Tengo a mis amigos brasileiros muertos de la risa. Resulta que su senador Arthur Virgílio –que me dicen además que no es que sea especialmente querido– intervino en la Cámara, enérgico y hasta furioso, para alertar de los planes de Arkhos Biotech, una de las mayores empresas del mundo en la fabricación de productos vegetales para la industria farmacéutica, que pretende y propone la internacionalización y privatización de la Amazonia. El senador, ante la “extrema gravedad” del proyecto, anuncia que va a entrar en contacto con los directivos de Arkhos para mantener una reunión y frenar semejante disparate.
Una reunión que va a ser bien difícil de celebrar: resulta que Arkhos Biotech es una empresa ficticia, creada como juego virtual (‘Alternative Reality Games’) en la web de Zona Incerta. (Si entiendes el portugués puedes leer aquí la noticia completa).
Es lo que tiene de histerismo este cibermundo en el que vivimos. Poco a poco vamos confundiendo realidad y ficción. Hay millones de personas que ya se han inventado una segunda vida para hacer con ella lo que no quieren o no se atreven en la real. Esto supera con creces a los conocidos pero mucho menos practicados juegos de rol. Ahora es el totum revolutum, donde ya no sabes si tu vecino de escalera es real o se ha escapado de Matrix.
CITAS PELIGROSAS
Y para cerrar el mes con más sonrisas, os dejo con el anuncio que están pasando estos días por CNN en español. Yo lo titulo 'Ximena con X' y me parece real, muy real...
sábado, 31 de marzo de 2007
viernes, 30 de marzo de 2007
El infierno de la Prensa
Tiene ya un tiempo, algo más de un año, pero me sigue pareciendo buenísimo... y desgraciadamente actual (y lo que te rondaré). Por eso, para recordar los pecados capitales de esta bendita profesión, os invito a ver, o a revisar en su caso, el multipremiado spot del diario Últimas Noticias de Montevideo, Uruguay.
Me encantan las penas eternas impuestas.
Me encantan las penas eternas impuestas.
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miércoles, 28 de marzo de 2007
Noticias del extranjero
Un diario brasileiro de cuyo nombre no debo acordarme publicaba, en la portada de su primer número –comienzos del siglo XX–, el siguiente aviso a sus lectores:
Sin ir más lejos, hoy hemos publicado la noticia del día: más de diez mil agricultores y campesinos se manifestaron por el centro de Asunción en demanda de sus derechos sociales y económicos más elementales, que el Gobierno les viene negando año tras año. En resumidas cuentas, denuncian que mientras ellos reciben migajas, los funcionarios públicos se ponen las botas.
La manifestación transcurrió con normalidad y sin incidentes. Pero lo que no parece tan normal es que, al lado de la crónica de la protesta, publicamos otra noticia con el siguiente titular: "El Gobierno felicita a los organizadores de la marcha" por lo bien que transcurrió. O sea, de lo que pedís, nada de nada, pero volved cuando queráis, majetes, que sois un ejemplo de manifestantes para todos y así da gusto.
Para mí, lo más sorprendente de escenarios tan interesantes es que para mis colegas paraguayos no es nada sorprendente. "Así es todos los días, así es este país, así vamos". Por eso, supongo, a nadie extrañará lo que va a salir en la edición de mañana: que en un restaurante fueron pillados juntos, comiendo, las siguientes personas: el querellante en una causa contra su ex esposa, la fiscal que instruyó el caso (y que se lió con el querellante) y la jueza del asunto. Digo que nadie se sorprenderá porque lo considerarán, sin más, un almuerzo de trabajo.
La ex esposa querellada fue condenada a dos años de cárcel.
"Por causa da grande quantidade de notícias locais, deixamos de publicar nesta edição as notas dos serviços internacionais, aliás muito interessantes". [Por la gran cantidad de noticias locales, no publicamos en esta edición las noticias de los servicios internacionales, que por cierto eran muy interesantes].De esto último doy fe, sí señor. Las noticias locales y las internacionales siempre luchan por un hueco en el papel. Claro que, a veces, lo que es local para unos (noticias del Paraguay, donde me encuentro) es internacional para el resto. Pero que en cualquier caso son interesantes, no cabe la menor duda.
Sin ir más lejos, hoy hemos publicado la noticia del día: más de diez mil agricultores y campesinos se manifestaron por el centro de Asunción en demanda de sus derechos sociales y económicos más elementales, que el Gobierno les viene negando año tras año. En resumidas cuentas, denuncian que mientras ellos reciben migajas, los funcionarios públicos se ponen las botas.
La manifestación transcurrió con normalidad y sin incidentes. Pero lo que no parece tan normal es que, al lado de la crónica de la protesta, publicamos otra noticia con el siguiente titular: "El Gobierno felicita a los organizadores de la marcha" por lo bien que transcurrió. O sea, de lo que pedís, nada de nada, pero volved cuando queráis, majetes, que sois un ejemplo de manifestantes para todos y así da gusto.
Para mí, lo más sorprendente de escenarios tan interesantes es que para mis colegas paraguayos no es nada sorprendente. "Así es todos los días, así es este país, así vamos". Por eso, supongo, a nadie extrañará lo que va a salir en la edición de mañana: que en un restaurante fueron pillados juntos, comiendo, las siguientes personas: el querellante en una causa contra su ex esposa, la fiscal que instruyó el caso (y que se lió con el querellante) y la jueza del asunto. Digo que nadie se sorprenderá porque lo considerarán, sin más, un almuerzo de trabajo.
La ex esposa querellada fue condenada a dos años de cárcel.
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domingo, 25 de marzo de 2007
Viaje a la misma parte
Otra vez con mis amigos del Paraguay. Salgo mañana lunes y volveré cuando la Semana Santa esté en su apogeo. Como siempre, intentaré escribir después de cruzar el charco y meter más horas en los aeropuertos que el follow me, que ya tiene mérito.
Os dejo con una canción ad hoc, estupenda, con un Mark jovencico. Espero que sea del agrado de todos, pero, sobre todo, de mi venerado y temido Sincopado, aunque con él nunca se sabe.
Os dejo con una canción ad hoc, estupenda, con un Mark jovencico. Espero que sea del agrado de todos, pero, sobre todo, de mi venerado y temido Sincopado, aunque con él nunca se sabe.
sábado, 24 de marzo de 2007
El Partido Mejorista
Voy a ganarme el enojo de algunos visitantes de este rincón pero, como diría Groucho, me es inverosímil. Mis tripas no pueden evitar revolverse cuando un partido político se arroga la potestad de vetar a un medio, o entero, de comunicación con cualquier excusa pueril; en este caso, porque el presidente del grupo de comunicación más prepotente del país les ha insinuado que quieren lo que ellos quieren. (El gran visir Iznogud: ser califa en lugar del califa).
Una vez, en Paraguay, una colega periodista me presentó a su marido en una cena de amigos. Por aquello del chinchineo social, le pregunté:
-¿Qué eres?
-Soy político -me contestó, sin ápice de segundas-.
Era y es la primera vez que he oído que alguien es político. Conozco los que son periodistas -servidor-, médicos, economistas, matemáticos... pero político, lo que se dice político, en mi vida. ¿Existe "ser" político? Siempre he pensado que es una dedicación pero no una profesión. Y, si lo es, debería estar prohibida por ley democrática. Un periodista, un médico, un economista o un matemático se dedica a la política por gajes del corazón, de la vida, pero no como profesión. Conozco a más políticos de los que me gustaría que viven más pendientes de una nómina nada meritoria -en lo personal- que de lo que se presupone que defienden.
Tengo dos ideas que me acompañan desde joven y que pesqué vete a saber dónde:
1) El verdadero político es el que pierde dinero (con gran cabreo familiar) por dedicarse a ello en vez de a ejercer su profesión, mucho más rentable. (Contrario sensu: si gana más dinero en la política que en lo suyo, malo, malo...).
2) El país será de verdad democrático cuando lo gobierne el Partido Mejorista. Que gobiernen los mejores, pero no esos de la parafernalia, de los colorines o las siglas, sino que la salud la dirija el mejor médico, las comunicaciones el mejor ingeniero, el cabildo el mejor ciudadano...
Este país, que va yendo como cabe esperar (y es cuestión de años, no de gobiernos), se deja enredar por progres de Beefeater y derechones de arribaspaña. Mientras, millones de tranquis vemos la vida pasar con kilos de satisfacción pero gramos de hastío por esos empeños de los tristes que buscan llegar al poder aprovechando las autopistas democráticas pero en dirección contraria.
Pero quienes quieran chocar contra la libertad de expresión, vengan de donde vengan, me tendrán enfrente. Y así me irá. O no.
Una vez, en Paraguay, una colega periodista me presentó a su marido en una cena de amigos. Por aquello del chinchineo social, le pregunté:
-¿Qué eres?
-Soy político -me contestó, sin ápice de segundas-.
Era y es la primera vez que he oído que alguien es político. Conozco los que son periodistas -servidor-, médicos, economistas, matemáticos... pero político, lo que se dice político, en mi vida. ¿Existe "ser" político? Siempre he pensado que es una dedicación pero no una profesión. Y, si lo es, debería estar prohibida por ley democrática. Un periodista, un médico, un economista o un matemático se dedica a la política por gajes del corazón, de la vida, pero no como profesión. Conozco a más políticos de los que me gustaría que viven más pendientes de una nómina nada meritoria -en lo personal- que de lo que se presupone que defienden.
Tengo dos ideas que me acompañan desde joven y que pesqué vete a saber dónde:
1) El verdadero político es el que pierde dinero (con gran cabreo familiar) por dedicarse a ello en vez de a ejercer su profesión, mucho más rentable. (Contrario sensu: si gana más dinero en la política que en lo suyo, malo, malo...).
2) El país será de verdad democrático cuando lo gobierne el Partido Mejorista. Que gobiernen los mejores, pero no esos de la parafernalia, de los colorines o las siglas, sino que la salud la dirija el mejor médico, las comunicaciones el mejor ingeniero, el cabildo el mejor ciudadano...
Este país, que va yendo como cabe esperar (y es cuestión de años, no de gobiernos), se deja enredar por progres de Beefeater y derechones de arribaspaña. Mientras, millones de tranquis vemos la vida pasar con kilos de satisfacción pero gramos de hastío por esos empeños de los tristes que buscan llegar al poder aprovechando las autopistas democráticas pero en dirección contraria.
Pero quienes quieran chocar contra la libertad de expresión, vengan de donde vengan, me tendrán enfrente. Y así me irá. O no.
viernes, 23 de marzo de 2007
¿Quién te ve?
Algunos compas de mi fcom deben tener un estómago a prueba de bomba. Bueno, deben tener, no: seguro que lo tienen. Los muy se han tragado los informativos de seis cadenas españolas de televisión ¡todo un año! (julio 2005 - junio 2006) para hacer un análisis de contenidos. Pero, como Dios existe, no lo han hecho solos: la investigación (¿o habría que decir the big brown?) la han compartido con colegas de la Complu y de la Pompeu Fabra, que como sabéis conocí hace poco.
El resumen de su esfuerzo ("pobricos", les compadecerían en mi pueblo) lo acabamos de difundir en Perspectivas del mundo de la comunicación, una publicación bimestral a caballo entre lo académico y lo profesional que editamos para los antiguos de la Facultad, que somos un porrón.
Bueno, al grano. El resultado es para llorar (y no me refiero al esfuerzo investigador, sino a lo que ha constatado). No sé por qué, me he acordado de la pintada que se pudo leer en el aeropuerto de una capital latinoamericana, cuyo país acababa de sufrir el enésimo golpe de Estado y del que la gente salía pitando. Decía la pintada: "El último que apague la luz".
Vale, que ya me centro, ya. En los telediarios españoles ganan por goleada los deportes, los desastres, los accidentes, la violencia general y el terrorismo particular. El Gobierno y los partidos (políticos, eh) mantienen su cuota, porque ya se sabe que sin ellos no se puede vivir. ¡Ah! Los temas de interés social (se entiende que interés nada morboso) quedan a la cola del minutaje.
(Pinchad en el gráfico si queréis ver los resultados a lo grande).
Yo es que, como me estoy quitando de los rayos catódicos por prescripción facultativa -de Comunicación-, hace montón que no sigo la cosa; si es que es perder el tiempo: ves el informativo de las tres y luego el de las nueve y lo único que cambia es el busto del presentador. Todo lo demás, igual: Raúl es duda para el domingo, al menos dos mil desaparecidos en el ciclón de allá abajo, la lluvia provocó la colisión en cadena aquí arriba, la maté porque era mía, el zulo dentro del zulo ocultaba un zulo, el presidente dice que su aztituz no encierra acrituz, la oposición se opone a ser oposición... En resumen: informativos de Sísifo.
A mí me gustan los contenidos del Telediario de TVE2, que se centra mayoritariamente en temas de interés social, en asuntos de ciencia e innovación tecnológica, en medio ambiente, en curiosidades...
Como sabéis, la audiencia de La 2 (sus informativos y documentales) se sale del mapa.
El resumen de su esfuerzo ("pobricos", les compadecerían en mi pueblo) lo acabamos de difundir en Perspectivas del mundo de la comunicación, una publicación bimestral a caballo entre lo académico y lo profesional que editamos para los antiguos de la Facultad, que somos un porrón.
Bueno, al grano. El resultado es para llorar (y no me refiero al esfuerzo investigador, sino a lo que ha constatado). No sé por qué, me he acordado de la pintada que se pudo leer en el aeropuerto de una capital latinoamericana, cuyo país acababa de sufrir el enésimo golpe de Estado y del que la gente salía pitando. Decía la pintada: "El último que apague la luz".
Vale, que ya me centro, ya. En los telediarios españoles ganan por goleada los deportes, los desastres, los accidentes, la violencia general y el terrorismo particular. El Gobierno y los partidos (políticos, eh) mantienen su cuota, porque ya se sabe que sin ellos no se puede vivir. ¡Ah! Los temas de interés social (se entiende que interés nada morboso) quedan a la cola del minutaje.
(Pinchad en el gráfico si queréis ver los resultados a lo grande).
Yo es que, como me estoy quitando de los rayos catódicos por prescripción facultativa -de Comunicación-, hace montón que no sigo la cosa; si es que es perder el tiempo: ves el informativo de las tres y luego el de las nueve y lo único que cambia es el busto del presentador. Todo lo demás, igual: Raúl es duda para el domingo, al menos dos mil desaparecidos en el ciclón de allá abajo, la lluvia provocó la colisión en cadena aquí arriba, la maté porque era mía, el zulo dentro del zulo ocultaba un zulo, el presidente dice que su aztituz no encierra acrituz, la oposición se opone a ser oposición... En resumen: informativos de Sísifo.
A mí me gustan los contenidos del Telediario de TVE2, que se centra mayoritariamente en temas de interés social, en asuntos de ciencia e innovación tecnológica, en medio ambiente, en curiosidades...
Como sabéis, la audiencia de La 2 (sus informativos y documentales) se sale del mapa.
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miércoles, 21 de marzo de 2007
Ya es primavera en el campus pamplonés
Con un frío que pela. Con nevadas a ratos. Cuando cayó la gorda anterior, a finales de enero, en plenos exámenes cuatrimestrales, mi amigo y colega Alberto (un murcianico de cine, que me consta que me lee aunque agazapado tras el nombre de algún antepasado bíblico) me dijo: "¿Por qué no haces una foto del campus nevado y la publicas en la web de la Facultad?" Y yo le contesté: "Eso, y la titulamos exámenes en blanco". Claro que no lo hice, porque imaginad la gracia que le hubiera hecho la ídem a la legión de estudiantes al borde de un ataque de nervios.
Pero aquella borrasca tenía sentido, en sí misma, porque estábamos en pleno invierno. Desde entonces, todo este tiempo ha parecido primavera. Y justo cuando llega la que la sangre altera, vuelve a llover blanco. Hemos pasado un día que alternaba el cielo azul que encendía la nieve para iluminar a nuestro olivo bonsai -que preside la explanada- a "fuertes rachas de viento racheado" (que dirían los ínclitos hombres del tiempo), con ventisca y guarnición. De locos.
Esta misma tarde adelantaba a dos alumnas, de Bibliotecas a Ciencias Sociales, en el momento en que arreciaba la nevada vespertina. Encorvadas para protegerse de la que estaba cayendo, se decían: "En agosto nevará".
Un vicerrector y un saxofonista, indefensos ante la nevada vespertina en el campus.
Y no me he reído, que conste. Entre otras cosas, porque no creo que lo dijeran en broma. Sobre esto del calentamiento global, del cambio climático, ya he escrito algo y ahora no me apetece insistir en un tema que tiene responsables, vaya si los tiene: otra legión de próceres egoístas hijosdelagrán que se llenan la saca al grito de el que venga detrás, que arree.
Pero bueno, ahora que me lo pienso mejor, vamos a hablar del tema. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue adoptada en Nueva York el 9 de mayo de 1992 y permite, entre otras cosas (tiro de Wikipedia), reforzar la conciencia pública, a escala mundial, de los problemas relacionados con el cambio climático. Objetivo: Lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático y en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurando que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitiendo que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible.
Y ahora, las risas: los países que se adhieren a la Convención son (y que cada cual subraye el/los que más carcajadas le provoque/n): Alemania, Australia, Austria, Bielorrusia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, República Checa, Dinamarca, Eslovaquia, España, Estados Unidos de América, Estonia, Federación Rusa, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Rumanía, Suecia, Suiza, Turquía y Ucrania.
El próximo 9 de mayo (a ver si me acuerdo, y si no me lo recordáis) la Convención cumplirá quince años. Y lo hemos de celebrar esquiando en el Caribe. Con dos.
Pero aquella borrasca tenía sentido, en sí misma, porque estábamos en pleno invierno. Desde entonces, todo este tiempo ha parecido primavera. Y justo cuando llega la que la sangre altera, vuelve a llover blanco. Hemos pasado un día que alternaba el cielo azul que encendía la nieve para iluminar a nuestro olivo bonsai -que preside la explanada- a "fuertes rachas de viento racheado" (que dirían los ínclitos hombres del tiempo), con ventisca y guarnición. De locos.
Esta misma tarde adelantaba a dos alumnas, de Bibliotecas a Ciencias Sociales, en el momento en que arreciaba la nevada vespertina. Encorvadas para protegerse de la que estaba cayendo, se decían: "En agosto nevará".
Un vicerrector y un saxofonista, indefensos ante la nevada vespertina en el campus.
Y no me he reído, que conste. Entre otras cosas, porque no creo que lo dijeran en broma. Sobre esto del calentamiento global, del cambio climático, ya he escrito algo y ahora no me apetece insistir en un tema que tiene responsables, vaya si los tiene: otra legión de próceres egoístas hijosdelagrán que se llenan la saca al grito de el que venga detrás, que arree.
Pero bueno, ahora que me lo pienso mejor, vamos a hablar del tema. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue adoptada en Nueva York el 9 de mayo de 1992 y permite, entre otras cosas (tiro de Wikipedia), reforzar la conciencia pública, a escala mundial, de los problemas relacionados con el cambio climático. Objetivo: Lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático y en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurando que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitiendo que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible.
Y ahora, las risas: los países que se adhieren a la Convención son (y que cada cual subraye el/los que más carcajadas le provoque/n): Alemania, Australia, Austria, Bielorrusia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, República Checa, Dinamarca, Eslovaquia, España, Estados Unidos de América, Estonia, Federación Rusa, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Rumanía, Suecia, Suiza, Turquía y Ucrania.
El próximo 9 de mayo (a ver si me acuerdo, y si no me lo recordáis) la Convención cumplirá quince años. Y lo hemos de celebrar esquiando en el Caribe. Con dos.
domingo, 18 de marzo de 2007
Queridas niñas:
Ahora mismo no recuerdo si os llegué a dar las gracias lo suficiente, como bien merecíais, por aquellos entrañables dibujos que me regalábais en tal día como el de mañana de cuando vuestros tiempos de... guardería. Todavía me emociono al verlos. Se me saltan las lágrimas. Echo el moco. Es más: los saco a contemplar cada Día del Padre, año tras año, año tras año, año tras año, para emocionarme al recordar esos tiempos remotos en los que tanto me queríais. Sí, ya sé que ahora también, y sé que cuando erais estudiantes no teníais dinero, y que ahora que estáis forradas no tenéis tiempo.
No pasa nada. Mañana volveré a sacar los dibujos y emocionarme. Un beso de éste vuestro padre, que como siempre sólo espera de vosotras el cariño que me dais con tanta generosidad.
Os quiere,
Mambrú
No pasa nada. Mañana volveré a sacar los dibujos y emocionarme. Un beso de éste vuestro padre, que como siempre sólo espera de vosotras el cariño que me dais con tanta generosidad.
Os quiere,
Mambrú
sábado, 17 de marzo de 2007
Una habilitación con vistas
El edificio Rambla de la Universitat Pompeu Fabra está donde dice, en La Rambla barcelonesa. Un lugar inmejorable en el corazón de la preciosa capital catalana. Su Auditorio, luminoso, tiene unos ventanales por los que entra la luz y la distracción; la vista se va, sin querer, del escenario interno al externo, donde se ve y se siente el pálpito de tan cosmopolita ciudad.
En este escenario (el interno) se celebran los ejercicios para la Habilitación a Profesor Titular de Periodismo, esas kafkianas pruebas de las que ya os hablé cuando escribí sobre el ladrillo de Ramón.
Ay, Ramón, Ramón. El jueves por la tarde me fui con él para allá, para acompañarle en la exposición que tenía que hacer ante los siete miembros del docto tribunal el viernes por la mañana. Él dice que yo iba de hincha (seguidor, entusiasta, fanático, forofo, fan, incondicional, partidiario). De hooligan, vamos, para hacerle la ola. Pero no. Yo de lo que iba era de carabina, tercera acepción, pero de cañones recortados, para vigilar que ni uno de los Siete Magníficos amagara siquiera con meterle mano.
Pero no hizo falta. Ni quité el seguro. Mi Ramón, más brillante que el arroz, resumió en 45 intensos minutos los méritos que le aplastan como investigador y docente del Periodismo desde hace quince años. Vamos, que perdió el tiempo hablando de lo obvio, que hubiera bastado con que alguien del tribunal nos preguntara a cualquiera de los miles de profesionales que le conocemos y admiramos si el morrosko sirve o qué.
Yo me lo pasé en grande, buceando en ese mundo academicista de loca academia que me fascina por su complicada inutilidad burocrática, o sea, que pierde más tiempo en lo accesorio (los trámites) que en lo fundamental (la investigación). Un mundo de corrillos y camarillas. Pero ya sabéis, ya os dije, que cuando le hago este tipo de reflexiones él siempre me contesta: “Es lo que hay”.
Ramón no se lo pasó tan bien. Han sido muchos meses de trabajo, mucha tensión para, al final, soltar en un ratico toda una vida. Volvimos ayer por la tarde, y él parecía como esa gaseosa a la que le quitas el tapón tras agitarla: fffssshhhhhhhh. A ver si se recupera pronto. A ver qué dicen los Siete Sabios. Esperemos que no sean de esos que se fijan más en si el nudo es Windsor o si la voz del candidato es contundente; de esos que confunden la seguridad en uno mismo con la prepotencia. Fueron ellos los que le pedían pruebas de su capacidad. Y él se las dio con creces.
Como no pase, palabrita, voy a ir a alguna clase de cualquiera de ellos para descubrir en qué consiste la genialidad.
En este escenario (el interno) se celebran los ejercicios para la Habilitación a Profesor Titular de Periodismo, esas kafkianas pruebas de las que ya os hablé cuando escribí sobre el ladrillo de Ramón.
Ay, Ramón, Ramón. El jueves por la tarde me fui con él para allá, para acompañarle en la exposición que tenía que hacer ante los siete miembros del docto tribunal el viernes por la mañana. Él dice que yo iba de hincha (seguidor, entusiasta, fanático, forofo, fan, incondicional, partidiario). De hooligan, vamos, para hacerle la ola. Pero no. Yo de lo que iba era de carabina, tercera acepción, pero de cañones recortados, para vigilar que ni uno de los Siete Magníficos amagara siquiera con meterle mano.
Pero no hizo falta. Ni quité el seguro. Mi Ramón, más brillante que el arroz, resumió en 45 intensos minutos los méritos que le aplastan como investigador y docente del Periodismo desde hace quince años. Vamos, que perdió el tiempo hablando de lo obvio, que hubiera bastado con que alguien del tribunal nos preguntara a cualquiera de los miles de profesionales que le conocemos y admiramos si el morrosko sirve o qué.
Yo me lo pasé en grande, buceando en ese mundo academicista de loca academia que me fascina por su complicada inutilidad burocrática, o sea, que pierde más tiempo en lo accesorio (los trámites) que en lo fundamental (la investigación). Un mundo de corrillos y camarillas. Pero ya sabéis, ya os dije, que cuando le hago este tipo de reflexiones él siempre me contesta: “Es lo que hay”.
Ramón no se lo pasó tan bien. Han sido muchos meses de trabajo, mucha tensión para, al final, soltar en un ratico toda una vida. Volvimos ayer por la tarde, y él parecía como esa gaseosa a la que le quitas el tapón tras agitarla: fffssshhhhhhhh. A ver si se recupera pronto. A ver qué dicen los Siete Sabios. Esperemos que no sean de esos que se fijan más en si el nudo es Windsor o si la voz del candidato es contundente; de esos que confunden la seguridad en uno mismo con la prepotencia. Fueron ellos los que le pedían pruebas de su capacidad. Y él se las dio con creces.
Como no pase, palabrita, voy a ir a alguna clase de cualquiera de ellos para descubrir en qué consiste la genialidad.
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miércoles, 14 de marzo de 2007
Gafes (colaterales) del oficio
Bueno, bueno, bueno. Ayer tuvo tanto éxito entre mis millones de seguidores lo de los errores achacables a los periodistas, que hoy vamos a seguir con las meteduras de pata de los periódicos (con o sin intervención de los periodistas) y de otras publicaciones impresas. Como también alguien pedía pruebas testificales, voy a hacer un ciberesfuerzo para plasmarlos acá.
(Si usted es nuevo en este rincón, le recomiendo que primero lea lo publicado ayer para meterse en situación).
Vamos allá:
Queda claro, ¿no? Es fundamental limpiar el nombre de los desaparecidos.
Vamos a ver, señor gerente: si hubiera ido a clase el día que tocaba Resabiados en el Máster de Recursos Humanos se habría enterado de que a los linotipistas se les comunica su despido cuando han cumplido su jornada, no antes.
A mí no me parece caro. Cuarenta kilos por una casa con un ascensor de tres dormitorios es bastante asequible para ser tan señorial. (Y lo que fardas con las visitas, qué).
Pero bueno, ¿estos a quién ofrecen sus servicios, al propietario o al jetas?
Es lo que tiene eso de aplicarle el topiquillo test al entrevistado: que se desmadra y le sale el guarro suicida gastronómico que lleva dentro. Por algo es sincero.
Pues eso. Que me desgañito con mis alumnos para meterles en el coco que, en una publicación impresa, aunque parezca baladí, hay que cuidar hasta el mínimo detalle, hasta el último signo de puntuación. Y ellos me preguntan: "¿De verdad es tan importante una coma aquí que allá?". Y yo les contesto, deprimido, que tengo la casa hecha un desastre desde que dicté el anuncio clasificado por teléfono al comercial del periódico, dando por sentado que puntuaría como Dios manda. Pero mi anuncio salió publicado así:
SE NECESITA EMPLEADA DEL HOGAR INÚTIL. PRESENTARSE SIN REFERENCIAS.
Y ya se sabe que lo escrito va a Misa.
(Si usted es nuevo en este rincón, le recomiendo que primero lea lo publicado ayer para meterse en situación).
Vamos allá:
Queda claro, ¿no? Es fundamental limpiar el nombre de los desaparecidos.
Vamos a ver, señor gerente: si hubiera ido a clase el día que tocaba Resabiados en el Máster de Recursos Humanos se habría enterado de que a los linotipistas se les comunica su despido cuando han cumplido su jornada, no antes.
A mí no me parece caro. Cuarenta kilos por una casa con un ascensor de tres dormitorios es bastante asequible para ser tan señorial. (Y lo que fardas con las visitas, qué).
Pero bueno, ¿estos a quién ofrecen sus servicios, al propietario o al jetas?
Es lo que tiene eso de aplicarle el topiquillo test al entrevistado: que se desmadra y le sale el guarro suicida gastronómico que lleva dentro. Por algo es sincero.
Pues eso. Que me desgañito con mis alumnos para meterles en el coco que, en una publicación impresa, aunque parezca baladí, hay que cuidar hasta el mínimo detalle, hasta el último signo de puntuación. Y ellos me preguntan: "¿De verdad es tan importante una coma aquí que allá?". Y yo les contesto, deprimido, que tengo la casa hecha un desastre desde que dicté el anuncio clasificado por teléfono al comercial del periódico, dando por sentado que puntuaría como Dios manda. Pero mi anuncio salió publicado así:
SE NECESITA EMPLEADA DEL HOGAR INÚTIL. PRESENTARSE SIN REFERENCIAS.
Y ya se sabe que lo escrito va a Misa.
martes, 13 de marzo de 2007
Gafes del oficio
Es buen día para repasar a esos seres que haberlos haylos. A esos pobres que, se empeñen como se empeñen, las cosas les salen torcidas y provocan el yuyu en todos a cuantos rodean. Esta mañana, por aquello del martes y 13, una emisora invitaba a sus oyentes a contar historias de amigos y conocidos a los que el gafe les acompañara allá por donde pisaran. Y han contado historias desternillantes. Tan, tan buenas, que a la fuerza deben ser verdad porque es imposible inventárselas.
Lo del gaferío está incrustado en nuestra cultura tribual. En todas las culturas. Hay casos en los que llega a la tragedia, como ocurre en una secuencia, durísima, de Masters and commanders, que creo que esta noche la vuelven a echar (qué listos los de la tele, en martes y 13, alimentando la cosa).
En mi profesión, el periodismo, he conocido a pocos con ese marchamo social. Y hago este matiz del marchamo porque, a fuer de sincero, debería decir que he conocido a un puñado, si es que hay que juzgarlos por sus resultados, por la de proyectos que han mandado a hacer puñetas. Claro que, por ese rasero, hasta yo me puedo incluir.
Gafe, lo que se dice gafe, sólo conocí a uno, pero más por lo que contaban de él que por lo que yo viví. Era uno de mis primeros jefes y se le conocía por "el innombrable" porque, decían, pronunciar su nombre traía consecuencias. Y contaban historias, leyendas negras sobre él. Personalmente, lo más tétrico que le oí narrar, con infinita candidez, es que una noche se había cenado el cuenco de arroz y carne del perro, sin darse cuenta. "Pero estaba bueno".
Luego tenemos a los periodistas que, tarde o temprano, metemos la pata. O sea, todos. Y, si no, a ver quién tira la primera piedra. Alrededor de estos esporádicos cojos ya escribí hace tiempo en este mismo rincón, y no voy a volver a repetir lo que de diferente tiene una equivocación jocosa de otra de mala leche. Con el periodismo no se juega. De hecho, también recordé por entonces auténticas muestras de mala pata, en la que una serie de endiabladas coincidencias traen un resultado perverso y sin que haya posibilidad de encontrar culpable.
Pero seamos amables en tal día como hoy y riámonos sin mayores pretensiones con este puñado de textos que me ha hecho llegar un querido colega cazaerratas y que aquí expongo. A lo mejor más de uno ya los conoce, porque son de los que no dejan de rondar la red, pozo inagotable de saludables carcajadas:
Y, como se trata de reírnos, algunos profes ya recopilamos desde hace años algunas joyas con las que algunos de nuestros alumnos, de vez en cuando, nos regalan en sus reportajes de prácticas. Yo, personalmente, tengo predilección por la profunda reflexión sociológica que se esconde tras este arranque informativo: "La mayoría de los conductores prefiere aparcar su coche cerca del lugar al que se dirigen". [¿Estaré yo entre el 4,3% que prefiere dejarlo en el quinto cogno?].
Lo del gaferío está incrustado en nuestra cultura tribual. En todas las culturas. Hay casos en los que llega a la tragedia, como ocurre en una secuencia, durísima, de Masters and commanders, que creo que esta noche la vuelven a echar (qué listos los de la tele, en martes y 13, alimentando la cosa).
En mi profesión, el periodismo, he conocido a pocos con ese marchamo social. Y hago este matiz del marchamo porque, a fuer de sincero, debería decir que he conocido a un puñado, si es que hay que juzgarlos por sus resultados, por la de proyectos que han mandado a hacer puñetas. Claro que, por ese rasero, hasta yo me puedo incluir.
Gafe, lo que se dice gafe, sólo conocí a uno, pero más por lo que contaban de él que por lo que yo viví. Era uno de mis primeros jefes y se le conocía por "el innombrable" porque, decían, pronunciar su nombre traía consecuencias. Y contaban historias, leyendas negras sobre él. Personalmente, lo más tétrico que le oí narrar, con infinita candidez, es que una noche se había cenado el cuenco de arroz y carne del perro, sin darse cuenta. "Pero estaba bueno".
Luego tenemos a los periodistas que, tarde o temprano, metemos la pata. O sea, todos. Y, si no, a ver quién tira la primera piedra. Alrededor de estos esporádicos cojos ya escribí hace tiempo en este mismo rincón, y no voy a volver a repetir lo que de diferente tiene una equivocación jocosa de otra de mala leche. Con el periodismo no se juega. De hecho, también recordé por entonces auténticas muestras de mala pata, en la que una serie de endiabladas coincidencias traen un resultado perverso y sin que haya posibilidad de encontrar culpable.
Pero seamos amables en tal día como hoy y riámonos sin mayores pretensiones con este puñado de textos que me ha hecho llegar un querido colega cazaerratas y que aquí expongo. A lo mejor más de uno ya los conoce, porque son de los que no dejan de rondar la red, pozo inagotable de saludables carcajadas:
- Dos individuos propinaron una paliza de nacionalidad colombiana (...)
- Tiene daños cerebrales en el hígado, intestinos, vejiga y pérdida de visión
- Una fractura, en el dedo derecho del pie pequeño, le impide jugar
- (...) la acusación particular pedía un año de cáncer y una indemnización (...)
- Hasta 1.150 millones de euros se puede ahorrar al año un comprador madrileño que se preocupe por buscar los mejores precios (...)
- Condenan a 8 de los 3 acusados por el secuestro de (...)
- (...) que había en la casa de la víctima. Luego, en el registro efectuado en la casa de esta mujer se hallaron otras 57.000 personas
- Patricia Gaztañaga, toda una experta en estas lides que celebra 500 años en antena de su programa (...)
- Seis de cada cuatro canarios creen que el Gobierno (...)
- Un bebé de 21 años resultó ileso tras caer (...)
- Se espera que para los referidos eventos lleguen a la provincia unos 600 congresistas, 320 deportistas, 120 voluntarios, 150 dirigentes, 30 árbitros y reúnan unos 25 espectadores
- La Corporación (...) aprobó sacar a subasta una parcela municipal de 1.500 metros cuadrados (...) por 36.000 euros cuadrados, para que un empresario pueda instalarse
Y, como se trata de reírnos, algunos profes ya recopilamos desde hace años algunas joyas con las que algunos de nuestros alumnos, de vez en cuando, nos regalan en sus reportajes de prácticas. Yo, personalmente, tengo predilección por la profunda reflexión sociológica que se esconde tras este arranque informativo: "La mayoría de los conductores prefiere aparcar su coche cerca del lugar al que se dirigen". [¿Estaré yo entre el 4,3% que prefiere dejarlo en el quinto cogno?].
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domingo, 11 de marzo de 2007
Pues anda que tú
Me voy a callar un rato, no tres minutos, un rato, por respeto y recuerdo a 191 personas que dejaron de vivir hoy hace tres años porque una cuadrilla de enfermos, invocando a llamados redentores de ese dios que es imposible que exista si es que niega la pluralidad y la libertad, los asesinó.
Me voy a callar un rato, porque como afortunadamente viajo y conozco mundo, sé lo que es la miseria, la incultura, la necesidad, la ausencia de futuro inmediato. Sé lo que es que un pueblo sufra, de verdad, que sufra. Que mendigue. Y me acuerdo de ellos, y me callo, cuando veo que un pueblo como éste, con todos los patrimonios necesarios para progresar y ayudar a los desheredados de la Tierra, se concentra en escuchar a dirigentes impresentables, de todo color y condición, capaces de sacarse los ojos por un puñado de votos, por un egoísmo extremo, por aprovechar los hechos en beneficio propio y no en beneficio de la sociedad. El diálogo que les cuadra es:
-¿Qué ha ocurrido?
-Algo que nos beneficia.
Me da miedo, y tristeza, contemplar este panorama de bienestar al que acuden esos desheredados con toda la esperanza en sus ojos. Y sí, vienen a un país donde es más fácil llegar a final de mes, pero es un país que entierra a 191 personas que no han vivido, y concentra su esfuerzo no en que no vuelva a pasar, sino en aprovechar de forma torticera su muerte. Capaces de mezclar el Chaos con el caos por ese puñado de votos.
Me quedo con la Justicia, en la que creo y creo que está haciendo lo que debe. Pero me entran lágrimas cuando veo, un día tras otro, que este pueblo, el mío, el de ellos, no tiene una pizca de políticos que se lo merezcan.
Me voy a callar un rato. Voy a rogar en silencio por ellos, por todos ellos. Por todos ellos.
miércoles, 7 de marzo de 2007
Día de premios
Hoy ha sido día de premios en mi Universidad. Aunque es 7 de marzo y la Iglesia recuerda a Perpetua y Felicidad, Sátiro, Revocato, Saturnino, Secúndulo, Julián, Eubulo, (mártires); Teofilacto, Gaudioso, Pablo, (obispos); Pablo el simple; Teresa Margarita del S. C., (virgen), en la Facultad de Comunicación hemos colado de rondón a nuestro patrono, San Francisco de Sales, al que por santoral le toca el 24 de enero, fecha en la que, por calendario académico -exámenes-, cualquiera se atreve a celebrar.
En fcom entregamos este día el Premio Brajnovic, que anualmente se concede a un profesional de la comunicación cuya trayectoria haya destacado por una sólida defensa de la dignidad de las personas y los valores humanos de libertad, tolerancia y solidaridad. Este año, el premio se le ha otorgado al cineasta polaco Krzysztof Zanussi, quien, en su discurso de agradecimiento, ha dicho cosas muy interesantes acerca de la libertad y de la cultura. Muy, muy interesantes.
A la par, (mismo día, misma hora, misma Universidad), en la Facultad de Derecho se entregaba el octavo premio que esta Universidad creó en memoria de mi padre, que se fue por las buenas el 27 de octubre de 1995.
Mi padre era, es, Francisco de Asís Sancho Rebullida. Cuando él comenzaba a estudiar Derecho, en Zaragoza, el profesor pasaba lista y, llegado su turno, dijo: "Fernando Sánchez Rebolledo" y un buen amigo suyo, sentado a su vera, dijo en voz alta: "Ni una".
Eso de equivocarse con él sería impensable que volviera a ocurrir. Es un reconocido maestro de generaciones de juristas y yo no soy yo, desde siempre, porque soy 'el hijo de Francisco Sancho Rebullida'. Qué honor. Ha enseñado a todo el espectro ideológico imaginable de profesionales del Derecho, a miles de ellos... y hoy es el día en que sigo esperando oír a uno solo, directa o indirectamente, hablar mal de él (la oreja la tengo mojada -empapada- de 'maestro', 'sabio', 'paciente', 'tolerante', 'justo', 'honrado'... Gracias, aita, por predicar con el ejemplo).
Ya catedrático de Derecho Civil, y con plaza en Canarias, puso el intermitente y se vino para Pamplona en 1961, en donde se convirtió, sin buscarlo, en una de las vigas maestras en los albores de esta Universidad. Es desde entonces que tenemos, como decía él, un bifrontismo aragonés-navarro. Pero no hagamos historia, que tiempo habrá.
Yo le tengo en la retina todos los días. Y le doy las gracias porque entendió que el Periodismo era mi vocación, que no el Derecho, y me dio carrete. Se casó conmigo y con Ana y se le cayó la baba con las nietas que le dimos; con Paula, con la que se estremeció al verla correr por primera vez y casi llora al decir "igual, igual que su abuela", mi madre, que se nos había adelantado en Reyes del 85; con Berta, con la que se moría de risa por su surrealismo:
-Abuelo, cántame tal canción.
-Cariño, pero es que no me la sé.
-Abuelo, a ver cómo no te la sabes.
Un premio es poco.
En fcom entregamos este día el Premio Brajnovic, que anualmente se concede a un profesional de la comunicación cuya trayectoria haya destacado por una sólida defensa de la dignidad de las personas y los valores humanos de libertad, tolerancia y solidaridad. Este año, el premio se le ha otorgado al cineasta polaco Krzysztof Zanussi, quien, en su discurso de agradecimiento, ha dicho cosas muy interesantes acerca de la libertad y de la cultura. Muy, muy interesantes.
A la par, (mismo día, misma hora, misma Universidad), en la Facultad de Derecho se entregaba el octavo premio que esta Universidad creó en memoria de mi padre, que se fue por las buenas el 27 de octubre de 1995.
Mi padre era, es, Francisco de Asís Sancho Rebullida. Cuando él comenzaba a estudiar Derecho, en Zaragoza, el profesor pasaba lista y, llegado su turno, dijo: "Fernando Sánchez Rebolledo" y un buen amigo suyo, sentado a su vera, dijo en voz alta: "Ni una".
Eso de equivocarse con él sería impensable que volviera a ocurrir. Es un reconocido maestro de generaciones de juristas y yo no soy yo, desde siempre, porque soy 'el hijo de Francisco Sancho Rebullida'. Qué honor. Ha enseñado a todo el espectro ideológico imaginable de profesionales del Derecho, a miles de ellos... y hoy es el día en que sigo esperando oír a uno solo, directa o indirectamente, hablar mal de él (la oreja la tengo mojada -empapada- de 'maestro', 'sabio', 'paciente', 'tolerante', 'justo', 'honrado'... Gracias, aita, por predicar con el ejemplo).
Ya catedrático de Derecho Civil, y con plaza en Canarias, puso el intermitente y se vino para Pamplona en 1961, en donde se convirtió, sin buscarlo, en una de las vigas maestras en los albores de esta Universidad. Es desde entonces que tenemos, como decía él, un bifrontismo aragonés-navarro. Pero no hagamos historia, que tiempo habrá.
Yo le tengo en la retina todos los días. Y le doy las gracias porque entendió que el Periodismo era mi vocación, que no el Derecho, y me dio carrete. Se casó conmigo y con Ana y se le cayó la baba con las nietas que le dimos; con Paula, con la que se estremeció al verla correr por primera vez y casi llora al decir "igual, igual que su abuela", mi madre, que se nos había adelantado en Reyes del 85; con Berta, con la que se moría de risa por su surrealismo:
-Abuelo, cántame tal canción.
-Cariño, pero es que no me la sé.
-Abuelo, a ver cómo no te la sabes.
Un premio es poco.
martes, 6 de marzo de 2007
El burro y Gabo
El burro soy yo. El burro por delante pa que no sespante. Porque soy el primero en acusarme de haber caído en la tentación de utilizar su maestría en beneficio propio. Cuando escribí aquella crónica sobre lo del intento de golpe de Estado que presencié en Venezuela, abril de 2002, no pude evitar que mis manos teclearan como arranque:
Yo descubrí Cien años de soledad en mi adolescencia devoralibros, cuando no tenía ni pajorela idea -ni me importaba- quién era el autor. No me la enseñaron en Literatura -qué tiempos-, sino que fue mi tía Julia quien me la presentó, algo que nunca podré pagarle. Esa montaña de páginas me separó el antes del después.
Durante muchísimo tiempo -como una especie de reencuentro con él, conmigo- me propuse, y conseguí, hacerme una revisión literaria periódica, que consistía en volver a leer esa su mi obra maestra cada dos años. Ahora llevo cuatro o cinco que no lo hago y hoy, aunque solo sea para felicitar a ese endiablado y adorado maestro, me prometo rescatar mi sobada edición de los Cien de la estantería y sumergirme en el mágico mundo que me regaló hace tantos años. No necesito una nueva edición revisada. Para revisor, servidor.
Tres años después, frente al pelotón que le estaba prendiendo, el teniente coronel Hugo Chávez Frías debió recordar aquella fecha gloriosa en la que al jurar como presidente sintió tocar el cielo. Venezuela era entonces (...)Gabo cumple hoy ochenta años de vida. Muchos de ellos, soportando que periodistas sin demasiado cerebelo -como servidor- fusilaran, si no a sus Buendías, sí a sus construcciones narrativas. Siento haberme aprovechado de sus palabras para mi propio relato, pero bueno, diré en mi descargo que no me quedó mal, que no me arrepiento, que era un homenaje, que me siento menos culpable de lo que deberían sentirse las pléyades de periodistas que llevan demasiados años titulando sus textos, mayormente, daquesta forma:
- Crónica de una (destitución, crisis, derrota, opa) anunciada
- El (ministro, presidente, concejal, traidor, tránsfuga) no tiene quien le escriba
- El (televidente, entrenador, accionista, profesor, jugador, socialismo) en su laberinto
- (Diez, Veinte, Treinta, Cuarenta, Cincuenta, Sesenta, Setenta, Ochenta, Noventa, Mil) años de soledad
- El otoño del patriarca (así, a palo seco, para aplicar a cualquier mandamás al que se le apaga -o apagan- su estrella)
- Relato de un (prófugo) (pena de tránsfugo, otra vez)
- Memoria de mis (rutas, frutas) tristes
- El (pacto, perdón, progreso, héroe) en los tiempos de cólera
Yo descubrí Cien años de soledad en mi adolescencia devoralibros, cuando no tenía ni pajorela idea -ni me importaba- quién era el autor. No me la enseñaron en Literatura -qué tiempos-, sino que fue mi tía Julia quien me la presentó, algo que nunca podré pagarle. Esa montaña de páginas me separó el antes del después.
Durante muchísimo tiempo -como una especie de reencuentro con él, conmigo- me propuse, y conseguí, hacerme una revisión literaria periódica, que consistía en volver a leer esa su mi obra maestra cada dos años. Ahora llevo cuatro o cinco que no lo hago y hoy, aunque solo sea para felicitar a ese endiablado y adorado maestro, me prometo rescatar mi sobada edición de los Cien de la estantería y sumergirme en el mágico mundo que me regaló hace tantos años. No necesito una nueva edición revisada. Para revisor, servidor.
viernes, 2 de marzo de 2007
Gastronomía y algo más
Ya estoy en la cuenta atrás para regresar. Me espera un viaje de campeonato: salgo el sábado a las 6 de la mañana (las 10 en España) y llegaré a casa como a las 6 de la tarde... ¡del domingo! Vaya meneo. Entre otras cosas, me pierdo el cumple de Eneko (¡felicidades, compadre!). Me pierdo, fundamentalmente, sus estupendas meriendas de cumpleaños. Así que, para consolarme, os dejo algunas migajas de lo que han sido estos días gastroparaguayos.
Tragos...
Hilarión nos prepara un traguito "para relajar, que los señores han tenido un día duro". Es uno de nuestros amigos, de nuestros imprescindibles habitantes del Hotel Chaco. Para mí que, con tanto tiempo como llevamos viniendo por acá, nos consideran de su familia. Es un hotel que sobre todo es, cómo diría, acogedor, confortable, de tintes clásicos pero en el siglo XXI (escribo esto desde mi habitación gracias al wifi. Bueno, echadle un vistazo)....carne...
Óscar, Carolina, Norma, Óscar y Armando. Cenamos en El Quincho, la parrillada del Club Centenario, aprovechando que al día siguiente era feriado. ¡Santo Dios, cómo comen carne estos paraguayos! (...bueeeno, y sus invitados). Y los cortes, a lo grande: en mi vida he masticado tanto....pescado...
Emigdio y Marcos están a punto de servirnos el surubí, un pescado delicioso del que repetimos y repetimos en nuestras estancias paraguayas. Tan feo como sabroso. Que se puede preparar de mil maneras; pero a Armando y a mí nos suele gustar a la parrilla, con verduras y papas. Marcos, una vez, hasta se inventó el 'surubí a la española', surrealismo total, a base de una salsa como que de pimiento y tomate. Pero bueno: está bueno....y pescado
Y, de postre, un mal trago, porque esto empieza a no tener gracia. Los que recuerden a los hombres de negro que me vigilan sabrán que me hizo gracia. Pero que la cosa va en serio, tú. Han pasado la información a su mandamal y, éste, a su Army, glups. Puede que ya me hayan localizado con sus satélites. Armando dice que, por si acaso, no se vuelve a alojar en ningún hotel conmigo. Por si los obuses.jueves, 1 de marzo de 2007
Los héroes del Paraguay
El 1 de marzo es festivo (feriado) en el Paraguay. Celebran el Día de los Héroes. Un día triste. Un día, en 1870, en que a punto estuvieron de desaparecer como país, después de ser derrotados, aniquilados, en la Guerra de la Triple Alianza. Argentina, Brasil y Uruguay arrasaron el país en una confrontación que había durado algo más de cinco años y que terminó, el 1 de marzo de 1870, con la batalla de Cerro Corá. Cuentan que las últimas palabras del Mariscal López, antes de recibir el definitivo disparo, fueron "Muero con mi patria", en alusión a lo que él pensaba que iba a ocurrir: que los tres vencedores se repartirían lo que quedaba de su país. El panorama tras su muerte y la de sus últimos soldados (409 inválidos, ancianos y niños, frente a 4.500 enemigos bien pertrechados) era desolador: un Paraguay en una auténtica ruina, económica y demográfica. La figura del mariscal sigue siendo, hoy, controvertida: héroe nacional o descerebrado suicida que arrastra a un pueblo hasta el abismo del nunca retorno.
No quiero, ni debo, hacer política. Dejo al mariscal descansando en paz, mientras una banda militar no me deja descansar en paz a las 6:53 (a.m.) porque desfila delante de mi hotel hasta el Panteón para rendir honores a los héroes de la patria.
No hablaré de ellos, de los héroes... aunque sí. Son héroes, fiesta nacional, y debo rendirme a su memoria porque a ella se rinden mis amigos de este trozo terrenal. Estos amigos -que son con los bolivianos los únicos que no ven el mar en este continente, pero que tienen dos ríos, el Paraná y el Paraguay, obsesión del tráfico comercial internacional- que saben que arrastran una condena milenaria por un delito que cometieron sus ancestros, nuestros ancestros: la ambición, la destrucción. País que hoy, por no tener, no tiene ni raíces indígenas por esa matanza indescriptible de 1865-1870. Repoblados. Maldita Historia.
A portada hemos traído hoy a los héroes paraguayos de hoy, -que son todos, menos los miles que viven del aparato del Estado y no quieren ni educación ni progreso, porque sería su parásita muerte-. Hemos retratado a 'Picho' Cañiza, del interior, que se gana la vida en Asunción arrastrando mercancías por el mercado. Un trabajador incansable al que no le adorna ningún mérito especial. Solo trabajador. Como (casi) todos los demás. Paraguay tiene más héroes de los que se imagina, pero están dormidos.
No quiero, ni debo, hacer política. Dejo al mariscal descansando en paz, mientras una banda militar no me deja descansar en paz a las 6:53 (a.m.) porque desfila delante de mi hotel hasta el Panteón para rendir honores a los héroes de la patria.
No hablaré de ellos, de los héroes... aunque sí. Son héroes, fiesta nacional, y debo rendirme a su memoria porque a ella se rinden mis amigos de este trozo terrenal. Estos amigos -que son con los bolivianos los únicos que no ven el mar en este continente, pero que tienen dos ríos, el Paraná y el Paraguay, obsesión del tráfico comercial internacional- que saben que arrastran una condena milenaria por un delito que cometieron sus ancestros, nuestros ancestros: la ambición, la destrucción. País que hoy, por no tener, no tiene ni raíces indígenas por esa matanza indescriptible de 1865-1870. Repoblados. Maldita Historia.
A portada hemos traído hoy a los héroes paraguayos de hoy, -que son todos, menos los miles que viven del aparato del Estado y no quieren ni educación ni progreso, porque sería su parásita muerte-. Hemos retratado a 'Picho' Cañiza, del interior, que se gana la vida en Asunción arrastrando mercancías por el mercado. Un trabajador incansable al que no le adorna ningún mérito especial. Solo trabajador. Como (casi) todos los demás. Paraguay tiene más héroes de los que se imagina, pero están dormidos.
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