Hay que ver lo dramático que se ponía el Segismundo del señor Calderón para decirnos que toda la vida es sueño. Yo añadiría que además muchos se pasan al menos parte de su vida muertos de sueño, y me explico.
Por si no lo saben, hoy viernes 20 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, y para mí que los que programan el calendario de días dedicados a algo tienen cierta sorna. Yo, por lo menos, no me creo que sea casualidad que se haya elegido el 20 de marzo como Día Mundial del Sueño, o sea, justo el día siguiente de que celebráramos el Día del Padre.
A lo mejor se me acusa de ser un poco rebuscado, pero creo que la paternidad y las noches en blanco (satén o no satén) tienen mucho que ver. Supongo que conocerán esa frase clásica, atribuida a algún atribulado padre, que dice que “cuando los niños están dormidos, te los comerías, y cuando dan la tabarra toda la noche, te arrepientes de no habértelos comido”.
La verdad es que superada esa crisis de la primera infancia, los hijos se convierten en pura delicia, en pequeños seres que todos los 19 de marzo nos inundan con sus dibujos con pegotes de plastilina, en los que aparecemos como palotes, con un sol amarillo al fondo y cientos de corazones rojos en vez de nubes. Qué ricos.
Pero bueno, no quiero distraerme con las criaturas, esas que cuando crecen, todavía un poco más, descubren el universo de las corbatas para regalarnos una horrorosa. Les hablaba del Día Mundial del Sueño y, lo que son las cosas, de lo primero que me he acordado es de una frase del genial José Luis Coll, quien en un programa de televisión le confesaba a su compadre Tip: “Anoche soñé que estaba soñando, y cuando me desperté... me tuve que volver a despertar”.
Sanseacabó Nº 46, emitido por 98.3 Radio
1 comentario:
Yo pensé que eran los lunes...
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