jueves, 15 de noviembre de 2007

Un día cualquiera

Querido diario:
La verdad es que no sé por qué te escribo hoy, al final del día, si tampoco me han pasado tantas cosas dignas de mención. Pero bueno, te cuento.
Me he levantado tempranico, me he arreglado –dentro de lo humanamente posible– y me he calzado el traje gris, el de paño de las bodas, que ha gustado mucho en la facultad y hasta han dado por supuesto que aparecía así, tan extrañamente trajeado para ser yo, porque estaba en el ajo del Congreso Internacional de Comunicación. Pobretes, no sabían que era el vestuario que me impuso el director de 'El sombrero de papá', que soy yo (el papá, no el sombrero), en la película en la que actúo como padre malísimo de chica y chico y que es mi debut en el séptimo arte, que se dice.
He ido a trabajar a la uni con las cosicas de siempre: la mochila con el portátil de los mil cables, la otra con la cámara réflex y la máquina compacta, cada una con sus cargadores y baterías y, al final, no he bajado el trípode.
A las nueve y cuarto o así ha comenzado el Congreso y desde ese momento hemos ido a toda pastilla los del equipo encargado de la web de fcom, encabezado por Sincopado, Octópodo y servidor. Mientras Sinco iba de textos con nuestras alumnas Bea y Miren (qué dos joyas, querido diario), Octo se ha desdoblado, como pulpo multimedia que es, para grabar e inundar toda la cobertura del congreso con vídeos. Y yo, pues nada: ir al galope a una ponencia, hacer las fotos del ponente y de la mesa, volver derrapando a la redacción, descargar y editar las fotos, crear y editar las páginas con los textos de mis colegas, actualizar los índices y la portada, subirlas todas al servidor (al servidor de fcom, no al servidor de yo), ir al galope a la siguiente ponencia, hacer las fotos del ponente y de la mesa, volver derrapando a la redacción, descargar y editar las fotos, crear y editar las páginas con los textos de mis colegas, actualizar los índices y la portada, subirlas todas al servidor (al servidor de fcom, no al servidor de yo).
Ir al galope... ah, no, que entre dos ponencias me han buscado los regidores de la peli porque rodaba la primera de mis escenas, en mi despacho lleno de cámaras, focos, cables y gentes. Hemos ensayado unas cuantas veces y, al final, acción: mi hijo entra todo ilusionado a enseñarme un juguete y yo lo boto con cajas destempladas porque estoy muy ocupado y me distrae. Creo que la tercera toma ha valido. Y tras los planos generales hemos grabado los primeros planos, sobre todo del chaval, creo. Gracias y hasta luego.
Después he tenido tiempo, querido diario, para tomarme un café, más a toda leche que con leche, y vuelta al ciclo de CICOM. Bueno, no del todo, porque he aprovechado un parón para avanzar con el diseño de la portada que me han encargado para el número de diciembre de la revista Nuestro Tiempo, y ya sabes que en esto de portadista revistero también me estreno. Me está quedando chula, o por lo menos a mí me gusta. Ya te enseñaré.
A las tres y pico, con toda la información de la mañana actualizada y colgada (de la web), me he zampado en dos muerdos un bocata de jamón justo antes de que me recogieran los de la película para llevarme a la siguiente localización: un parque donde me he pelado de frío porque tenía que rodar en mangas de camisa la escena en la que enseño a Guille (ya sabes, el hijo de doce años que acabo de tener) a jugar al golf; también, la primera vez que agarro un palo de esos, ya ves. Y menos mal que a la segunda toma, más sus correspondientes contraplanos o como se diga, la cosa ha valido, según el director. Así que me han subido al piso de estudiantes para rodar la escena más dramática, en la que hago de padre malo de narices, por decírtelo de forma suave. En ochenta metros nos hemos juntado tropecientos, entre realizadores y actores, en medio de un mar de cámaras, micrófonos, cables, telepizzas y cocacolas. Me han maquillado y me he vuelto a poner la corbata, una gabardina de gángster, guantes negros, y otra vez el palo de golf, pero esta vez para amenazar con partirle la cara a mi hija paralítica y en silla de ruedas. Dicen que lo he hecho muy bien y que hasta les he asustado y les he dicho que claro, que hasta yo me he asustado de lo bestia que me resultaba yo a mí mismo.
Vuelta al Congreso, querido diario. Con el ciclo foto-edición-web que no repetiré para no resultarte canso. Como a eso de las nueve me he ido para casa, donde me he pasado la mejor media hora del día, cenando una estupenda carne mechada y charlando con Lejana, antes de encerrarme en el zulo para escribir el guión del Sanseacabó que grabo mañana y en el que, como ando por el mundo del espectáculo, mezclo a Forrest Gump con la Familia Real española, que ya son ganas. Pero bueno, ya me escucharás.
Y como a eso de yo qué sé qué hora me he ido al salón para ver un poco la tele y estaba terminando una película de caníbales con Hannibal Lecter de protagonista. Y, qué quieres que te diga: para mí que, de colega a colega, Anthony Hopkins está como que sobreactuado. Pero ya aprenderá.
Y nada más, querido diario. Me voy a dormir un rato porque me tengo que levantar tempranico, arreglarme dentro de lo humanamente posible y volver al congreso, pero esta vez ya vestido de civil.
Como verás, no sé por qué te cuento todo esto, si total ha sido un día más en la vida. Pero bueno, supongo que para eso estáis los diarios. Que descanses.
Tuyo siempre,
Pacotto

1 comentario:

Nahum dijo...

Querido y admirado Don Francisco:

Veo que su implicación en las asignaturas de la Facultad sigue creciendo. Eso me llena de júbilo, puesto que podré pedirle ayuda con Manualidades y Pretecnología, así como sugerirle a mi amigo Don Batracio Romero que usted sería el candidato ideal para liderar uno de los grupos de prácticas en Anatomía Animal II.

Como vemos que tiene usted más usos que una navaja suiza, seguro que lo hará a la perfección.

Saludos a Octópodo, Sincopado, Bea y Miren. Un trabajo IM-PRE-SIO-NAN-TE.

Desde luego, para no ser "medio" no está nada, pero nada mal.

Atentamente,

Nahum.