces, como cien mil moscas no pueden equivocarse, me pongo a asumir que soy yo el que va contracorriente, de los pocos que cree que es tal el autismo de los periodistas de papel que los medios digitales los sumirá si no espabilan.
Los caballeros de la mesa redonda alargada. José Manuel Calvo, subdirector de El País; José Antonio Carrizosa, director de Publicaciones del Grupo Joly; Jordi Juan, director adjunto de La Vanguardia; servidor; Mario Tascón, director de Contenidos de Prisacom; y Jose Manuel Fernandes, director de Público (Portugal). Foto: Desaparecido.
Hemos estado hablando, como ya dije, de rediseños periodísticos pero también del presente y futuro del periodismo impreso y digital. Sobre el papel, ha sido un año de pequeños/grandes cambios estéticos, empezando por El País, Marca y La Vanguardia pero también de otros poderosos como Diario de Navarra o el macro Grupo Joly andaluz. Vale. ¿Y para qué la evolución? ¿Para qué rediseñar los periódicos? Pues yo suponía que para crecer, para ganar liderazgo, para arrasar, para apasionar a los lectores existentes e hipnotizar a los futuros; pero… no. Por lo escuchado, los cambios han obedecido, por este orden: a) para 'Virgencita, que me quede como estoy' –o sea, dejar de perder lectores y sobre todo compradores–; b) para 'no lo sé, a mí me dijeron que cambiara la tipografía'; c) para tranquilizar a la acomodada Redacción, de forma que los cambios fueran tan imperceptibles como para convencerles de que no iban a tener que trabajar más, distinto y mejor.
Si a esto le sumo que de convergencia de Redacciones, de sinergias, de oportunidades de multidifusión de mensajes lo más profundo que escuché es que, en un diario, los jefes del papel y de la web se sientan cerca para intentar averiguar qué carajo hacen uno y otro, apaga y vámonos. Bueno, ahora que lo pienso, hay un pensamiento que creo que lo resume todo (se dice el mensaje pero no el mensajero, pero es un periodista que manda muy mucho en un muy grande periódico): “Vivimos momentos de grandes dudas ante unos cambios que nadie sabe muy bien hacia dónde nos llevan”. Hombre, no lo sabrá él, ni su medio, pero yo por lo menos ya sé que para él y otros muchos voy en dirección contraria.
Lo más deprimente fue constatar que, ni siquiera, nadie sabe a qué se refiere cuando habla de integración de redacciones o convergencia de medios. ¿Tan difícil es entender que de lo que se trata, hoy como ayer, es de servir a los ciudadanos el mejor contenido posible y que lo absolutamente secundario es por qué canal se distribuye, sea papel, web, radio, PDA, teléfono, televisión o a tamborrazos? ¿Tan difícil es entender que la razón de ser de este negocio son los contenidos y que es el cliente el que elige por qué canal quiere recibirlos? ¿Hay alguien ahí?
Y, si no fuera por tanto como está en juego, resultaría hasta divertido comprobar el laberinto de paradojas en las que muchos de ellos andan enredados. Por ejemplo, aquellos (más de uno) que tras defender que el mejor periodismo se hace en los periódicos y que eso los lectores ni lo ponen en duda, admiten que si no fuera por las promociones (ya saben: una cuchara gratis con su ejemplar de lunes a sábado y, el domingo, la sopera) se iban al garete.
No sé qué es peor: si el miedo o la ignorancia. Claro que, en mi faceta de consultor de medios de comunicación, debería alegrarme porque a este paso tengo trabajo para siglos.
PD.- Mi capítulo de agradecimientos para este ÑH04:
- a Javier, Álvaro et al. por su curro pero, sobre todo, su talento;
- a Mario, por proyectar un presente y un futuro que no quieren ver los que no quieren ver;
- a Herminio, por provocar discusiones tan límites como lógicas... y divertidas;
- a Carlos, mi querido Hemingway, por demostrar que la pasión por el periodismo no es cuestión de edad sino de vocación;
- a Txema, porque ha nacido una estrella.
- al puñado de estudiantes que acudió desde mi fcom, porque además de pasárselo estupendamente (que es lo importante) creo que aprendieron un montón sobre el mundo en el que pronto se van a sumergir. Sus preguntas y reflexiones fueron de lo mejorcico.
- y a Octópodo, por conseguir con su trabajo ¡de estudiante! para mi Universidad una plata de premio, que es oro molido para los que nos empeñamos en enseñar que, después de todo, hay vida ahí fuera. A lo mejor no lo estamos haciendo tan mal.
7 comentarios:
Bueno, bueno, ¡cuántas caras conocidas en sus fotos, Don Francisco! Sobre todo por ese descastado de Felipe no sé qué, ejem.
Felicidades también a Octópodo.
Paco, que me sacas los colores...
UNO. Los colores se los sacó Txema a más de uno: si el número de butacas ocupadas disminuyó fue por la sala de hara-kiris que montaron junto a los baños para los receptores de preguntas. El ÚNICO junto a Herminio que metió los dedos en la llaga.
DOS. A Don Carlos habría que ponerle un monumento junto a la explanada de FCOM, todo un ejemplo.
TRES. Prometo vendetta por salir en mis peores fotos.
CUATRO. (Nuestro "arròs negre" estaba hecho con tinta de la pluma de JuLuCe...)
Y como mi pregunta me dejó insatisfecho, me fui a La Barca del Salamanca a comerme un arrós negre como Dios manda. Espero que a Escolar no se le indigestara su almuerzo. Ay, Nahum, un momento histórico y tu en Nueva York...
Gracias por compendiar lo que me parece que a muchos nos pareció pero no sabemos decirlo. Hay jefes que no entendemos donde están. Me dedico al diseño, no soy periodista, pero me quedé atónita por escuchar lo poco que algunos grandes jefes creen en lo que hacen y creo que ahora entiendo algo de lo que pasa.
Me ha gustado lo de la pasión porque me siento apasionada y ahora menos sola por esas ideas.
Imponente ese trabajo sobre los productos light. Enhorabuena a Octópodo y a los profesores de Tecnología.
Los medios tradicionales todavía en algunos casos, piensan que nada cambiará, y otros que no será para tanto.
Es posible, pero eso mismo decía yo cuando venía de Alemania después de comprar un escaneer Hell de 30 kilos y vi el primero pequeñito que vendía el Pryca.
Publicar un comentario