viernes, 20 de noviembre de 2009

El borde de la pornografía infantil

Un ejemplo de que estamos sofronizados y políticamente casi de acuerdo (ay, qué poco han cambiado las cosas desde el Frente Judaico de Monty Python) es que nadie mueve un músculo ante definiciones como ésta:

El Día del Niño o Día Universal del Niño es un día consagrado a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo y destinado a actividades para la promoción del bienestar y de los derechos de los niños del mundo. En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño y sugirió a los gobiernos estatales que celebraran dicho Día en la fecha que cada uno de ellos estimara conveniente. La ONU celebra dicho día el 20 de noviembre, en conmemoración a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

Pero mañana, 21 de noviembre Día Internacional de la Televisión, nos quedaremos mirando para otro lado. Pasa el Día del Niño y como mucho hojearemos revistas que hablen, de pátina, del niño guerrero que mata porque los bordes mandan, de los niños rotos por los bordes, de los niños que abordan. Los bordes ocupan el espacio central de la sociedad y, desde 1954, los Humanos Unidos los combatimos con un arma poderosa: consagrar un día a la concienciación de la problemática.

Los niños no matan, los niños no secuestran, los niños no son putas. Imposible.

¿Cuántos niños que hoy han sido violados, drogados, manipulados, maltratados, explotados, humillados, denigrados, asesinados, heridos, utilizados, destrozados se habrán enterado de que era su día? Dentro de un año volveremos a recordarles, y seguro que para entonces ya se les habrá pasado el disgusto.

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