miércoles, 5 de septiembre de 2007
Mi pequeña gioconda
Buscando en el baúl de los retratos emerge la tremenda mirada de Maialen. Esta foto acaba de cumplir tres años pero los ojos de gata de mi sobrina siguen en cuarto creciente y me estremezco. La mirada es de esas que va hasta el fondo del alma de enfrente y revela su descubrimiento con un esbozo de sonrisa inquietante, a medio camino entre la complicidad (con) y la compasión (por) ese tío que se agazapa detrás de una cámara: “El ojo que ves –me escribió Antonio Machado– no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve” y por eso me escondí, aturdido, tras una excusa llamada Canon. Qué vértigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
es preciosa!
qué ojazos.
Delante de tu canon y detrás sin duda que también.
Saludos.
Isabel.
A ti no ha salido, desde luego...
Es que la Madre Naturaleza es muy sabia...
La verdad es que e suna mirada especial. Daría gusto poder fotografiarla, con mejor luz, a ver si un día concertamos una sesión...
Un saludo, antes de que vuelva a Pamplona
Sí, tiene un nosequé en esos ojazos que estremece, como dices tú. ¿Cuántos años tiene? Mi sobrino tiene 16 años. ¡Je, je! Abrazos.
Publicar un comentario