jueves, 29 de enero de 2009

Metro se hace el sueco

Los diarios gratuitos entraron a empapelar (literalmente) las ciudades y (metafóricamente) a los editores españoles. A Metro, nacido en Estocolmo en 1995 y que llegó con sus ediciones a España en 2001, le correspondió el honor de inaugurar la invasión de andenes, cafeterías y aceras de las principales ciudades con unos periódicos que proclamaban su gratuidad bajo la consigna de ¿por qué pagar por leer prensa? El gran invento sueco consistía en hacer frente al nuevo modelo informativo implantado en la era internet: un 'producto' ligero, moderno y rentable a base de publicidad y solo publicidad. Un modelo que, decían, eran incapaces de implantar los editores de lo que llamaban "prensa tradicional".

En febrero de 2004 tuve un largo encuentro con Carlos Oliva-Vélez, director general de 'Metro News SL', la empresa responsable de las publicaciones de 'Metro Internacional SA' para Europa del sur y América Latina. En plena euforia del gratis total, en continua expansión, este argentino afincado en Barcelona solo encontraba bondades para su negocio. ¿Las claves del éxito? "La calidad del contenido informativo y la neutralidad ideológica". Para él, los lectores y, especialmente, los jóvenes, mantienen una relación distante con la empresa del papel ya que asumen que la información que les llega se encuentra “saturada de inyección ideológica”, por lo que muestran una “actitud escéptica a la politización de la noticia”. Argumentos, todos, discutibles, empezando por el de la calidad informativa: en diseño, notable alto, pero en contenido... en fin. Y en cuanto a la neutralidad, solo haré una consideración: una cosa es impregnar la información de ideología (en donde en más de un caso no le falta razón) y otra muy distinta es informar de una masacre terrorista con el mismo Ph que de la colocación de dos semáforos en la Plaza Mayor. Sería largo de escribir, y no es el caso, de hasta dónde debe un medio practicar la neutralidad.

Pero Metro no vino a hacer competencia a los periódicos de pago, no. Vino a montar un mercadillo al lado de los kioscos para colocar imitaciones de marca con apariencia de autenticidad. Y es ahí donde montó un negocio tan fácil como lucrativo y que pronto encontró seguidores para levantar su correspondiente chiringuito. En ese febrero de 2004, hace ahora cinco años, Oliva-Vélez declaraba que la cosa iba viento en popa y venga de expansiones, que había pasta por un tubo, que los beneficios crecían geométricamente. El mercadillo. ¿Y quiénes fabricaban la mercancía? Pues mucho me costó arrancarle que "periodistas" pero, a fuerza de insistir, aquellas Redacciones fueron quedándose en cuatro profesionales ayudados, eso sí, por nubes de becarios y textos rebotados por agencias de noticias de Metro Internacional SA.

Bajo la apariencia de sólidos negocios periodísticos, al final se va desvelando que Metro está en el sector prensa como podía estarlo en el de ladrillos, si Santa Calculadora así lo revelara. Lo que hace cinco años era "una solidez del negocio que nos hará seguir creciendo", hoy jueves 29 de enero es una crisis insuperable la que obliga a la multinacional 'Metro Internacional SA' al cierre de sus siete diarios en España y al despido de sus 83 trabajadores, "en su mayoría periodistas". Vamos, que a la vista está: una solidez digna de la casa de los tres cerditos.

A mí, lo que de verdad me inquieta es la facilidad con que nos creemos las milongas de los vendedores de humo mientras se entierran en beneficios... y la insensible indiferencia con la que aceptamos sus decisiones arbitrarias de echar el pestillo porque la vaca no da más leche. Los que se hicieron ricos a costa de todos hoy mandan al paro, bajo el amparo de San Argumento de la Crisis que todo lo puede, a un puñado de inocentes peones. Y aquí no pasa nada, sigue sin pasar nada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo el mes en el que desembarcaron 20 minutos y Metro en Zaragoza, con ediciones locales. Septiembre de 2003. 2º de Bachillerato. El colegio -Compañía de María- se llenaba de periódicos cada mañana. Y se leían. Lo nunca visto.

Como luego reconoció Arsenio Escolar, por entonces se parecían mucho más a los periódicos de pago, pero ya marcaban las lógicas distancias. Unos más que otros: el '20' encontró su voz propia. Aquello parecía un periódico. Y se encontró con la ventaja del que llega primero. No te quita problemas, pero quizá siendo líder es todo un poco menos complicado.

Luego aterrizaron Qué Zaragoza y ADN Aragón -dirigido ahora este último por una ex jefa mía genial-. Todos aportan cada día su granito de arena al periodismo local. Seguramente, con periodistas peor pagados, pocos medios y menos paginación que los de pago, pero con una repercusión enorme si nos fijamos en la ratio nº periodistas/nº lectores. Diarios más frescos y leídos por más mujeres, más jóvenes y más inmigrantes.

Y dicho todo esto, te doy la razón. Ya basta de gestionar empresas de comunicación como si fueran churrerías.

Metro siempre fue el más McDonaldizado (no encuentro el enlace del concepto, pero no es mío), y ahora es el primero que cierra. Solo espero que, al menos, esta muerte periodística sirva para que los demás sigan viviendo.

Anónimo dijo...

Creo que fue Herman Melville el que dijo que no tenía sentido escribir únicamente para ganar dinero. La frase puede parecer una obviedad, pero dibuja una elocuente frontera. Hay intereses oscuros e inconfensables detrás de algunos periódicos, pero siempre serán más periódicos que aquellos que deben su existencia al mercantilismo puro y duro.
Zalduendo

Anónimo dijo...

No es para tanto, en un gratuito también se puede hacer periodismo, eso sí, depende de que les/nos dejen.

David

Anónimo dijo...

Pacotto, acabo de hacerme seguidor de este blog!