Uno de los reyes de la porquería por minuto cuadrado en la televisión es Jordi González, capaz de almacenar en uno de los vertederos de Telecinco llamado TNT todo lo imaginable con tal de servir al "interés público", a saber, un cóctel de sexo, chafardeo y religión bajo la patente de "periodismo de investigación" que debería indignar no sólo a los ciudadanos sino a los rectores de la cadena (pero aquí nadie tira de la cadena).
Así que un tipo que lleva como estrellas invitadas a los rebotados del mundo en general, vagos redomados, analfabetos de carné y moscas cojoneras que han encontrado en la mierda catódica un buffet libre e inagotable, va la otra noche y, mirando fíjamente a la cámara, dice: "La película La Pasión, de Mel Gibson, es durísima; vamos, yo no llevaría a mis hijos pequeños a verla".
Me muero de ganas por saber qué es lo que este tipo deja ver a sus pobres hijos.
El Defensor del Menor debería actuar de oficio.
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