Circula por libros sobre periodismo el caso del reportero gráfico que llevaba siempre a mano, en la bolsa junto a sus cámaras, un osito de peluche. Llegado el caso, y si tenía que inmortalizar en la carretera una galleta frontal entre dos coches, lo primero que hacía era tirar al osito junto a los restos de chatarra en la calzada para dar más dramatismo a su foto, porque los hierros retorcidos, solos, venden como que poco.
La manipulación gráfica viene de lejos y hasta la prestigiosísima revista National Geographic cayó en su día en la tentación: lo que a los egipcios les había costado años levantar, al editor gráfico de la NG le costó un voleo mover, hasta colocar una pirámide más cerca de otra para que las dos entraran en portada y seguir, así, el viejo consejo de la profesión sector canalla: “No dejes que la realidad te arruine una buena historia”.
Hay un ‘Manifiesto sobre la edición fotográfica en Prensa’ que, si no lo han quemado, rige desde 1996, año en que fue firmado y suscrito por los grandes popes del fotoperiodismo español, por todos los que ustedes puedan tener en estos momentos en su pensamiento. Entre otras cosas, dicen lo siguiente: “La veracidad es principio rector de nuestra actividad y por tanto no es correcto alterar el contenido de una fotografía en forma tal que engañe al público”.
Pues que si quieres arroz. Alguno sigue creyendo que, ya que se ha gastado la pasta en el Photoshop, hay que sacarle partido porque, en el fondo, el lector agradecerá tanta destreza. Por ejemplo, como hizo el clásico entre los clásicos, el ABC de Anson, que le borró la publicidad de Banesto al maillot amarillo de Indurain porque el banco no era cliente del diario.
Otros, más astutos –aunque ciertamente tortuosos– hicieron encaje de bolillos para no caer en las garras del Photoshop sin renunciar, por supuesto, a sus intereses. Es recordada con lágrimas (de risa) la temporada en que el sponsor de Osasuna fue uno de los dos diarios navarros; así que el otro, el de la competencia, se pegó todos los lunes de Liga publicando las fotos de jugadores y jugadas… de espaldas, para que no se viera la publicidad pectoral.
Y que conste que la manipulación gráfica no es solo patrimonio español. Por ejemplo, tras la masacre de Madrid del 11-M, fueron muchos los diarios internacionales que retocaron la foto del dantesco andén para disimular y hasta eliminar de la escena restos de cuerpos humanos. No, no es broma: tenemos pruebas de periódicos tan influyentes como The Guardian (Reino Unido), The Washington Post (EEUU), The Times (RU)… and many more.
Así que, abierta la veda, ¿quién es el guapo que se resiste? Gracias a Toni Piqué puedo traer hoy, aquí, otra prueba de lo panchos que se quedan algunos periódicos manipulando las fotos, o sea, manipulando la verdad. Como estaban los cuatro magníficos pero sobraba un intruso, pues nada, herramienta 'Borrar' para el Oleguer, herramienta 'Arrejuntar' para el Ronaldinho y ya tenemos portada, camaradas, esto hay que celebrarlo.
A ver con qué lenguaje de signos les explico yo, a algunos primates incapaces de entender –y menos practicar– un periodismo honesto, que la credibilidad es el principal patrimonio de un medio de comunicación y que el Photoshop está para lo que está: para mejorar la fotografía, no la realidad. Una foto manipulada es una historia que nunca existió. Es una burda mentira, indigna de todo el que se tenga por un profesional de la comunicación.
Es triste que a estas alturas haya que seguir fumigando.
4 comentarios:
¡Leñe, Don Francisco, es lo mismo que hacía Stalin con sus compañeros de viaje reconvertidos en enemigos (y, por ende, gulagizados)! ¡Qué cosas!
Y que le hayan hecho esto al gran Oleguer, orgullo de toda una naciò. ¡No hay dret, eh, no hay dret!
Claro que sí. Tenemos casos recientes: los michelines de Sarkozy.
Ojalá lo que hizo Sport con Oleguer lo hiciera también el entrenador en todos los partidos. ¡Qué zopenco es!
jo, una vez mas si que das en el clavo. Pero es que el potosó es tan tentador...
Otro ejemplo muy real es la manipulación de la foto de la familia Borbón.
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