Hay que reinventar los diarios, sí, pero hay que hacerlo, como mínimo, con el mismo ímpetu, coraje, creatividad y optimismo como el invertido por ese puñado de intrépidos periodistas, comandados por Javier Errea y Álvaro Gil, para organizar los congresos ÑH. O sea, con pocos duros y mucho talento. Y mucho trabajo, de ese que en segundos se escurre entre los créditos del final pero que encierra una montaña de horas, un giga de correos y un router de llamadas y gestiones, de sonrisas sinceras y otras forzadas porque hay que plegarse a las exigentes tonterías de algún divo o arrancar una rebajica en el hotel. Hay que trabajar, vamos, con premeditación y tozudez en lo que se quiere y en lo que se cree.
En Zaragoza, en la quinta edición del Congreso ÑH, lo mejor del diseño periodístico de España y Portugal 2008, hemos cumplido el principal objetivo, que era pasárnoslo en grande, vernos, cotillear y, si eso, hablar algo de periodismo entre descanso y descanso. Como ya publiqué el programa dos entradas más abajo, me ahorro repetirlo, pero refresco que entre los ponentes no había nivel sino nivelazo. Y ahí empezaron mis problemas porque, salvo honrosas excepciones, el ambiente discursivo enfilaba hacia un resignado pesimismo sobre el presente y futuro de los periódicos, hasta el extremo de que, en algún momento, me acordé del tipo que se cayó de un décimo piso pero que cuando iba por el quinto tranquilizó a los presentes con un "por ahora va bien". Sospechas, pues, de que cierta sílaba del título del congreso ('Reinventar los diarios') corría peligro.
Y tuvo que ser, que ya es, uno de mis ídolos el encargado de romper el hielo. [Tiro por la culata: me dejó helado]. Simon Kelner, el director y editor jefe que hizo del británico The Independent un referente de creatividad, que arriesgó y ganó con nuevas fórmulas en el día a día a lectores nuevos y fidelizó a los viejos, vino a decirnos que sí, que hay futuro para los diarios, pero... convertidos en grandes almacenes donde la información se deja en la planta de saldos. Kelner fue muy hábil dibujando el mapa de los problemas pero preocupante apuntando soluciones. Los periódicos (¿alguien lo dudaba a estas alturas?) necesitan nuevos contenidos que gusten a los lectores, tienen enfrente a los gratuitos y a internet, acusan la crisis económica y emplean a mucha gente para hacer un producto al día, con mucha tecnología pero poca evolución en el proceso y el contenido. Vale, vale. ¿Y? Pues que ahí empezó el tembleque. Para Kelner, los diarios tienen futuro porque así se demostró el día de la victoria de Obama, cuando los periódicos dispararon sus ventas (lo cual, me lleva a pensar, sería un dato para tener en cuenta si las elecciones en Estados Unidos fueran semanales). Y siguió aportando actuaciones puntuales y de mercadeo que poco tienen que ver, en mi opinión, con los problemas que arrastra la prensa. De acuerdo, las portadas son un buen escaparate, y no digamos regalar cedés, pero me da la impresión de que son soluciones a lo sísifo, las que ya aplicábamos en la prensa de los noventa y hasta hoy. Maquillaje, peluquería, modelín pijo pero ni hablar de dieta sana, rica y equilibrada en el contenido. En dos palabras, pre ocupante.
Menos mal que el siguiente invitado, Peter Leijten, editor de nrc.nxt, un periódico holandés hijo del yayo NRC Handelsblad, vino a devolvernos el optimismo y a abrirnos de verdad nuevas ventanas a los contenidos en busca de lectores jóvenes y cultos.
En este momento de su narración, Paco Sch... vio aparecer la cena e interrumpió discretamente su relato.
1 comentario:
Estaba esperando un análisis de estos, Paco.
Gracias y sigo esperando los siguientes capítulos.
Un abrazo,
Oier. ;D
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