lunes, 12 de julio de 2010

No me lo digas antes, cuéntamelo mejor

El domingo 25 salgo para Caracas, invitado a participar en la cuarta edición del Seminario Diseño de la Información (en Twitter, #SDI2010) con una ponencia que se me ha ocurrido titular “No me lo digas antes, cuéntamelo mejor” porque quiero defender el periodismo profundo frente al precipitado, el veraz frente al chafardero, el profesional frente al presunto periodismo ciudadano.

Y como aperitivo, el diario Últimas Noticias de Venezuela publica hoy una entrevista que Ana María Carrano le hizo a este humilde servidor.

Usted ha trabajado en el relanzamiento de medios europeos y latinoamericanos. ¿Qué diferencias ha encontrado en el modo de hacer periodismo?
No hay muchas diferencias. Por supuesto, cada uno tiene sus características, pero no sólo entre países sino incluso entre ciudades del mismo país. Al final, como escribió David Randall, solo hay dos tipos de periodismo: el bueno y el malo, y ambos son universales.Tanto es así, que un alto porcentaje de problemas, inquietudes, aspiraciones y dificultades es común en medios europeos y americanos. Por ejemplo: problemas de organización, inquietudes por cómo llegar más y mejor a la audiencia, aspiraciones por convertirse en el medio de referencia de su mercado, o dificultades para entender y aprovechar el gran potencial que supone internet para cualquier medio.

¿Qué elementos pueden predecir el éxito de un relanzamiento?
Fundamentalmente, la organización, y no sólo de la redacción, sino de todos los estamentos de la empresa. Me he encontrado con medios que han hecho un auténtico esfuerzo inversor en lo tecnológico pero que, sin embargo, han descuidado el factor humano, sin duda el principal capital de la empresa.Yo siempre digo que la primera reestructuración que hay que hacer es la mental porque, si no, el resto de medidas (integración de redacciones, reorganización editorial) no sirve de nada. En resumen, el éxito del relanzamiento de un medio radica en que todas las personas que integran ese medio no sólo acepten sino que además quieran hacerlo. El resto es trabajo y entrenamiento.

¿Cuáles son las mayores dificultades a la hora de abordar este tipo de trabajo?
Por lo que le acabo de decir, entenderá que son las voluntades personales. Si en un medio el director lidera el cambio, pero sus redactores son reacios, hay un serio problema; si los gerentes o directores generales de los departamentos no colaboran, será difícil avanzar; si el presidente de la compañía quiere un relanzamiento pero la redacción ve con temor cualquier reordenación, el trabajo se hace muy cuesta arriba. Le pondré dos ejemplos opuestos: un caso en Latinoamérica (que no citaré por razones obvias), donde presidente y director querían el relanzamiento, pero la mayoría de la redacción, acomodada por años a un trabajo rutinario, se negaba a secundar, eso sí,de forma disimulada, sin colaborar. Al otro extremo se sitúa, y aquí sí puedo citar, el caso del diario Última Hora de Paraguay, donde desde el primero hasta el último de los integrantes de la plantilla creyeron en su futuro y hoy, después de meses de gran trabajo, se convierten en los líderes de su mercado.Ha sido uno de mis trabajos más satisfactorios.

Con la inmediatez que ha derivado de las redes sociales, pareciera que ha quedado de lado la profundidad. ¿Qué tipo de periodismo vendrá?
Yo soy un defensor extremo de la profundidad y no creo que haya descendido la demanda. Por mis sondeos e investigaciones puedo decirle que cuando la profundidad merece la pena, el ciudadano le dedica su tiempo. Ahora bien, si la presunta profundidad es en realidad un fuego de artificio, es normal que los usuarios huyan de la web. Por ahí irá mi intervención en Caracas: “No me lo digas antes, cuéntamelo mejor”.

¿Cómo considera que ha influido el periodismo ciudadano en la manera de contar historias?
Pues mire, igual que le acabo de decir que defiendo hasta el final el periodismo de profundidad, no creo para nada en el llamado periodismo ciudadano, si por tal se entiende que es el ciudadano el que aporta contenidos al medio. Esto es lo de siempre, es decir, que el ciudadano es una fuente que aporta datos al periodista, pero nunca podrá apurar una información como lo hace un profesional. Ahora tiene más medios, sí, porque además de llamar al medio puede enviar fotos y videos pero, insisto, eso no pasa de ser una fuente más. Mejor equipada, pero una fuente más. Para mí el periodismo ciudadano es el que desarrollan los profesionales de la información al servicio único y exclusivo de su comunidad, de sus vecinos, no de los poderes políticos y económicos, que por desgracia es también una práctica casi universal.

¿Qué nuevas narrativas se generan con el periodismo multimedia?
Hay un debate abierto, más académico que profesional, sobre el concepto de nuevas narrativas.A mí, personalmente, los nombres o las definiciones me importan más bien nada. Lo que está ocurriendo, gracias a los avances tecnológicos y de telecomunicaciones, es que el periodista tiene cada vez más y mejores herramientas para enviar su mensaje al receptor. En estos momentos el video sigue siendo el rey de internet, junto a infografía interactiva, y se están dando pasos en busca del video interactivo. Las redacciones son un constante laboratorio de experimentación. La interactividad, cada vez más, se está imponiendo: ahora las retransmisiones en directo de un evento ya es normal que vayan acompañadas de los comentarios de los usuarios a través de su identidad en las redes sociales.

¿Hacia dónde debería reformularse el periodismo en papel?
Es el debate sempiterno. Yo vengo del papel, llevo tinta en las venas, y me duele más que a nadie ver periódicos languideciendo, indecisos y, si se me permite, hasta cobardes. Yo no creo para nada en la muerte del papel, pero está claro que una gran mayoría sigue sin reaccionar. Mi defensa apasionada del periodismo impreso pasa por el destierro de información caducada, de declaraciones interminables, de agenda pública llena de intereses creados y otras metástasis que arrastra desde hace tiempo. Cuando el periódico recupere lo que se espera de él, que es el análisis, el contexto y la profundidad, además de complementarse con la edición digital, entonces volveremos a ver su futuro.

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